jueves, 29 de octubre de 2020

ILUSTRACIÓN CONTEMPORÁNEA EN SANTIAGO

 


CROMÁTICA III Mostra Internacional de Ilustración Contemporánea en Santiago de Compostela



Abrimos as portas á nova Mostra Internacional de Ilustración Contemporánea en Santiago de Compostela. Nesta terceira edición, multitude de mentes recoñecidas da creatividade nacional e de fóra das nosas fronteiras expoñen unha escolma das súas obras na Sede Afundación da Rúa do Vilar até o mes de febreiro. Esta terceira edición xira en torno á cor como elemento expresivo e sinal de identidade de diferentes culturas e tráenos moita diversidade de ópticas, moitas delas da man de artistas mulleres. Convidámosvos a pasear polas nosas salas, con todas as medidas de seguridade pertinentes, e encherse de arte colorista, intercultural, feminina, feminista e moi fresca. Así é CROMÁTICA, benvidas e benvidos... 

 

19 artistas: 8 internacionais: Agathe Sorlet, Petra Eriksson, Aka Corleone, Samya Arif, Margaux Carpentier, Tina Siuda, Diana Ejaita e Agustina Shuan. 5 nacionais: Conrad Roset, Coco Dávez, José A. Roda, Verónica Grech e Coco Escribano; e 6 galeg@s: David Méndez Alonso, Abi Castillo, Óscar Raña, Tayone, Héctor Pichel e Iris Branco.

 


COMISARIA MATILDE RODRÍGUEZ

 

Esta terceira edición xira en torno á cor. Así, combinaranse na exposición pezas de corte abstracto e estético onde a cor é o elemento primordial, xunto con outras en que a cor é un medio expresivo das emocións; ou pezas que teñen un forte compoñente étnico mediante a representación e reinvicación de diferentes culturas a través das cores do mundo. Destacaremos desta volta a creación feminina e do país, canda unha diversidade de procedencias con vocación internacionalista, en diálogo co que andamos a facer aquí. 

En xeral, as pezas de CROMÁTICA teñen como base da súa creación a ilustración, e presentan técnicas moi diferentes (videoxogo, guache, colaxe, cerámica, animación) onde a cor é fragmentada en múltiples significados, atendendo a conceptos culturais, estéticos ou emocionais. O concepto da cor, que alude na mostra a diferentes latitudes, culturas e razas, é un medio para reflexionar sobre a colectividade, mais con identidade propia, mediante escenas oníricas, abstractas, retratos, etc.

Moitas das olladas debúxanse en clave feminina, numerosas artistas mulleres participan nesta MiiC 3 e fano desde distintas procedencias. A nivel nacional, destacamos Coco Dávez, unha das novas promesas da arte contemporánea española, que bebe da arte pop e o novo realismo ilustrado. En febreiro de 2019 foi incluída na lista Under 30 de artistas máis influentes menores de 30 anos da revista internacional Forbes, sendo a única creadora española en aparecer. E o recoñecido Conrad Roset, co seu videoxogo GRIS, que apaña numerosos galardóns desde a súa saída. 

Outro destaque da mostra é o traballo de seis artistas de Galicia, entre quen subliñamos a obra do ilustrador e deseñador de moda David Méndez Alonso, que ademais de ter a súa propia marca colabora con firmas de todo o mundo coma Absolut, Adidas, H&M, Warner Music, Nike... e Abi Castillo, unha das artistas máis recoñecidas do momento, escollida por Inditex para integrar Women in Art canda outras dúas artistas internacionais.

 
Tamén participan artistas de peso con moita presenza nas redes coma Agathe Sorlet, con máis de 700 000 seguidores en Instagram, ou Conrad Roset con 300 000 seguidores en IG, un dos ilustradores de maior renome na actualidade, con obras que foron expostas en galerías e museos de todo o mundo, que ademais ten traballado para Disney, Heineken, Mango, Coca Cola, Nike, Adidas e un longo etcétera de firmas. Desta volta, el tráenos un novo formato, o de videoxogo con GRIS, de corte artístico que desde o seu lanzamento non parou de recibir premios a nivel mundial, coma o prestixioso premio de animación Annie, un Game Developers Choice Awards, dous Indie Developer Burger Awards e o premio Game Awards (os Óscar do videoxogo) na categoría Games of Impact. En 2020 levan máis dun millón de copias vendidas. Na mostra exporanse fragmentos audiovisuais e o libro de arte da súa creación.
 
 
APP MiiC3
Goza, ademais, da túa visita á exposición con esta guía interactiva para completares o percorrido na sala, con toda a información sobre os artistas, obras, etc. Irache amosando os puntos de interese grazas a un exclusivo sistema de xeolocalización que se activa co teu movemento. Tamén funciona como catálogo online xa que se pode acceder ao contido desde a casa.
En colaboración coa Xunta de Galicia.





martes, 27 de octubre de 2020

CÍRCULO DE BELLAS ARTES (MADRID)

 


BANKSY. The Street is a Canvas




El próximo 25 de noviembre de 2020 el Círculo de Bellas Artes abre sus puertas a la exposición BANKSY. The Street is a Canvas, una muestra inédita en nuestro país sobre el misterioso y siempre polémico artista británico de street art.

BANKSY. The Street is a Canvas nos acerca al controvertido universo artístico de uno de los creadores más influyentes de los últimos años, a través de diferentes ámbitos temáticos y más de 30 creaciones que incluyen una selección de obras únicas ejecutadas con diferentes técnicas: óleo o acrílico sobre lienzo, spray sobre lienzo, serigrafías de edición limitada, esténciles sobre metal u hormigón, esculturas poliméricas pintadas o de bronce barnizado, instalaciones, vídeos y fotografías. Las piezas, procedentes de colecciones privadas internacionales, se exhiben en Madrid por primera vez.

Una instalación multimedia envolvente especialmente creada para esta muestra dará la bienvenida al visitante, desvelando pistas sobre el misterioso artista, destacando sus piezas más importantes y enmarcando su insólita trayectoria, no exenta de polémica. Entre las obras más reconocidas de la muestra se encuentra la serigrafía original de la serie Niña con globo, similar a la recientemente destruida por el propio artista en una acción sin precedente en Sotheby’s, la casa de subastas de Londres.


¿Arte o provocación?

Escurridizo, provocador, misterioso… Banksy, el artista británico cuya identidad aún se desconoce, está considerado como uno de los principales exponentes del street art contemporáneo. Sus obras, a menudo satíricas, abordan temas universales como la política, la cultura o la ética. El aura de misterio que, por elección y por necesidad, se perpetúa cada vez que se menciona a Banksy, lo ha convertido en una figura mítica de nuestro tiempo.

Banksy emplea una forma de comunicación directa, rechaza el sistema y sus reglas. El artista se dirige a su público sin ningún filtro, y sus obras son textos visuales capaces de informar e inspirar la reflexión. Guerra, riqueza y pobreza, animales, globalización, consumismo, política, poder y ambientalismo son algunos de los temas que Banksy explora.

Desde las trincheras del asfalto, Banksy ha desafiado las reglas del juego del arte contemporáneo. Su protesta visual ha conectado con un público enorme y heterogéneo y hoy en día es uno de los artistas más reconocidos y admirados entre los amantes del arte y también de las generaciones más jóvenes.

En palabras de Alexander Nachkebiya, comisario de la Exposición: “Banksy ha adquirido la categoría de fenómeno y es uno de los artistas más brillantes e importantes de nuestro tiempo. Su trabajo es un desafío para el sistema, una protesta, una marca extremadamente bien construida, un misterio, una desobediencia a la ley… Queremos que cada visitante de esta exposición pueda resolver por sí mismo quién es realmente Banksy: ¿un genio o un gamberro?, ¿un artista o un empresario?, ¿un provocador o un rebelde? Esta nueva exposición pretende mostrar la profundidad del talento de Banksy, sus múltiples capas y dimensiones para que sean los propios visitantes quienes piensen y decidan. Su trabajo, siempre actual y muy completo, profundiza en el alma de cada uno de nosotros. Supongo que todo esto lo convierte en un genio para mí.”

BANKSY. The Street is a Canvas es una coproducción del Circulo de Bellas Artes de Madrid, IQ Art Management y Sold Out, también responsables de la exitosa muestra BANKSY. Genius or Vandal? visitada por más de 600.000 personas en Moscú, San Petersburgo y Madrid.


KANDINSKY EN BILBAO

 

La genialidad de Kandinsky llegará al Museo Guggenheim Bilbao el 20 de noviembre


Noventa obras procedentes de la colección de la Fundación Guggenheim de Nueva York compondrán la muestra

Iba a ser una de las exposiciones estrellas del pasado verano, pero el Museo Guggenheim tuvo que retrasarla debido a la pandemia del coronavirus. Pero el 20 de noviembre llegará al recinto bilbaino una excepcional retrospectiva de Vasily Kandinsky (Moscú, 1866; Neuilly-sur-Seine, 1944), precursor del arte abstracto en pintura y a quien se le considera el iniciador de la abstracción lírica y el expresionismo europeo. La exposición forma parte de las muestras bianuales, producto de la renovación del Acuerdo de Gestión firmado con la Fundación Solomon Guggenheim de Nueva York, e incluirá un conjunto excepcional de piezas del artista ruso nunca antes vistas en Bilbao, que forman parte de la colección propia del museo neoyorquino.

Kandinsky está unido a la historia de la Fundación Guggenheim más que ningún otro artista. Solomon R. Guggenheim le identificaba como su pintor predilecto, siguiendo el consejo de su asesora, la artista alemana Hilla von Rebay. Adquiría obras con tanta voracidad que llegó a tener más de 150 Kandinskys. Su entusiasmo por la corriente abstracta a la que pertenecía Kandinsky le llevó a abrir en 1939 el Museo de la Pintura No Objetiva, precursor del Guggenheim.


                                          'Líneas negras', realizado por Kandinsky en 1913. 

ALEMANIA-RUSIA Y PARÍS

La retrospectiva de Kandinsky reunirá en Bilbao más de noventa pinturas, obras sobre papel y esculturas que recorren los periodos clave de su vida, desde los primeros años en Alemania, pasando por sus años en Rusia y finalizando con su estancia en Francia, a través de sus obras fundamentales. Kandinsky abandonó la carrera universitaria de Derecho y Economía para convertirse en pintor en Alemania, cuando tenía 30 años. Durante la década de 1900 y a comienzos de la de 1910, mientras se encontraba en Múnich, empezó a explorar las posibilidades expresivas del color y la composición.



                                             'Paisaje con chimenea de una fábrica' (1910). 


Tal como narra él mismo en su biografía, se dio cuenta de que la representación del objeto en sus pinturas era secundaria e incluso perjudicial, y que la belleza residía en la riqueza cromática y la simplificación formal. Este descubrimiento le condujo a una experimentación continúa que culminó con la conquista definitiva de la abstracción.


El artista se vio obligado a abandonar repentinamente Alemania debido al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, para regresar a su Moscú natal. En 1917 se casó con Nina Andreievsky, y cuatro años más tarde regresó con ella a Alemania para incorporarse a la Bauhaus, donde continuó como profesor hasta poco antes de la disolución de la institución. En 1933, clausurada la Bauhaus, y después de ser incluido por los nazis en la lista de artistas degenerados, huyó a París y se instaló en las afueras, en Neuilly-sur-Seine, donde vivió hasta su muerte en 1944. En esta última etapa de su vida continuó en su particular búsqueda de formas inventadas, que plasmó por medio de colores combinados de manera compleja e inspirándose en signos geométricos.

Kandinsky persiguió sin descanso desligarse de la realidad objetiva en aras de la abstracción y estaba convencido de que existía una correspondencia interna entre la obra de arte y el espectador. "El color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma", afirmaba.

(DEIA)

GRANDES MECENAS

 

Armando Martins: “Tener obras de arte encerradas en un almacén es una tontería”

El coleccionista portugués cumplió su sueño de abrir un museo de arte contemporáneo en Lisboa




No hay que dejarse engañar por lo que muchos interlocutores pueden percibir a primera vista en Armando Martins, pues detrás de su timidez se encuentra no solo el reconocido desarrollador inmobiliario portugués, sino también el coleccionista de élite cuya visión singular del arte universal, y particularmente del de su país, es disfrutable para cualquier persona con un mínimo de curiosidad.

Martins es poseedor de una colección de más de 400 piezas portuguesas e internacionales, algunas de las cuales han pasado por museos de la talla del Reina Sofía y del Soares dos Reis, y que globalmente conforman un conjunto poderoso, coherente y único por el cual fue destacado en el año 2018 por la Fundación Arco con el prestigioso Premio A.

Bien merecido tiene entonces el sueño del museo propio, que ha cumplido bajo la forma del Museo de Arte Contemporanea Armando Martins (MACAM), si uno observa el rigor con que se ha rodeado de piezas que, además de ser excepcionales, se potencian en el rico diálogo al que, como un titiritero, Martins las llama. Piezas de artistas tan disímiles y brillantes como Vik Muniz, Jorge Macchi, Antoni Tàpies, Santiago Ydáñez, Ernesto Neto, Eduardo Viana, Albert Oehlen, José Damasceno y Liam Gillick.

Pero este es el resultado de un esfuerzo que llevó décadas, causalidades, sentido estético y algunas casualidades. “Cuando tenía 18 años, un amigo mayor que yo que trabajaba en un banco y es natural de mi pueblo me dijo: ‘Tengo un cliente que me ha propuesto venderme 35 serigrafías, pero no tengo dinero para entrar solo, ¿vamos 50 y 50?’ Naturalmente, acepté. Y así empecé. Luego, cuando mi amigo se jubiló puso una galería de arte, pero lo cierto es que durante años fue un marchand muy particular, y me ha contagiado mucho el amor por el coleccionismo. Y en 1974 decidí comprar mi primera pintura original, que es de un artista portugués. Con lo que ganaba, ¡creo que tuve que pagarla durante seis meses! Hasta que en 1985 retomé activamente la compra de arte, particularmente del siglo XX portugués”, dice Martins con un tono que combina un pudor agradable con una saludable falta de solemnidad.

Inmediatamente, agrega: “A mediados de los años noventa amplié el terreno hacia el arte internacional, y hoy tengo no menos de 100 obras importantes en esa categoría. Pero la colección, al contrario de lo que puede parecer, fue avanzando de a poco, con algunas dificultades. Hasta que en la década del 2000 realmente consideré que debía trabajar para abrir un museo de arte contemporáneo en Lisboa. Por una serie de circunstancias, yo considero que todo lo que haga debe ser por mi cuenta, sin depender de nadie, especialmente de las empresas públicas. Así que compré un palacio de tres plantas, del siglo XVIII, que pertenecía a una familia muy importante, específicamente para hacer el museo. Y abrirá dentro de pocos meses con varias reformas pero con la fachada original, aunque creo que es importante aclarar que será financiado exclusivamente con capitales propios”.

Más de 4.500 metros cuadrados dedicados exclusivamente a exposiciones albergará el sueño de Armando, quien a medida que avanza la conversación con EL PAÍS va mostrando un creciente entusiasmo juvenil que, como la pasión por el coleccionismo, también se contagia. Y entretanto nos enteramos de que el antiguo Palácio dos Condes da Ribeira Grande tendrá, además de un museo único en su especie, un hotel con 64 habitaciones y una sofisticación infrecuente.


RETRATO DE UNA DAMA

 

Una pintura robada de Klimt, valorada en 60 millones, vuelve a exponerse al público


'Retrato de una dama' desapareció sin dejar rastro poco antes de ser expuesta al público en una exposición, pero fue descubierta hace algunos meses en el mismo lugar

'Retrato de una dama', el cuadro de Klimt perdido durante un traslado en 1997 

'Retrato de una dama' es una de las pinturas más famosas de Gustav Klimt. El artista austriaco la pintó entre 1916 y 1917, en la etapa final de su vida, y los expertos la valoran en unos 70 millones de dólares, aproximadamente unos 60 millones de euros. Sin embargo, esa obra de arte tiene una historia detrás que, ahora, está a punto de escribir un nuevo capítulo.

A finales de los años 90, una estudiante de arte descubrió que, debajo de esa pintura, se escondía otra que el autor había pintado a comienzos del siglo XX y que se creía perdida. Se llamaba 'Retrato de una dama joven' y, tras ese descubrimiento, una galería de arte de Piacenza, en el norte de Italia, decidió hacer una exposición.


Sin embargo, en febrero de 1997, la pintura desapareció. Nadie supo cómo ni cuándo, pero la obra se esfumó. Se hicieron todo tipo de elucubraciones sobre su paradero, pero nadie fue capaz de aportar la más mínima prueba. El caso se cerró y muchos fueron los que pensaron que aquella obra estaba en manos ajenas gracias a que alguien aprovechó los preparativos de aquella exposición para robarla.


Apareció 20 años después

Aquel fue otro capítulo, posiblemente el más llamativo, pero no el único que tiene que ver con 'Retrato de una dama'. Porque este óleo volvía a aparecer a finales de 2019 y, además, en el lugar más inesperado: en la misma galería de arte de la que había desaparecido: la encontró el jardinero dentro de una bolsa de basura.


'Retrato de una dama' es una obra de arte que atesora una historia casi increíble desde antes incluso de que se pintara 

Los expertos confirmaron semanas después su veracidad y un periódico italiano publicó una carta escrita por los supuestos ladrones donde explicaban que la habían devuelto, al parecer, cuatro años antes de su redescubrimiento. Tal y como publica Forbes, se trataría de dos personas de más de 60 años que quisieron hacer "un regalo a la ciudad".

Por si fuera poco, semanas después de ese redescubrimiento, la viuda del exdirector de la galería fue interrogada por la policía a tenor de unos diarios en los que su marido afirmaba que podría fingir un robo para dar publicidad a la galería. Ahora, esa misma galería que quiso exponer la obra hace más de veinte años, va a poder colgar finalmente de sus paredes 'Retrato de una dama'.

(EL CONFIDENCIAL)

jueves, 22 de octubre de 2020

AURELIA MUÑOZ

 


Aurèlia Muñoz, la escultora catalana que ha redescubierto el MoMA


Aurèlia Muñoz en su taller de Barcelona, en 1974 


En 2018, los técnicos del museo neoyorkino viajan a Barcelona y compran a la familia tres piezas, dos de las cuales están colgadas en su exposición permanente

Una exposición en el MNAC, en Barcelona, y otra en la galería José de la Mano de Madrid, revalidan su obra


Aurèlia Muñoz (Barcelona, 1926-2011) se ha instalado en la actualidad. Es verdad que el MoMA la ha sacralizado, pero no se puede obviar la labor de José de la Mano, ni la férrea actividad difusora de la escultora, que manifiesta una fe imperial en su obra.

Cuando José de la Mano comienza a preparar su presentación en ARCO’20, se inicia un movimiento concatenado de recuperación, junto con la compra del MoMA (Museum of Modern Art de Nueva York), espacio que alberga Las señoritas de Aviñón de Picasso. Así comienza a ser un nombre de referencia con el que todos, museos y galerías, quieren trabajar. A esto hay que añadir la donación de la familia al MNAC y su consiguiente exposición, aún abierta al público.

¿Quién es Aurèlia Muñoz? Una mujer muy inteligente, adelantada a su tiempo, como artista y como actitud vital. Estudió en la Escola Massana y se dedicó al tapiz artístico, en una época con todo en contra: la dificultad del desarrollo profesional de la mujer y la consideración del tapiz como una artesanía decorativa. Pero ella no se arredra, e inicia una lucha cuyos frutos comienzan ahora a verse, cuando ella no los puede ver.

                                                               'Cometa anclado', 1974 


Su talento plástico para hacer del tapiz una escultura respetada no es mayor que su visión difusora, y no digo comercial. Es cierto que hubo espacios que apostaron por su trabajo, pero ella y sólo ella fue su gran impulsora. Rotunda trabajadora, dedicaba las mañanas a sus conexiones y las tardes a trabajar en su taller. No había evento cultural significativo que no supiera de su obra, en Europa, Estados Unidos, Brasil, Japón; ni espacios expositivos, comisarios y gestores culturales, que ignorasen lo que hacía.



                                                                        'Orant', 1968 

No paraba. Becada por la Fundación March, por el Ministerio de Cultura, por el de Industria y Energía, por la Generalitat; contó con la ayuda del Comité Conjunto Hispano-Norteamericano. No creo que exista otro caso igual entre los artistas españoles, respecto a relacionarse, si no es el de Antonio Saura o el de Juan Muñoz, oportunos, tenaces y eficaces.


Gran visión difusora


Ella y sólo ella fue su gran impulsora. Rotunda trabajadora, dedicaba las mañanas a hacer 'networking' y las tardes a trabajar en su taller

¿Qué determina su obra y cuál es su desarrollo? Primordialmente la factura del tapiz artístico de vocación escultórica. La realización de su escultura, expresionista o abstracta, con materiales blandos: cuerdas de algodón, hilos de lino y lana, nylon, papel, pasta de papel. Enriquece la técnica del macramé, que no es otra cosa que hacer tejidos a base de nudos.

                                                      Maqueta de 'Llibres a l’Espai' (1988)

Su trayectoria conoce cuatro etapas: la inicial de bordados y patchwork, 1960-68; la segunda, hasta del 83, la técnica del macramé; una intermedia simulando velas de barcos y grandes alas, telares partituras para ser interpretadas, y una final entregada al papel, formas líricas y poéticas, emparentada con el origami.

¿Qué aporta? Ante todo, la consideración escultórica del macramé. La atención al tapiz como obra de arte. Abre ventanas a la abstracción y poemiza el papel con sus libros y grandes alas blancas. Libera las formas y ordena el delirio creador.

Cuatro etapas


Su obra evoluciona desde el patchwork de los 60 hasta el origami de la última etapa, pasando por el macramé

En sus viajes y exposiciones, Muñoz había conseguido coleccionistas norteamericanos. En 2018 el MoMA se interesa por su obra y sus técnicos viajan a Barcelona y compran a la familia tres piezas, dos de las cuales están colgadas en su exposición permanente. Uno de los patronos viaja a Madrid y, durante ARCO’20, vuelve a comprar para otro museo.

Aurélia Muñoz realizó numerosas exposiciones, en el Museo de Bilbao y otros; en galerías de Madrid, Barcelona, Valencia. La última en vida fue en la N2, 2009. Pero, su obra siempre estaba entremedias, ni olvidada ni triunfante, hasta que llegaron el MoMA y ARCO.

                                                                'Cascada anelles', 1973 




MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE

 


Cultura convoca ayudas extraordinarias para la promoción del arte contemporáneo español






El Boletín Oficial del Estado ha publicado la convocatoria realizada por el Ministerio de Cultura y Deporte de ‘Ayudas extraordinarias para la promoción del arte contemporáneo español correspondiente a 2020’, por valor de 638.000 euros. El plazo de presentación de solicitudes está abierto desde el 21 de octubre hasta el 11 de noviembre de 2020.

Se trata de una nueva convocatoria de ayudas extraordinarias que lanza el Ministerio para apoyar al sector cultural, dirigidas a trabajadores autónomos, pequeñas empresas y microempresas del ámbito estatal.

En concreto, estas ayudas extraordinarias están destinadas a la promoción del arte contemporáneo español, mediante el apoyo al desarrollo de proyectos de fomento de las artes contemporáneas españolas con especial atención a las iniciativas dirigidas a la difusión en línea del arte contemporáneo, llevados a cabo por galerías de arte con sede en territorio español o artistas visuales, críticos y comisarios residentes en dicho territorio.

La convocatoria busca paliar los efectos negativos que la pandemia de COVID-19 ha tenido sobre el sector de las artes visuales contemporáneas en España, fomentar la difusión de las artes visuales contemporáneas, la implicación en las comunidades a las que sirve, la creación artística, las prácticas empresariales, el desarrollo económico del sector, la planificación y las sinergias entre todos los implicados, así como la comunicación y la difusión internacional del proyecto.

Conceptos por los que pueden solicitarse las ayudas convocadas

Para galerías de arte: Proyectos de programación anual de exposiciones en los espacios de la propia galería.


Para artistas visuales: Proyectos de difusión y divulgación en línea del arte contemporáneo español


Para críticos y comisarios: Proyectos de difusión y divulgación en línea del arte contemporáneo español


La actividad subvencionable deberá estar completada, como máximo, el 31 de marzo de 2021.


MÁS INFORMACIÓN

sábado, 17 de octubre de 2020

UNA SOLUCIÓN IMAGINATIVA

 

Resulta que El Museo del Prado tiene una cuenta de TikTok y que está enamorando a medio mundo



Como tantos otros sectores dependientes del turismo, los museos se vieron particularmente golpeados durante el confinamiento. Sin viajes ni posibilidad de abrir las puertas al público, muchos de ellos se abocaban a un 2020 incierto. En mayo, tras dos meses de cuarentena, las previsiones para la mayoría de ellos eran trágicas: según el Consejo Internacional de Museos el 12% de todos los existentes en el mundo terminaría cerrando a lo largo de este año, y el 30% tendría que hacer inevitables recortes.

Obligados a reducir su aforo y necesitados de nuevas formas de llegar al público, muchos de ellos optaron por soluciones imaginativas. TikTok fue una de ellas. En junio, la plataforma anunciaba un acuerdo de colaboración con algunos de los principales museos de Europa (El Prado, Rijksmuseum, la Galería Uffizi o el Museo de las Ciencias Naturales de Berlín, entre otros). A través de su herramienta de retransmisión en directo, los miles de usuarios de TikTok, mayoritariamente jóvenes, podrían disfrutar de visitas guiadas exclusivas. En muchos sentidos inéditas.

Algunos de ellos llegaron para quedarse, entre ellos El Prado. Desde mediados de junio ha estado generando contenido (en directo o no) para TikTok, a través de vídeos cortos. Siempre grabados en vertical y con un tono distentido y decididamente joven, la cuenta se ha convertido en un pequeño éxito viral. No sólo por lo improbable de su éxito (la red social más siglo XXI de cuantas tenemos a nuestra disposición en feliz matrimonio con algunas de las obras pictóricas más antiguas y reverenciadas del planeta), sino también por su carácter didáctico.


Si los primeros vídeos conjugaban las atmósferas surreales de El Bosco con canciones instrumentales contemporáneas, o si realizaban pequeños juegos visuales y encuestas para captar a una mayor audiencia, los últimos han entrado directamente en el campo de lo experiencial. El Prado nos ofrece ahora entrevistas y breves charlas con algunos de sus restauradores, quienes nos educan en las técnicas de preservación contemporáneas, en los óleos utilizados por los maestros flamencos o en las técnicas de extracción de clavos con patas (literales) de cabra.


SEGUIR LEYENDO

ANTONIO LÓPEZ EN VALENCIA

 


La obra "universal y esencial" de Antonio López embelesa en Valencia con una retrospectiva total

La Fundación Bancaja de Valencia acoge una completa retrospectiva de la obra de Antonio López desde los años de juventud, al inicio de los 50, hasta la actualidad, un recorrido por la producción del artista castellanomanchego donde, por primera vez, expone junto a su mujer, la pintora figurativa María Moreno, fallecida en febrero.

"No dudé cuando me ofrecieron exponer en Valencia", ha asegurado Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) durante la presentación de la exposición, que estará abierta hasta el 24 de enero de 2021, quien ha recordado que su mujer vivió en esta ciudad hasta los 8 o 10 años y "siempre" le hablaba "de este sitio paradisíaco, de su gente, sus calles, el mar, algo que en Madrid no puedes imaginar".

Un total de 92 obras -72 de ellas de Antonio López y 20 de María Moreno- componen esta exposición comisariada por Tomás Llorens, quien ha asegurado que es "uno de los artistas más ambiciosos que ha producido Europa", y Boye Llorens, junto al propio artista y el entorno familiar próximo y que agrupa las obras de forma temática y en dos grandes bloques cronológicos.


La exposición Antonio López ofrece una completa retrospectiva con un recorrido por la pintura, el dibujo y la escultura del artista desde los años 50 hasta la actualidad. La muestra, que ha contado con la colaboración del propio artista y de su entorno familiar próximo en el comisariado, acerca al público el singular proceso creativo del artista e incluye algunos de los principales cuadros y esculturas en los que se encuentra actualmente trabajando en su taller, y algunas obras en proceso que ha querido mostrar al público.

El conjunto reúne una selección de casi un centenar de piezas gracias a la colaboración de una treintena de instituciones y particulares que han cedido obra de su colección, permitiendo una selección única. Las obras proceden de colecciones institucionales como las del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Fundación ICO, Museo ARTIUM. Vitoria – Gasteiz, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Galería Marlborough, Colección Rucandio, Colección Fundación MonteMadrid, Colecció Fundació Sorigué, Colección Orpheus, Colección privada cortesía Michel Soskine Inc. Madrid – New York, Museo Municipal de Valdepeñas, así como de más de 25 colecciones privadas.

La exposición indaga en el carácter singular de su complejo y exigente proceso de trabajo, que le ha permitido definir y consolidar una poética realista extremadamente rigurosa y original, tremendamente personal. Pretende mostrar cómo ese proceso de trabajo refleja una investigación profunda y minuciosa que ha impuesto un enfoque multidisciplinar y la insistente, casi obsesiva, recurrencia de determinadas temáticas de la realidad cotidiana a lo largo de los años.

El recorrido plantea dos grandes bloques cronológicos. En la primera sala se reúnen las obras de los años iniciales, en los que Antonio López busca construir un lenguaje figurativo propio. En la segunda sala se muestra un registro más objetivo. El artista ahonda en la experiencia perceptiva, centrándose en la forma y la luz como parámetros últimos de la representación de una realidad a la vez estable y cambiante en el tiempo.

La muestra antológica de Antonio López incluye también una sección dedicada a la pintora figurativa María Moreno, su mujer, recientemente fallecida, que supone la primera ocasión en la que exponen juntos ambos artistas, al margen de exposiciones colectivas junto a otros creadores.








HASTA EL 24 DE ENERO

domingo, 11 de octubre de 2020

GRANDES COLECCIONES PRIVADAS DE EUROPA




François Pinault, el último mecenas de la Serenísima


El magnate francés del lujo tiene en el Palazzo Grassi y la Punta della Dogana de Venecia dos escenarios privilegiados por los que desfila su colección de 3.000 obras de arte contemporáneo

 
Vista de la exposición 'Sin título, 2020. Tres perspectivas sobre el arte del presente' en la Punta della Dogana. Obras de Enrico David y Markus Lüpertz.

Nacido en una familia de campesinos en Trévérien, un pequeño pueblo de la Bretaña francesa hace 83 años, François Pinault es uno de los hombres más ricos del planeta. En la versión corta del origen de su inmenso patrimonio, se puede decir que empezó en el mundo de los negocios comprando y vendiendo leña de los bosques de su comarca, un escenario que agrandó rápidamente importando maderas de Canadá y Escandinavia. Logró vender esa empresa a principios de los setenta por una cantidad que superaba 50 veces su valor inicial. Después se fue haciendo con firmas como Printemps, Conforama o Fnac hasta coronarse como el auténtico emperador del negocio del lujo (Gucci, Yves Saint Laurent, Alexander McQueen, Balenciaga, Bottega Veneta). La familia, representada por el grupo Artemis, posee además un equipo de fútbol (Stade Rennais), un teatro (Marigny), un semanario (Le Point), una casa de subastas (Christie’s) y dos museos en Venecia: el Palazzo Grassi (adquirido a los Agnelli) y la Punta della Dogana. Y por si fuera poco, todo está casi listo para que la rama artística siga creciendo en 2021 con un nuevo espacio en la Bolsa de Comercio de París. Nada menos.
 
La aproximación del patriarca de los Pinault al mundo del arte comenzó a partir de su matrimonio con Maryvonne Campbell. Su segunda esposa, aficionada a las antigüedades, le introdujo en el ámbito de las subastas. Consiguió que acabara comprando Christie’s, pero el empresario debió de considerar que el campo del arte antiguo estaba agotado y prefirió sumergirse en el arte contemporáneo. Su retirada de la primera línea de la gestión empresarial en 2003 y la entrega del cetro a su hijo François-Henri Pinault le ha venido muy bien a artistas y galeristas, que han tratado con un magnate que presume de no tener intermediarios y que se han beneficiado de formar parte de una colección con más de 3.000 piezas de los siglos XX y XXI.

 
'Say Goodbay. Self Portrait. Alexandria, 2009', obra de Youssef Nabil.
 

La colección, que brotó en torno a un mondrian adquirido en 1991, es todo un catálogo de los grandes nombres que forzosamente figuran en muchos de los blockbusters en manos de multimillonarios, pero también ha fomentado la creación in situ de muchos jóvenes artistas con pocas exposiciones en sus currículos e incluso nula presencia en el mercado. Entre los fondos de su propiedad se mezclan los nombres de Pablo Picasso, Kandinsky o Jackson Pollock junto a Jeff Koons, Sigmar Polke, Cindy Sherman, Cy Twombly, Takashi Murakami, Richard Prince, Paul McCarthy o Thomas Schütte. Y junto a todas estas celebridades, hay artistas jóvenes a los que se invita a intervenir en cualquiera de los dos museos en cualquiera de los soportes imaginables.
 
En los museos de François Pinault el concepto de exposición permanente se ha sustituido por el de proyectos en los que el comisario crea una historia sobre fondos del propietario y piezas específicas y a veces efímeras. Nada está pensado para permanecer eternamente, de manera que el multimillonario presta habitualmente a instituciones internacionales y, a su vez, él completa su programa expositivo con obras ajenas.
 
Pasado el confinamiento, el Palazzo Grassi y la Punta della Dogana han reabierto sus puertas el segundo fin de semana de julio con exposiciones fieles a la línea que han mantenido desde que se inauguraron. En la Dogana se puede ver Sin título, 2020. Tres perspectivas sobre el arte del presente. Comisariada por Caroline Bourgeois, Muna El Fituri y el artista Thomas Houseago, es una reflexión sobre la colección con obras de 60 artistas incluidos en ella. Eduardo Chillida, Magdalena Abakanowicz, Nairy Baghramian, Garry Barker, Maria Bartuszová, Lee Bontecou, Marcel Broodthaers, Stanley Brouwn o Teresa Burga.
 
En el Palazzo Grassi, el protagonista principal es Cartier-Bresson en el primer piso del edificio. Bajo el título de El gran juego, se exhiben 385 imágenes que el artista consideraba como las más significativas de su trayectoria. Cinco invitados de relumbrón han elegido sus 50 imágenes favoritas: los peculiares comisarios son la fotógrafa Annie Leibovitz, el director Wim Wenders, el escritor Javier Cercas, la comisaria y directora del departamento de Grabados y Fotografía de la Biblioteca Nacional de Francia, Sylvie Aubenas, y el propio coleccionista, François Pinault.
 
La oferta de arte realizado por jóvenes ocupa la planta principal del palacio con una monográfica dedicada al artista Youssef Nabil (El Cairo, 1972), titulada Once Upon a Dream, comisariada por Matthieu Humery y Jean-Jacques Aillagon.
 
En un tercer espacio situado junto al Grassi, conocido como El Teatrino, se celebra desde 2013 un amplio programa cultural y educativo, organizado en colaboración con instituciones y universidades de la propia Venecia y de países extranjeros.
 
BABELIA (EL PAÍS)
 

ARTE POVERA



Mario Merz. El tiempo es mudo 




La retrospectiva dedicada a Mario Merz (Milán, Italia, 1925-Milán, Italia, 2003) recorre las derivas de una obra suspendida en una suerte de tiempo prehistórico, ajeno al discurso de la historia en la era moderna. Dicha perspectiva anacrónica, evidente en la elección de los materiales y la iconografía, es resultado de la posición ideológica y comprometida del artista en relación con el contexto político e intelectual italiano de los años sesenta y setenta del siglo XX, así como de su rechazo a la penetración del capitalismo y el modo de vida americano en el mundo de la posguerra.
 
 
 
Vinculada al arte povera, la práctica artística de Merz incorpora varios de los rasgos fundamentales que el crítico de arte coetáneo Germano Celant identificó con esta corriente: además de su oposición a la sociedad posindustrial del consumo, hallamos un uso consciente de materiales orgánicos como arcilla, ramas, cera o carbón. De su empleo emergen algunas de las asociaciones recurrentes en el imaginario pre-moderno del artista, como la del fuego, el rayo y la flecha; figuras con significados míticos y geológicos como, por ejemplo, el iglú, la mesa, la espiral o el río; o animales ancestrales como el rinoceronte o el cocodrilo. Estos motivos junto con la idea del nómada atraviesan toda su poética, con la que reivindica modelos de vida en connivencia con la naturaleza que se resistan al proyecto depredador de la modernidad capitalista. En este sentido, la búsqueda de lo mítico distingue la obra de Merz de la de sus contemporáneos afines, pues su arcaísmo no tiene que ver con el anhelo melancólico del pasado, sino con una incisiva crítica a la modernidad industrial y consumista.
 
Su biografía da cuenta de esta implicación tanto política como poética. Militante del grupo de resistencia antifascista Giustizia e Libertá, fue encarcelado por su activismo en 1945, momento en que comenzó a recurrir a materiales tan precarios como cartas y envoltorios de comida. Desde muy temprano, desarrolló sus preocupaciones políticas y sociales en términos estéticos, destacando obras emblemáticas como Igloo di Giap o Che fare?, surgidas al calor de los acontecimientos de Mayo del 68 y de las ideas políticas y filosóficas que, sobre todo en Italia, modificaron la concepción clásica del marxismo sobre el papel del intelectual como sujeto revolucionario.
 
 
 
Mario Merz estuvo vinculado al arte povera, movimiento que abogaba por la utilización de materiales “pobres” provenientes de la naturaleza o de los desechos de la sociedad de consumo. Recuerdo al ver las obras de Merz diseminadas en el ámbito expositivo una  exhibición muy relevante en 1985, organizada por el Centro Nacional de Exposiciones, dirigido por Carmen Giménez, que tuvo lugar en este mismo espacio y en el Palacio de Cristal: Del Arte Povera a 1985, que reunió piezas del propio Mario y de su esposa Marisa Merz, junto a otras de Paolini, Pistoletto, Boetti o Penone, entre otros. Y ahora 34 años después regresa la imponente figura de Mario Merz, actor clave del movimiento que ayuda a entender mejor el devenir del arte europeo en los últimos 50 años del siglo pasado, tanto por su variedad temática como por las disciplinas que abordó: la pintura, la escultura, las perfomances y las instalaciones. En la presentación Beatrice Merz destacó la intuición de su padre a la hora de trabajar porque creaba sus obras para espacios determinados y dijo que el montaje en el Palacio Velázquez ha respetado la esencia del trabajo de Mario Merz. Por su parte, Manuel Borja-Villel, explicó que la muestra quiere reivindicar una figura capital de la segunda mitad del siglo XX, que anticipó muchos de los temas en vigor en el siglo XXI como son la ecología, el modelo de ciudad y los entornos naturales. Y añadió que a Mario Merz le interesaba el tiempo vivido pero no la visión académica relacionada solo por la cronología y sobre todo la interrelación entre las diferentes disciplinas artísticas.
 
Este grupo usaba materiales y técnicas poco convencionales, lo que le llevó a convertirse en una especie de contramovimiento a lo que se hacía en el otro lado lado del Atlántico, que casi siempre se caraterizaba por una mirada sofisticada, intelectual y muy estética, mientras que los artistas povera se inclinaban por materiales y objetos reciclados, bien fueran orgánicos (arena, barro, carbón, cera o ramas) o de la cultura industrial y del consumo (neones, cristales, alambres, papel de periódicos, entre otros). En el caso de Mario Merz fija su atención en creaciones que representan a animales ancestrales como el cocodrilo o el rinoceronte, tanto en algunas de sus pinturas como en sus esculturas.

 
 
 
No debemos olvidar que la posguerra europea trajo consigo un período de adentrarse en cierta realidad social, tras ese sentimiento de pérdida que todo conflicto bélico conlleva. De ahí que muchas veces, sobre todo en los años 50, estos creadores se inclinaran por materiales precarios y los artistas cultivaran una estética neorrealista tanto en el cine como en la literatura, el arte, la fotografía y la arquitectura. Más adelante, ya en los 60 y 70, el arte povera congregó a artistas de distintas ciudades (Milán, Roma, Génova, Venecia, Nápoles y Bolonia), conformando un movimiento pleno de motivaciones sociales, culturales y políticas que se alejaban de los valores y la estética elitistas.
 
Mario Merz fue edificando una trayectoria conceptualmente rigurosa, no exenta de aliento poético y con una rica iconografía que le servía para ser muy crítico con la modernidad, tan visible en la industria y el consumo. El creador italiano pensaba que ese tipo de modernidad estaba abocando al ser humano a una alienación creciente y le estaba apartando de tener un vínculo afectivo con su entorno más natural.
 
Y es esta idea uno de los ejes sobre el que gravita la retrospectiva de Mario Merz porque él quería conectar al ser humano con las ideas esenciales: construir y habitar; y alejarlo de la deriva del consumo y la producción masiva, acercándolo a la naturaleza. Merz supo crear obras en las que prevalece la observación y la reflexión. Quiso que se volviera al ciclo en el que todo fluía despacio, a un ritmo distinto, como cuando cae una hoja de un árbol al suelo, sin prisa. Poco a poco se fue apropiando de un imaginario y de una iconografía prehistórica, que está fuera de la sociedad frenética en la que él y nosotros todavía vivimos, y que se desarrolla en un tiempo pasado e irreal, fuera de nuestro contexto actual. El otro eje vertebrador contextualiza su trabajo con una intención política en el período histórico que le tocó vivir. Una década de protesta como fueron los años 60 y  de denuncia constante por  la Guerra del Vietnam, el Mayo del 68, la Primavera de Praga o las huelgas que hubo en Italia.  Todo eso revelaba una honda preocupación por el tiempo y el espacio que habitaba.

A lo largo del recorrido por el Palacio de Velázquez vamos encontrando las variaciones de la estructura de la cabaña arcaica y el iglú, con su forma abovedada, en diferentes opciones. Son construcciones que evocan toda una serie de referencias y recuerdos de las cabañas primitivas de los inicios de la historia humana, además de habitáculos temporales y proyectos utópicos del mundo posindustrial, con ecos del mundo indígena. Los iglúes de Merz no se construyen con nieve, sino con desperdicios y material encontrado en los restos del mundo industrial, por lo general vidrio, el material de la modernidad. Y así vemos el Iglú de Giap, 1968, en cuya cúpula inserta una frase del general y estratega militar norvietnamita Võ Nguyên Giáp; el Iglú, Tienda de Gadafi, realizado entre 1968 y 1981; y La gota de agua, 198, pieza que sintetiza casi toda la esencia del arte povera en general y del suyo en particular: la luz natural, el agua, la naturaleza, el metal y el vidrio.

Merz llegó a fusionar lo político y lo poético como vemos cuando usa luces de neón en ¿Qué hacer?, una obra de 1968, con su referencia directa al escrito en el que Lenin presentó sus propuestas estratégicas para los partidos revolucionarios; y en Acción política de huelga general proclamada en relación con el arte, 1970, dos buenos ejemplos de esa década. Sin olvidar sus imágenes a partir de animales con reminiscencias prehistóricas en obras como Rinoceronte o Caimán pequeño, ambos de 1979; o sus formas alargadas y de conos  como en esa estilizada obra de 1984, que no lleva título, pero que desprendía algo tan característico de su quehacer plástico: la elegancia.


La mesa también tuvo un claro protagonismo en sus composiciones por la multitud de significados que este objeto tiene: sirve para reunirse y celebrar, comer, trabajar, intimar, conversar, porque en cierto modo simboliza todo lo que el arte povera significa, tanto por su poética como por su estética como se desprende en Para las mesas, 1974; y en Mesa en espiral, producida en 1989. Una exposición necesaria en un espacio único para disfrutar del magisterio de Mario Merz.


HASTA EL 31 DE DICIEMBRE