El caso Gabriele Münter: el museo Thyssen redescubre a la pintora expresionista con su primera exposición fuera de Alemania
'Autorretrato', de Gabriele Münter (1909-1910). Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024 |
¿Cuántas veces se ha paseado por un museo y se han sentido maravillas por una sola imagen? Es lo que suele ocurrir cuando se encuentra la obra de Gabriele Münter (Berlín, 1877), a la que quizá se haya tenido la ocasión de ver en el Museo Thyssen Bornemisza, en Madrid, con su famoso Autorretrato (1909-10). En él, la fuerza expresiva que plasma con trazos decididos y los colores fuertes y brillantes con los que pinta el rostro destacan dentro de la extensa colección de expresionismo alemán que alberga el museo y ejemplifican el carácter de esta mujer fuerte e independiente que una vez dijo sobre su propio arte: “destaco lo expresivo de la realidad; la represento sin rodeos ni florituras”.
Münter, que llegó a ser una de las fundadoras del grupo Der Blaue Reiter (El Jinete Azul) –uno de los grupos expresionistas alemanes más importantes– forma parte de una esas mujeres ignoradas por la historiografía, que la relegó a un complemento del que fue su pareja, el pintor Vasily Kandinsky. “A los ojos de muchos, yo solo era un acompañamiento innecesario para Kandinsky. Es muy fácil olvidar que una mujer puede ser una artista creativa con un talento real y original propio”, escribía la propia Münter en su diario, consciente del papel que le otorgaban algunos críticos. Algo que ha empezado a cambiar en los últimos años, en los que se ha comenzado a exponer su obra de forma individual en su país natal, Alemania.
‘Niña en la calle’, de Gabriele Münter (1900). Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024
Ahora, el Museo Thyssen Bornemisza reivindica su figura con la primera retrospectiva de su obra en España que abrirá sus puertas el día 12 de noviembre y que podrá visitarse hasta el 9 de febrero de 2025. "Nos interesaba poder profundizar en la única artista expresionista alemana
que teníamos en la colección", apunta la comisaria de la exposición, Marta Ruiz del Árbol. “nos llamó la atención lo desconocida que era en nuestro país pese a ser una de las figuras más decisivas del expresionismo alemán y por eso queríamos destacar la originalidad y la independencia de Münter, obviando las lecturas anteriores que subordinaban su obra a la de Kandinsky”.
La exposición abarca la obra de la artista a través de 145 pinturas, fotografías, grabados y dibujos. Comienza con algunos de sus autorretratos y continúa con el viaje que Gabriele Münter, huérfana a sus 20 años, realizó a Estados Unidos para conocer los orígenes de sus padres, inmigrantes alemanes que se habían criado en el país norteamericano. Allí pudo experimentar con una de las primeras Cámara Kodak portátiles que salieron al mercado. Esto supuso una novedad bastante importante para Münter, que comenzó a tomar fotos retratando la sociedad estadounidense con una mirada tan moderna que sorprende. “La cámara de fotos se convertiría un poco en su maestra y educará su mirada”, apunta Ruiz del Árbol. “En estas fotografías ya se pueden observar las formas que se verán más tarde en sus pinturas como por ejemplo la manera analítica de diseccionar el espacio”. Algún ejemplo de esta relación entre fotografía y pintura puede comprobarse en la manera en que su sombra aparece en las fotos, y que luego replica en cuadros como Paseo en barca (1910).
A su vuelta de América, en 1901 decidió comenzar su formación artística, y como en aquella época a las mujeres no se les estaba permitido estudiar en la Academia de Bellas Artes, Münter ingresó en la escuela de arte privada Phalanx de Múnich. Allí conoció a Vasily Kandinsky, que sería su profesor. Una relación que comenzaría como maestro y alumna y que se convertiría en un noviazgo, pese a que él estaba casado. Juntos viajarían a París, donde se empapó de las obras de los postimpresionistas como Van Gogh, Gauguin, los fauvistas y Matisse, unas influencias que serían más que notables en su obra posterior.
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