lunes, 27 de diciembre de 2021

ARTE ONLINE

 

La primera exposición de arte online en España que sólo permite bitcoins



El arte no hace más que reinventarse. Si durante la pandemia del coronavirus hemos podido asistir a exposiciones online alrededor del mundo, conocer obras y artistas que de otro modo habría sido imposible, ahora hemos descubierto ‘Gates’, una exposición online con un toque futurista, y es que sólo permite pagar en bitcoins.


Misael del Rosario, nacido en Gran Canaria en 1980, es la cara detrás de este conjunto de 12 piezas a través de las cuales busca acercar las realidades interiores del ser. ‘Gates’ pretende crear un diálogo simbólico que afecta directamente a las zonas menos transitadas de nuestro inconsciente. «Como artista, toda mi obra nace de la integración de símbolos a través de la experimentación y la intención. Asimilando su información a través de su estudio, rituales, meditación, viajes y otros procedimientos menos ortodoxos», explica.


Pero las obras no se quedan ahí. La numerología tiene también una especial relevancia en las piezas de Misael. De hecho, cuando comenzó el proyecto lo hizo con la intención de crear exactamente 12 obras.


«El 12 es un número que despierta la totalidad cósmica manifestada en el mundo espacio temporal. Marca el ciclo completo que se repite», explica. «Las 12 apariciones de la luna en un año solar personifican los ‘ejércitos’ del cambio. Los 12 apóstoles, los 12 patriarcas o las 12 tribus de Israel«.




La exposición y venta estarán disponible en la web 12gates.online. En ella, se podrá observar en detalle cada una de las obras y el usuario que quiera podrá adquirirlas. Las doce piezas estarán también a la venta en formato baraja de tarot (cada obra siendo una carta), que se venderá dentro de un libro con su respectiva explicación y el manifiesto de la muestra.



¿Por qué comprar arte con bitcoins?

La peculiaridad de esta muestra reside en que las transacciones económicas para comprar las obras se harán, por primera vez en España, a través de bitcoins. Para Misael, en su idea de ‘nuevo realismo’, determina como componente necesario del discurso que la obra se adquiera con dinero del futuro.



COOL


RECUERDOS DE MAR Y PIEDRA

 

El Gaiás muestra la belleza y la historia del Camino Portugués a través de las imágenes de 42 de los fotógrafos más destacables del último siglo y medio


A través de 120 imágenes y la mirada de 42 fotógrafos, ‘El Camino Portugués. Recuerdos de mar y piedra' dialoga entre la fotografía del pasado y una mirada actual a las realidades y paisajes que conforman este itinerario histórico y cultural


El conselleiro de Cultura, Educación y Universidad, Román Rodríguez, inauguró  en el Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura El Camino Portugués. Recuerdos de mar y piedra, una exposición compuesta de una selección de 120 fotografías del siglo XIX al XXI que recorren el Camino desde Oporto a Santiago de Compostela de la mano de figuras consagradas y emergentes del arte fotográfica.

El titular de Cultura del Gobierno gallego destacó en la inauguración de la muestra la manera en que este recorrido expositivo “se aproxima a la riqueza paisajística y monumental del Camino Portugués para hacernos nuevamente conscientes de su valor patrimonial e invitarnos la redescubrilo con los ojos de quien lo mira por primera vez”. El acto contó además con la participación de la comisaria de la exposición, Lucía Laín, y la presencia del secretario general de Cultura, Anxo M. Lorenzo, la comisaria del Xacobeo, Cecilia Pereira, y la directora general del Patrimonio Cultural, María del Carmen Martínez Ínsua, además de varios de los fotógrafos presentes en esta muestra.

En este sentido, destacó el conselleiro, “grandes figuras del arte fotográfica a ambas orillas del Miño y artistas de orígenes diversas que transitaron por los senderos de esta ruta histórica”. A través de esta exposición, continuó el representante de la Xunta de Galicia, “nos prestan sus ojos para que nos embebamos de las imágenes y las emociones que asaltan a quién visita cada uno de esos lugares y las podamos vestir como una segunda piel”.

Un viaje en 42 vistazos

Entre las y los artistas que fotografiaron los lugares, caminos y las gentes de la parte gallega de esta ruta desde el siglo XIX hasta nuestros días, y que aparecen compilados en esta nueva exposición, se cuentan José Suárez, Otto Wunderlich, Carmenchu Alemán, José Moreira, Joaquín Pintos, Jaime Pacheco o Vari Caramés, entre otros muchos. Por otra parte, en los caminos del recorrido en Portugal, los rostros y villas que lo pueblan fueron retratadas por las gafas de Artur Pastor, Emilio Biel, Alberto Marçal Brandão, Octávio Lixá Filgueiras, Nicolás Muller, Juan Rodríguez, Juan Manuel Castro Prieto, Guedes, José Gouveia Gomes Junior, Aurelio Paz dos Reis o Helga Schmidt-Glassner.

Con sus imágenes, la exposición compila trabajos de artistas emergentes de la fotografía con imágenes a una y otra orilla del Miño, como Luis Vioque, Verónica Vicente, Iñaki Matilla, Nicolás Combarro, Antón Buciños, Blas González, Eva Díez, Jesús Madriñán, María Messeguer, Miguel Muñiz, Luis Otero, Roberto de la Torre, Keila Pousa, Fernando Rey Daluz, Modesto Martínez, Carla Andrade o Tono Arias.

Las imágenes de unas y de otros se tejen con referencias literarias de autoras y autores que retrataron con palabras ese mismo camino y las gentes que lo recorrieron y lo transitan, desde Miguel de Unamuno a Luis de Camões, Catherine Gasquoine, Rosalía de Castro, Antonio da Costa o Emilia Pardo Bazán.

Destacados archivos y colecciones

La recuperación y exposición de esta selección de imágenes es posible gracias a la colaboración de numerosas entidades, asociaciones, colectivos y particulares implicados en la recuperación del patrimonio fotográfico local de los municipios que recorre el Camino Portugués. En este sentido, la muestra incluye fotografías pertenecientes a los Archivos Municipales de Oporto y de Lisboa, al Centro Portugués de Fotografía, al Instituto del Patrimonio Cultural de España, a la Colección Ana Muller del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, al Archivo Fotográfico Pacheco del Ayuntamiento de Vigo, al Archivo José Suárez, al Museo de Pontevedra o el Archivo Histórico Provincial de Lugo, entre otros.

La labor de catalogación, documentación y conservación de estas entidades, y su compromiso en la preservación de nuestra memoria visual, fue también destacado por el conselleiro de Cultura, quien fue suficiente además en que gracias a iniciativas como este proyecto expositivo “ahondamos en la hermandad entre los territorios, la lengua y los pueblos portugueses y gallegos unidos en este recorrido, a través de una colina desde laque contemplar este trazado común de la historia donde las fronteras se diluyen y los relatos se unen para girar en un solo que se transmite a la vez que los ecos del”Camino .

La exposición, que abrirá sus puertas al público mañana jueves, podrá visitarse en el tercer andar del Museo Centro Gaiás hasta el próximo 17 de abril de 2022. Cuenta con entrada gratuita, de martes a domingo y de 10,00 a 20,00 horas.

La comisaria: Lucía Laín

Historiadora, comisaria, guionista y documentalista, su pasión por la historia de la fotografía se remonta a los años en los que trabaja como coordinadora de desarrollo y contenidos en largometrajes documentales. De esos años son sus primeras incursiones en los fondos fílmicos, fotográficos y hemorográficos. En la actualidad es una experimentada documentalista que llegó a comisariar más de 12 exposiciones: Nocturnas, mientras la ciudad duerme, En la cinta del tiempo, El Rostro de las Letras, Santos Yubero o La Memoria del tiempo (con Publio López Mondéjar) y a documentar producciones audiovisuales como el largometraje El honor de las Injurias (Carlos García Alix), Morente sueña la Alhambra (José Sánchez Montes), Granados. El último romántico y Nuria Espert. Una mujer de teatro (Arantxa Aguirre) o Albéniz. El color de la música y Marañón en Toledo de José Luis López Linares y en la escritura de guiones como Mariano Fortuny, el universo en una caja.




HASTA EL 17 DE ABRIL


PARÍS-BARCELONA

 


El Museu del Modernisme y la galería de arte Gothsland presentan la exposición “París-Barcelona. La visión femenina de la Belle Époque”.



La muestra ofrece una nueva visión de la relación entre ambas capitales, París y Barcelona a través de una mirada en clave feminista. El recorrido parte de modelos como Madeleine de Boisguillaume, Stéphanie Nantas, Clo-cló, Júlia Peraire y se completa con la visión femenina de artistas como Suzanne Valadon, Georgette Agutte, Lucie Cousturier y Olga Sacharoff. Sin embargo, trata de crear un diálogo entre las modelos, musas del momento y los artistas que las inmortalizaron, tales como Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Toulouse-Lautrec o Alphonse Mucha.

Coincidiendo con el 50 aniversario de la galería Gothsland, la empresa cultural de la familia Pinós-Guirao, conmemora la celebración con esta gran exposición, donde se reúnen más de 300 obras, la mayoría de ellas pictóricas, pero el visitante también encontrará esculturas, mobiliario y artes decorativas. La exposición se enriquece con obras del Museu Nacional d’Art de Catalunya, el Museu Cau Ferrat de Sitges, la Biblioteca-Museu Víctor Balaguer y de colecciones particulares.

Por primera vez, además, la exposición tiene dos sedes, el Museu del Modernisme de Barcelona —que vuelve a reabrir sus puertas— y la propia galería. La muestra se puede visitar hasta el de 5 de febrero de 2022.

jueves, 16 de diciembre de 2021

SOBRE MARUJA MALLO

 


Maruja Mallo, más sombras que luces en un catálogo incompletamente razonado



Antón Castro, catedrático de Arte Actual de la Universidad de Vigo, analiza críticamente el catálogo razonado de la artista gallega, que ayer se presentó en el Museo Reina Sofía


Portada del catálogo razonado de pintura de Maruja Mallo 

Llevar a cabo el catálogo razonado de un artista es una labor paciente y de muchos años, de investigaciones rigurosas y de búsquedas y encuentros definidos, a veces, por la falta de certezas, pero ante todo debe ser un espacio abierto que dé cabida a las obras que irán apareciendo. El caso del Zervos, la biblia picassiana, pone de manifiesto como la aparición de centenares de nuevas piezas puede dejar obsoleto un catálogo razonado modélico. Por ello ninguna catalogación puede llegar al absoluto como pretende el recién aparecido 'Catálogo razonado de óleos de Maruja Mallo', que publica, en una bellísima edición, la Fundación Azcona, a la que hay que felicitar por el esfuerzo.

La propia estructura diacrónica que reubica en el tiempo la obra de la autora en 15 capítulos -desde sus inicios, 1921-1926, hasta los últimos años, 1968-1980 o los 'Moradores del vacío'- resulta, creo, clarificadora.

E igualmente los 'criterios de catalogación'. A mi entender, el error, a pesar de mostrarse abiertos a «nuevas informaciones» (p. 27), está en que sus autores, Antonio Gómez Conde, Guillermo de Osma y Juan Pérez de Ayala, avalados por un Comité Científico de carácter consultivo, confirman de manera inequívoca que Maruja Mallo sólo ha producido 150 obras a lo largo de sesenta años de vida pictórica en virtud de un trabajo que hizo de una «manera metódica, lenta y meticulosa» (p. 122), aprovechándose de unos listados con los nombres de sus coleccionistas y de un archivo de la artista. Pero no se hace un estudio técnico de la obra que justifique argumentalmente las identidades estéticas de Mallo, sólo historiografía que repite lo que ya conocemos o las verdades del blanqueo al que la artista sometió su período argentino, muy bien estudiado, en términos sociohistóricos, en la biografía de José Luis Ferris.

Las investigaciones más serias sobre la producción de su etapa argentina -28 años, de 1937 a 1965- muestran lo contrario y sobre todo el carácter prolífico y la creación incontrolada de decenas y decenas de obras que hizo pateando halls de hoteles donde vendía sin control (Maruxa Seoane, una de sus mejores amigas, la recordaba entrando y saliendo del hotel Alvear con montones de cuadros), exponiendo en lugares inéditos y de poca relevancia como el Club Social y Deportivo La Heras (1959) o proponiéndolas para los exquisitos clientes de Comte y Charcas, casas de decoración para las que ella había trabajado y, por supuesto, ofreciéndolas a muchísimas personas anónimas del entorno de sus amigos y amigas del primer momento, como Victoria Ocampo, María Rosa Oliver o Constancio Vigil. Son obras, lo sabemos, que nunca aparecerán en los archivos ni en los catálogos.

Tal vez nadie haya indagado tanto sobre el período argentino como el prestigioso Catedrático de la Universidad de Santiago, Xosé Ramón Barreiro Fernández y la también profesora Beatriz López Morán. Ellos han viajado durante treinta años a Buenos Aires para desentrañar, como verdaderos detectives, el mundo real y la numerosa obra de la artista en diferentes campos -pintura, decoración, escenografía, cerámica, tejidos…- aplicando un rigor metodológico intachable en sus pesquisas y en el análisis de sus fuentes, para acceder a tantas piezas inéditas que dan a conocer. Una investigación que han avanzado sumariamente en su libro 'Maruja Mallo. Una memoria en construcción'. Una línea que confirmará en su próxima publicación, la que, sin duda, es su mayor experta, Pilar Corredoira, autora de sus mejores exposiciones, cuya investigación ha iniciado igualmente hace tres décadas.

Conocí a Maruja Mallo en junio de 1982 en el Café Gijón de la mano de sus íntimos amigos el pintor Laxeiro y Lala de Prada, exiliada como ella en Buenos Aires. Le agradecí el préstamo de 'Selvatro', facilitada por su galerista Manolo Montenegro para la Bienal de Pontevedra. En un aparte, Laxeiro, que era extremadamente irónico, pero muy preciso, me dijo en gallego: «Si lle crees a metade do que che dí xa é moito». Y es ahí, en la misma personalidad contradictoria de la artista, tratando de reinventar su período argentino con ocultaciones y afirmaciones inciertas, período muy mal investigado hasta los estudios de los antes citados, donde se pierde todo rigor en el presente catálogo.

Guillermo de Osma, el autor del texto central de su etapa oscura, ('Maruja Mallo en Argentina: más luces que sombras', pp. 383-413) trata de justificar con muchos errores, inexactitudes y contradicciones los porqués de las exclusiones o inclusiones. Es un texto reproductivo de la bibliografía que todos conocemos, donde no afronta un estudio lingüístico de la Mallo. El mismo reafirma la personalidad mentirosa o contradictoria de la artista -aunque cuando le interesa, a fin de justificar sus pocas obras pintadas, habla de un extremado rigor y profesionalidad-, cuando se saca siete años de un plumazo (p. 383), o al referirse a su exposición en Comte (p. 400), al viaje con Neruda a la Isla de Pascua (p. 403) o cuando inventa que es un museo que le compra las obras y en realidad ha sido un coleccionista amigo (p. 403), entre más (Mallo mentía y adelantaba la cronología de sus obras como hace con 'Canto de las espigas', del Reina Sofía, que pintó en 1939, y volvió a datar en la trasera, en 1929).

Recordarle al Señor de Osma que la artista no pasó el verano del 36 en Bueu (p. 384), sino en Beluso y que la mujer de uno de sus empleadores, Ricardo Pirovano, fundador, junto a su hermano Ignacio, de Comte, la más prestigiosa casa de decoración argentina entonces, Celina Arauz Peralta (1915-2010) no es Celina Araoz (p. 400), como la llama, quien según él, no se acordaba de la Mallo. Falsedad o error, puesto que Celina la mantuvo en el Grupo Charcas -heredera de Comte-, para quien la artista siguió entregando pinturas para decorar casas de sus clientes y así lo prueban las rigurosas investigaciones de Barreiro y López al referirse a estas obras de pane lucrando, de supervivencia, que ellos encontraron con el sello de la empresa en la parte posterior. Celina sí conoció y trató a la Mallo, aunque no fue su coleccionista, porque seguramente no la respetaba en su altivez y acudió a la inauguración de su exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, el 4 de marzo de 1994, tal como recuerda su comisaria, Pilar Corredoira, con quien habló de manera profusa sobre la artista.

El mismo de Osma privilegia a sus coleccionistas de una lista de 1942 que ella había seleccionado, los glamurosos Samuel Mallah, Eduardo Grove, Tota Atucha, Alfredo Mantovani, los Benadón, etc., pero no ha hecho el esfuerzo de investigar en las familias de otros coleccionistas, como las hermanas Cao, presentadas por Victoria Ocampo a Maruja -Angélica, Mariana, Alcira y María Esther-, María Calzado o la famosísima actriz Lola Membrives, amigas próximas más tarde y que fueron adquiriendo su obra desde principio de los años 40, como recuerdan actualmente sus herederos. Estas pinturas, algunas muy buenas, no están en el catálogo razonado y sus firmas fueron analizadas recientemente por peritos calígrafos que, de manera indubitada, al confrontarlas con las del Reina Sofía, confirman que son de la artista viveirense.

Maruja Mallo se sintió incómoda en Buenos Aires después de 1945, cuando conoció los sabores de la buena vida al lado de los ricos que apoyaron al peronismo, clientes suyos a los que adulaba, en contra de los republicanos exiliados y de la intelectualidad argentina. Su figura se hizo irrelevante y desapareció del circuito artístico y sus obras eran extremadamente baratas -Laxeiro, que tantas veces la consoló en su depresión, dixit-, algo que llegó al colmo, cuando colabora, en contra de los exiliados, con el franquismo, al participar en la I Bienal Hispanoamericana de 1951. Colmeiro, del que el que subscribe es biógrafo, nunca la defendió tal como dice, de manera incorrecta, de Osma. En su radicalidad ideológica no sólo fue muy crítico con ella, sino que la despreciaba -y ¿qué creen que hicieron Victoria Ocampo, Gabriela Mistral o María Rosa Oliver?- por inconsecuente y vendida a las mieles del peronismo que reprimió a los intelectuales.

Recordarle igualmente a los autores del catálogo razonado que las hagiografías no justifican la autenticidad de las obras y hay -y ellos lo vivieron en su propia carne- una sentencia del Juzgado número I de Padrón, de 1999, que reconoce como auténticas, después de consultar a los verdaderos expertos, siete obras que aquéllos negaron, hoy incluidas, por supuesto, en el libro que nos ocupa, que, no sabemos por qué, carece de un necesario estudio argumental y estilístico serio sobre la pintura de la Mallo. 

ANTÓN CASTRO (ABC)

viernes, 10 de diciembre de 2021

ANTONI TÀPIES EN CHILLIDA LEKU

 


Tàpies en Zabalaga


El Caserío Zabalaga alberga desde el 10 de junio una muestra centrada en las esculturas de gran formato del artista catalán.


Chillida Leku 
inicia este año una nueva línea expositiva con un programa de artistas invitados cuya obra nos acerque más al universo de Eduardo Chillida (1924-2002). Este nuevo proyecto arranca con 'Tàpies en Zabalaga', una muestra en homenaje al creador catalán Antoni Tàpies (1923-2012) cuya obra, al igual que la del escultor vasco, dejó una profunda huella en la evolución del arte moderno y contemporáneo.



La exposición, patrocinada por la Fundación Iberdrola España, que ha cedido para la muestra dos obras –'Vuit creus' [Ocho cruces] (1981) y 'Empremtes de fulla' [Huellas de hoja] (1982)– se despliega en el piso superior del caserío Zabalaga y podrá visitarse hasta el 10 de enero de 2022. Está compuesta por una selección de obras de pequeño y gran formato, fundamentalmente esculturas, fechadas entre los años 80 y 90. De esta forma, entablan un diálogo directo con el propio caserío Zabalaga, espacio que fue restaurado por el artista donostiarra. La muestra cuenta con la colaboración la Fundación Antoni Tàpies y de la familia Tapiès, así como con préstamos de diversas colecciones privadas.




«Es una gran responsabilidad para nosotros abrir el museo a otros artistas –dice Mireia Massagué, directora de Chillida Leku y comisaria de la muestra–. Sin duda, la obra y la figura de Antoni Tàpies son perfectas para entablar un diálogo con el legado histórico de Eduardo Chillida y esta exposición hunde sus raíces en los principios comunes que guiaron la vida y la práctica artística de ambos». Comenta que «solo Tàpies podía ser el primer artista en dialogar con la obra de Chillida en el caserío Zabalaga. No podía ser otro». Lo explica así: «Solo podía ser él por muchas razones, no solamente por las innumerables veces que coincidieron (en la Bienal de Venecia de 1958, en Europalia en 1986, en la galería Maeght o en los talleres de Saint-Paul-de-Vence), sino porque ambos transitaron los mismos caminos, aunque lo hicieran de diferentes formas. Si hay algo que une por encima de todo a estos dos artistas es el respeto que sentían por la materia, a la que trataban de muy diferente forma, pero siempre como a algo vivo, trascendiéndola, reuniendo en ella los principios filosóficos, vitales, espirituales que a ambos les movían».


La obra de estos artistas, subraya la directora de Chillida Leku, «no solo dialoga entre sí, sino que además lo hace también con el propio caserío, que fue restaurado por Eduardo Chillida, y que es una obra más del escultor donostiarra. El vínculo entre la obra de los dos artistas resulta casi palpable, como si estuviéramos presenciando un conversatorio de los tantos que mantuvieron en vida. Este entusiasmo que siento cuando contemplo la exposición, lo veo también y lo he bebido de las familias de ambos escultores que, junto con el equipo de la Fundación Antoni Tàpies y de Chillida Leku, han vivido con ilusión todo el proceso de materialización de esta muestra. Las obras de Tàpies nos ayudan a expandir el universo de Eduardo Chillida, a acercarnos a él de formas en las que nunca lo habíamos hecho. Su figura crece al lado de la del artista catalán y viceversa».


Hay un extraordinario paralelismo en las trayectorias vitales de estas dos grandes figuras del arte del siglo XX. Las biografías de Antoni Tàpies y Eduardo Chillida guardan varios puntos en común y presentan itinerarios paralelos que convergen en diversos momentos históricos y creativos. Esta exposición no solo ahonda en estos puntos, sino también en aquellos otros que marcaron la personalidad intransferible de cada uno de los artistas.

El material con el que están realizadas gran parte de las esculturas que integran la exposición es la tierra chamota, que actúa como nexo de unión entre ambos. Fue en 1981 cuando Tàpies comenzó a experimentar con las posibilidades de esta técnica en el taller del ceramista Hans Spinner. En esta época, el artista catalán recibió varias invitaciones para acudir a trabajar la cerámica al taller del galerista Aimé Maeght en Saint-Paul-de-Vence (Francia). Eduardo Chillida, que había descubierto este material en esos mismos hornos, insistió entonces a Tàpies para que aceptara la invitación y se animara a trabajar con la tierra chamota. Es entonces cuando comienza su producción de barros cocidos.


La relación entre Tàpies y Chillida se consolida también en el plano teórico: en su trato con la materia y su voluntad de trascenderla como camino hacia la espiritualidad, en la presencia de la filosofía y la poesía en sus obras o en el interés por el espiritualismo oriental. Todo ello cristaliza en un enfoque humanista del trabajo artístico con el que ambos artistas subrayaban la capacidad transformadora del arte. La selección de obras, algunas de las cuales pueden verse por primera vez fuera de la Fundación Antoni Tàpies, pone en evidencia el lenguaje propio y distintivo del artista y permite que el público que se acerque al caserío Zabalaga descubra también el repertorio iconográfico del artista catalán.

(ABC)


lunes, 6 de diciembre de 2021

ISABEL OLIVER CUARENTA AÑOS DE ARTE

 


Isabel Oliver, la pintora pop olvidada que renace con 75 años





viernes, 3 de diciembre de 2021

CENTRO GALEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEA

 


Unha exposición destaca a importancia do Camiño na obra de Hamish Fulton


‘Walking East’ permanecerá no CGAC ata febreiro do ano que ven // Amosa imaxes de lugares coma Fisterra ou Hendaia



O conselleiro de Cultura Educación e Universidade, Román Rodríguez, inaugurou onte no Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) a exposición Hamish Fulton. Walking East, na que se pon de relevo a importancia do Camiño de Santiago na obra deste autor británico e como feito estético e artístico.

Trátase dun proxecto enmarcado na programación do Xacobeo 21-22, e realizado en colaboración co Museo Universidade de Navarra, no que se mostra un percorrido que parte de Fisterra cara ata Hendaia, en Francia, pasando por Compostela, Pamplona e Roncesvalles. Deste xeito, destácase a importancia do Camiño de Santiago e a conexión entre dúas cidades, Compostela e Pamplona, marcadas pola Ruta Xacobea.

Na súa intervención, o representante da Xunta referiuse ao artista británico como “un dos grandes retratistas da natureza do noso tempo” e sinalou que a súa obra ilustra á perfección o “mapa de sentimentos que se vive no Camiño e que reflicte a necesidade do ser humano de descubrir e de desprazarnos”. Neste senso, engadiu que a súa ollada apunta directamente á acción de camiñar como un feito artístico e unha fonte de inspiración. Por outra banda, Román Rodríguez destacou que esta nova mostra do CGAC súmase ás múltiples iniciativas que abordan o fenómeno do Ano Santo e da peregrinación desde múltiples olladas. Proba disto son a mostra sobre o Camiño Portugués que se inaugurou esta mesma semana na Cidade da Cultura ou a retrospectiva Percorrer o tempo que pode verse na Autoridade Portuaria da Coruña e ofrece imaxes da Ruta tomadas por algúns dos mellores retratistas do mundo.

A exposición inaugurada onte acolle por primeira vez o conxunto de obra seriada producida por Hamish Fulton ao longo da súa traxectoria artística, así como unha selección de imaxes procedentes doutros proxectos desenvolvidos en España e de carácter internacional. Comisariada polo doutor en Belas Artes valenciano Pep Benlloch, a mostra conta tamén cunha fotografía e dúas esculturas de madeira pertencentes á colección do CGAC, xunto a préstamos de diversas coleccións privadas e públicas españolas, entre as que figuran o Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, a Colección de Inelcom de Madrid ou Bombas Gens de Valencia.

Walking East pódese visitar ata o 20 de febreiro de 2022, de xeito libre no horario habitual de apertura do CGAC e os domingos ás 12.00 horas cunha visita guiada por mediadoras especializadas en arte.



MUSEO PICASSO (BARCELONA)

 

Lola Ruiz Picasso, la hermana que lo guardaba todo





Una exposición recupera a quien fue primera modelo del gran artista




Lola Ruiz Picasso, hermana pequeña de Pablo Ruiz Picasso, principal modelo femenina del artista en sus inicios y, posteriormente, custodia y "guardiana del tesoro familiar", es la protagonista absoluta de la nueva exposición del Museo Picasso de Barcelona

Durante años, la vivienda de Lola Ruiz Picasso, en el barcelonés Paseo de Gracia, fue una suerte de museo. En sus paredes colgaban los numerosos cuadros y dibujos que su hermano dejó en la ciudad cuando se instaló en París para revolucionar el arte del siglo XX. Todo ello fue donado por el propio Picasso en 1970 al museo barcelonés que lleva su nombre saliendo a la luz el tesoro que había cuidado Lola y sus hijos. Solamente por esta labor de conservación, la hermana del pintor se merecía un gran homenaje en forma de exposición.

Eso es lo que se presenta en una muestra que acaba de abrir sus puertas, no podía ser otro sitio, en el Museo Picasso de Barcelona, a partir de sus propios fondos, pero también con un número importante de obras inéditas al igual que documentos procedentes de los archivos familiares. Entre ellos destaca con luz propia la correspondencia, hasta la fecha sin publicar, cruzada entre los dos hermanos. Gracias a ella se puede conocer de primera mano cómo fue aquella relación. Es la caso de la misiva en la que Lola escribe a su «muy querido hermano Pablito», en 1911, cuando este ya lleva tiempo instalado en París: «Deseo que el día de San Pablo nos de muchísimas dichas para ti y Dios te concederá el que muchos nuevos años puedas pasarlo con todo lo que tú desees».

Lola fotografiada por su hermano Pablo

Una mención especial la merece la colección de retratos de Lola Ruiz Picasso realizados por Pablo y que nos descubren en ella a la primera modelo. El primer retrato conocido es de 1894, cuando la familia Ruiz Picasso vivía en La Coruña. En estos dibujos y óleos, Lola no es únicamente la protagonista absoluta de la composición sino que sirve como campo de pruebas de todo aquello que está probando Pablo como artista: desde el cuadro aparentemente sencillo realizado por un jovencito al que tiene ecos modernistas que nos recuerdan al Ramon Casas que trataba de superar, algo que finalmente logró con creces. El último trabajo con Lola como protagonista es de 1901 cuando el pintor malagueño ya se ha alejado de Barcelona para instalarse para siempre en la capital francesa.

'Lola con su muñeca' de Pablo Picasso, óleo sobre tabla (Barcelona, 1896-1897) 


También resulta interesante en la exposición descubrir que la propia Lola, pese a no estudió pintura, dibujaba bodegones, algunas costumbristas y algunos retratos protagonizados por mujeres, obras que afortunadamente se han conservado gracias al empeño de sus hijos. Precisamente este año se cumplen cien del nacimiento de uno de ellos: Javier Vilató. Con motivo la efeméride y paralelamente a la exposición sobre Lola Ruiz Picasso, también se presenta en el mismo museo una pequeña muestra dedicada a Vilató. Se trata de una serie de piezas no de gran formato y que realizaba en los intervalos en los que hablaba por teléfono. No, no son trazos menores porque en ellos se percibe la fuerza creativa de Vilató y su musa telefónica en plena vanguardia.

(LA RAZÒN)

ARTIST EXPERIENCE

 

Abraham Benzadón: «Artist Experience es una feria que acorta la distancia entre artista y espectador»


El Arte no es lo que vemos… es lo que sentimos”, Abraham Benzadón, CEO de Artist Experience

El arte puede hacernos sentir mil tipos de sensaciones diferentes y todas, únicas e irrepetibles. Con la pandemia nos dimos cuenta de que sin la cultura, sencillamente no podíamos vivir. Artist Experience es una feria de arte contemporáneo con alma innovadora. Un evento con sede en la histórica Fundación Carlos de Amberes -capitaneado por nuestro entrevistado de hoy, el artista y publicista Abraham Benzadón- que, próximamente, podrá presumir de celebrar ya su cuarta edición en plena ‘milla de oro’ madrileña, del 1 al 5 de diciembre.

«Artist Experience es una feria que acorta la distancia entre artista y espectador», nos explica su CEO. Hombre con gran trayectoria creativa, con una concepción del arte especial e integradora, que hoy nos descubre esta feria de arte contemporáneo diferente que fusiona de manera única arte, música y gastronomía. «Las obras de arte admiten diferentes interpretaciones, según la percepción del espectador y esta es la grandeza del arte. Artist supone conseguir mayor feedback  para que no resulte frío», afirma con orgullo él mismo.


«El arte es un pilar fundamental que da esperanza a las personas»



Esta feria se trata de un evento de arte contemporáneo con sede en la ciudad de Madrid que ofrece un nuevo horizonte para artistas que quieren hacer visible su obra en los circuitos del arte nacional e internacional de forma autónoma, prescindiendo de cualquier tipo de intermediación. De este modo, desde Artist Experience facilitan al coleccionista y al público en general el acceso a su obra sin los límites o barreras existentes en los espacios tradicionales. «Una oportunidad para que su obra pueda ser reconocida y valorada sin ningún tipo de limites», como afirman desde su página web. 




«El arte tiene que ser una herramienta porque nos hace ser mejores personas»

La feria ARTIST está orientada tanto a artistas consagrados como a los nuevos valores que tratan de abrirse camino en la esfera artística en un escenario versatil y plural… así como galerías de arte que protagonizan al artista. Supone, un concepto global de promoción, para dar  a conocer a los artista y galerías de arte a todos los niveles.. Apoyando y brindándoles las oportunidades que no encuentran en el actual universo del arte.


«El arte tiene que ser una herramienta porque nos hace ser mejor personas. Es la esencia de la condición humano porque es la expresión humana a través de una pintura o escultura…», afirma Benzadón. Porque el artista y CEO de Artist Experience cree firmemente que el arte tiene la capacidad de hacernos más felices e influye muchas veces incluso en nuestro comportamiento por lo que, todo intento para conseguir acercar las bellas artes al gran público puede considerarse, todo un acierto. «Se trata de conseguir experiencias agradables. Por ello, en esta línea de acercar el arte al espectador, hemos creado el concepto fusion art, que consiste en experimentar las obras con música en directo y con goumet experience«.

«En la situación que vivimos el arte nos hace progresar a todos y tener esperanza»