martes, 26 de julio de 2022

CENTRO CENTRO MADRID

 




El Pop Art, movimiento caracterizado por el empleo de imágenes y temas tomados del mundo de la comunicación de masas y la publicidad, surge a mediados de la década de los 50 en Inglaterra como una nueva corriente artística, frente al expresionismo abstracto, considerado vacío y elitista, y pronto se extiende a los Estados Unidos, donde alcanza su mayor proyección. El término fue utilizado por primera vez por el crítico británico Lawrence Alloway en 1962 para definir el arte que algunos jóvenes estaban realizando, utilizando imágenes populares. Al mismo tiempo, importantes revistas, como Time, Life o News Week, dedicaron algunos ensayos al nuevo estilo artístico, aunque fue reconocido antes por el gran público y las revistas de amplia difusión que por los críticos especializados o los museos de arte contemporáneo.

El Pop Art se apropia de técnicas plásticas características de los medios de comunicación masivos, como el cómic, la fotografía y los distintos procedimientos derivados de ella –ampliaciones y yuxtaposiciones, collages, fotomontajes– y el cartel publicitario, con sus diferentes técnicas visuales –acumulación, oposición, supresión–. La utilización de la pintura acrílica, derivada de los colores planos del cartel y el cultivo de la bidimensionalidad, son también características.

Esta exposición reúne obras de los artistas más relevantes del Pop art americano: Keith Haring (Pensilvania, 1958 - Nueva York, 1990), Roy Lichtenstein (Nueva York, 1923 - 1997), Robert Rauschenberg (Texas, 1925 - Florida, 2008) y Andy Warhol (Pittsburgh, 1928 - Nueva York, 1987). La muestra pone de manifiesto cómo cualquier objeto de la vida cotidiana puede elevarse a la categoría de arte. Constata la importancia de la cultura de masas, que hoy es ya una expresión de lo cotidiano en los ámbitos públicos y privados. Introduce el consumo y la materia en el imaginario colectivo de las sociedades avanzadas. Y pasa página al inconcluso libro de la historia del Arte, donde todo cabe esperar.
 

Lola Durán Úcar es la comisaria de The Pop Art Culture. Doctora en Historia del Arte y Cultura Visual por la Universidad Autónoma de Madrid y Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza. Es comisaria de exposiciones y crítica de arte. Su ámbito de investigación se centra en el arte del siglo XX.

Es miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte desde 2005. Miembro del Patronato de Fundación Pilar Citoler, Madrid; miembro de la Comisión Asesora del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano (Zaragoza, Gobierno de Aragón) y miembro del Patronato de la Fundació Miquel Navarro de la Generalitat Valenciana, Valencia. Ha desarrollado una amplia trayectoria profesional dedicada a la investigación y difusión del arte contemporáneo: comisariado de exposiciones, publicaciones y catalogación de colecciones institucionales y privadas. Ha comisariado exposiciones para La Real Academia de San Fernando, Madrid; Es Baluard-Museu d’Art Modern i Contemporáneo de Palma de Mallorca; Museo Goya, Zaragoza; Sala Kubo, San Sebastián; Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina; Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile; Museo Torres García, Montevideo, Uruguay; Jordan National Gallery of Amman, Jordania; Basilica di Santa Maria Maggiore alla Pietrasanta, Nápoles; K Museum of Contemporary Art, Seúl, Corea; Meet You Museum, Yintai Center, Pekín; o Instituto Cervantes, Pekín, entre otros.

Es autora de numerosas monografías y publicaciones, entre las que se encuentran: La estética del exceso, en En torno al Art Brut, Círculo de Bellas Artes de Madrid, Ediciones Arte y Estética, 2007; Desastres de la guerra, desastres contemporáneos Francisco de Goya y Jakes and Dinos Chapman, en Goya grabador. Precursor del Arte Contemporáneo, Museo Goya, Zaragoza, 2017; y del Catálogo Razonado del escultor Pablo Serrano, Fundación Azcona-Gobierno de Aragón, 2017. 

HASTA EL 18 DE SEPTIEMBRE

GEORGES SEURAT

 


Serra/Seurat. Dibujos


El artista francés Georges Seurat (1859–1891), pionero del movimiento pictórico puntillista, supo llevar el dibujo a nuevas cotas y entrar en el olimpo de los grandes maestros de esta técnica. No solo admiraron sus obras sobre papel sus coetáneos; también las han venerado otros artistas posteriores, como el estadounidense Richard Serra (1938), quien considera el dibujo como un lenguaje autónomo, al que somete a nuevos procesos y con el que experimenta en distintos formatos y materiales. Esta exposición presenta las obras de ambos autores realizadas en este medio, evidenciando su gran valor artístico.

Algo en apariencia tan simple como un papel adquiere una gran trascendencia en los dibujos de Seurat, al convertirse en un elemento que determina, en cierta forma, la obra. El artista siente el material hasta el punto de hacerlo hablar.

Este conocimiento del soporte —al que Seurat casi dota de vida, dejando que absorba la cantidad de conté necesaria en cada caso para crear luces, volúmenes y contrastes— distingue a los grandes maestros.

Asimismo, Richard Serra descubre ya en su etapa de formación que “el procedimiento [está] dictado por el material”, que impone “su propia forma a la forma”. En sus Recorridos (Ramble Drawings), serie iniciada en 2015, el artista se recrea en el soporte: un papel japonés fabricado a mano en el que cada fibra genera diferentes accidentes, que Serra integra en su trabajo. Así, ningún dibujo es igual a otro, por la manera en que el autor incide sobre el papel y porque ninguna hoja se parece a las demás.

Comisariada por: Lucía Agirre, curator, Museo Guggenheim Bilbao, y Judith Benhamou, comisaria independiente y crítica de arte.



HASTA EL 6 DE SEPTIEMBRE

viernes, 15 de julio de 2022

CENTRO GALLEGO ARTE CONTEMPORÁNEO

 


Narelle Jubelin dialoga en el CGAC con el territorio gallego y su memoria


El proyecto expositivo de la artista australiana «Nalgures» incorpora por primera vez en sus piezas obras de otras creadoras como Anna Turbau y Ana Romaní


La creadora australiana Narelle Jubelin, en el CGAC, junto a algunas de sus piezas


Un diálogo con Galicia, con su territorio y con su memoria. Ese es el eje principal de Nalgures, el proyecto expositivo de la australiana Narelle Jubelin (Sídney, 1960) que desde este viernes puede visitarse en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) en Santiago. Para las numerosas piezas creadas específicamente para la muestra, la artista dialoga con diferentes espacios, como el cementerio de Bonaval y los lavaderos del río Sarela (Santiago), Pinisqueira (Aguiño) y Artes (Corrubedo), pero también con sus gentes, caso de Encarna Otero, Purificación Pérez Sampedro y Josefa Torres, para sumergirse en toda esa memoria que atesoran esos lugares casi olvidados en la actualidad.
 

En esa interrelación con Galicia, la creadora también incorporó por primera vez en sus piezas obras de otros artistas; por ejemplo, fotografías tomadas por la catalana Anna Turbau a finales de los año 70, así como piezas descatalogadas de Cerámicas do Castro y de Sargadelos. Para recibir al visitante, Jubelin realizó una intervención caligráfica en la ventana del museo con tinta blanca tomando versos de A desvértebra (Chan da Pólvora), de Ana Romaní.

Todo esa interlocución con el territorio que establece la artista Narelle Jubelin en este proyecto también se liga a sus anteriores series de trabajo. Especial protagonismo tienen las obras que había creado para la muestra Shumakon hace dos décadas en Jerusalén durante la segunda intifada. Precisamente, sobre el suelo del vestíbulo del CGAC, la creadora australiana hace referencia a la franja de Gaza a partir de las imágenes obtenidas por satélite que documentaban los resultados de la ofensiva israelí a lo largo de cincuenta días durante el verano del 2014. Una representación para la que emplea embalajes de cartón y textil tejido.
   
El proyecto expositivo, que se extiende por el vestíbulo y la primera planta, también establece un diálogo con el propio espacio museístico. Queda muy patente en la primera planta, donde la artista refleja el peso que supone esa mesa invertida en el techo diseñada por Siza en la proyección invertida de parte de una pieza audiovisual centrada en los lavaderos de Pinisqueira, Artes, Picaños y Sarela, además del cementerio de Bonaval. Un vídeo que Jubelin también liga a Anni Albers, pionera en el arte textil. Precisamente, en el trabajo de la artista australiana está muy presente el bordado, con el que reinterpreta otras obras o documentos fotográficos. «Parte de mi trabajo es estar bordando», subrayó.

La muestra, según destacó la comisaria, Natalia Poncela, está organizada «por quendas», donde piezas de diferentes colecciones llegan a convivir. El director del CGAC, Santiago Olmo, explicó cómo el proyecto expositivo fue creciendo y pasó a ocupar más espacios del museo de los inicialmente previstos a raíz de ese trabajo con el territorio y su historia. Precisamente, el director xeral de Cultura, Anxo Lorenzo, resaltó que se trata de un proyecto expositivo muy ambicioso «e moi conectado con Galicia; houbo moito interese por imbricarse neste espazo con Bonaval, Santiago e os Camiños».





BARTOLOMÉ MONTES LÓPEZ

 


Linares tiene un artistazo del cartón


Bartolomé Montes hace esculturas con desechos de este material como soporte


Es sabido por todos que, históricamente, Linares ha aportado al arte nacional e internacional grandes figuras artísticas en muchas de las disciplinas que aglutina la cultura. Bartolomé Montes López (Linares, 1979) es uno de los que congrega esta larga lista, con el arte superlativo que realiza creando impresionantes esculturas a partir, única y exclusivamente, de desechos de cartón. El escultor lleva utilizando este material en sus obras desde 2009, cuando a la sazón estudiaba Bellas Artes, que le ha valido para distinguirse e instaurar un estilo propio dentro del heterogéneo mundo de la escultura. Los cartones que dan vida a sus minuciosas creaciones proceden de empresas que los desechan, así como de los que encuentra en los contenedores del municipio linarense.

La Familia Real vista por Montes.

El proceso que emplea en cada una de sus esculturas siempre cumple el mismo ritual. Cuando tiene asimilado al personaje que va a enarbolar, comienza a dibujar sobre el cartón, buscando las primeras formas de la figura. Es tras este paso cuando hace gala de la destreza que posee en sus manos, uniendo varias capas de este material reciclable con pegamento caliente para dar forma a los cuerpos y los semblantes de las esculturas.

Su arte está inspirado en el Fotoperiodismo del siglo XX, abordando, generalmente, personajes mundanos que representan las dos caras de la moneda en la psique de la sociedad: el amor y el odio. La baronesa Thyssen, Roger Federer, Freddie Mercury, Isabel Pantoja, Michael Jackson o Juan José Padilla, son algunas de las muchas celebridades que Bartolomé ha retratado en su carrera artística, con un extraordinario resultado en la ejecución final. Actualmente, una de sus obras se encuentra expuesta en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga: Duchess, una escultura sobre la duquesa de Alba, con la que obtuvo el premio de la institución cultural malagueña en uno de sus certámenes.

Su habilidad en esta faceta artística es admirada por una gran cohorte de seguidores, entre ellos el futbolista del Paris Saint-Germain Sergio Ramos, quien personalmente se puso en contacto con el artista para encargarle Champions final, una escultura que retrata la icónica imagen del excapitán del Real Madrid junto a su hijo Marco, cuando el equipo de la capital española ganó la decimotercera Copa de Europa en Kiev ante el Liverpool.



RANIERO FERNÁNDEZ

 


El CGAC completa su programación de verano con una nueva exposición que revisa la obra del fotógrafo referente de los años 50 y 60, el vigués Raniero Fernández




El CGAC acoge  una nueva propuesta expositiva que revisa desde una perspectiva contemporánea la obra de uno de los fotógrafos gallegos de referencia en los años 50 y 60, el vigués Raniero Fernández. La exposición se suma a las otras dos que mantiene abiertas el museo estos meses dentro de su programación de verano, que se centran en la performance, las artes vivas y la fotografía.

El director general de Cultura, Ángel M. Lorenzo, participó  en la presentación de la muestra, en la que estuvo acompañado del director del CGAC, Santiago Olmo, y de los comisarios Manuel @Sendón y Xosé Luís Suárez Canal.

El representante de la Consellería de Cultura, FP y Universidades destacó la capacidad de esta exposición para “acercar una nueva visión de la prolífica obra del que fue uno de los fotógrafos gallegos de referencia de su época, cuyo legado merece ser divulgado”, indicó. En este sentido, recordó el papel de Raniero Fernández como presidente de la Agrupación Fotográfica Gallega, cuando se convirtió, dijo, en dinamizador de la actividad cultural de su ciudad natal, Vigo, y gran parte de Galicia “como también quedó reflejado en su obra”.

Ángel M. Lorenzo valoró el trabajo del fotógrafo vigués al ser quien de retratar “parte de nuestra historia con un estilo diferente para su época, con imágenes del puerto de Vigo que hoy en día son testigo de la huella de la emigración a América de la década de los 50 o con su visión particular de elementos etnográficos propiamente gallegos”, añadió.

Valor documental

La exposición Raniero Fernández. El archivo divulga la obra del fotógrafo vigués desde una perspectiva contemporánea. Incluye piezas de la década de los 50 y 60 en las que retrata a Galicia de la emigración, el mundo rural desde una perspectiva idealizante como es costumbre en la fotografía no profesional. También incluye fotografías que adquieren un importante valor documental como imágenes de mujeres vendiendo leña o leche en el centro de Pontevedra o una mujer llevando la leche en burro en Lugo junto a fotografías de la feria de Santiago de Compostela, un tema recurrente desde principios de los 40.

La muestra que puede visitarse hasta el 12 de febrero cuenta, además, con series de cruceros y hórreos de los que tiene catalogados más de 400 negativos. Esa misma búsqueda archivística la empleó también para abordar la temática de la orfebrería religiosa, generando series que hoy, a la luz de la fotografía contemporánea, adquieren un importante interés al traer a la mente a obra de artistas coetáneos. Con el objetivo de revisar la obra del fotógrafo vigués desde una óptica actual, pero contextualizándola en su época se incluyen también obras de otros fotógrafos como Ferrol, Losada, Rueda, Schimidt de las Heas, Terré, Veiga Roel y Zamora.

Tres exposiciones

Raniero Fernández. El Archivo se suma a las otras dos exposiciones que mantiene abiertas el CGAC durante todo este verano. Por una parte, puede visitarse hasta el 2 de octubre El museo como escenario, dedicada a las artes vivas, a la performace y a fenómenos escénicos. A partir de las propuestas de Rosana Antolí, Marta Pazos y Berio Molina, los espacios del CGAC se convierten en un lugar de producción y experimentación donde las instalaciones creadas por los artistas funcionan de manera autónoma, pero también pueden ser activadas por el espectador.  

Además, el CGAC también tiene abierta la exposición Nalgures de la australiana Narelle Jubelin, con la que se ahonda en la memoria del paisaje. Entre otras obras, la artista incluye por primera vez en una exposición otras creaciones artísticas, como piezas descatalogadas de Cerámicas del Castro y de Sargadelos, algunas pertenecientes al Laboratorio de Formas y podrá visitarse hasta mediados de octubre.







martes, 5 de julio de 2022

IDOIA MONTÓN

 


Idoia Montón muestra sus ‘Siete Ventanas’ en el Marco





La artista vasca inaugura la exposición de gran parte de las obras que ha pintado desde 1990 mostrando todas sus ventanas

El Marco en colaboración con la Sala Rekalde inauguró ayer la exposición ‘Siete Ventanas’ de la artista vasca Idoia Montón. Una sala que reúne gran parte de su trabajo, puesto en marcha hace algo más de 30 años, en 1990, y donde se podrán ver pinturas, dibujos y collages procedentes de colecciones privadas e institucionales como el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museo San Telmo de Donostia. 


Su título ‘Siete Ventanas’ hace alusión a la expresión tanto literal como metafórica de las diferentes formas de conjugar las relaciones entre “el adentro y el afuera, la calle o la habitación”. A lo largo de toda su trayectoria artística las ventanas han sido un elemento reiterado, un medio a través del cual ha visto la realidad, el paisaje y la vida. 

El proyecto, que comenzó hace tres décadas entre País Vasco y Cataluña, tiene como objetivo revisar toda esta trayectoria y representar las claves que estructuran su trabajo. La muestra no se organiza cronológicamente sino que lo hace en cuatro ámbitos, ‘Una habitación propia’, ‘Guerra’, ‘Barna’ y ‘Con los ojos abiertos’.

Idoia Montón considera su taller como “un laboratorio donde ensayar diferentes experimentos que puedan hacer que un medio tan históricamente saturado como es la pintura vuelva a hablarnos en presente”, además la misma artista aseguró, “quiero que mi pintura sea un espejo donde el público contemple, se trata de entrar y encontrar su vida reflejada”.

‘Una habitación propia' recoge las obras ejecutadas en País Vasco antes de su marcha a Barcelona, se tratan de sus primeros experimentos escultóricos así como varios de sus papeles recortados. En ‘Barna’ encontramos referencias a un contexto artístico y social concreto en el que destacan dos cuestiones, por un lado, la respuesta a la negación y por otro las reflexiones sobre la crisis que sufría la ciudad en ese momento. En ‘Guerra’ muestra un ciclo de obras que manifiestan la inquietud de Montón por la representación del poder y la violencia. Por último,  ‘Con los ojos abiertos’ reúne una serie de ciudades biomórficas, casi monstruosas donde se confunden planos y direcciones así como se difuminan los límites de lo vivo y lo muerto.

La exposición situada en la primera planta del Marco fue inaugurada  por Abel Caballero, quien hizo alusión a la historia e importancia de este edificio rehabilitado en 1995 y su gran historia,  y estará presente hasta el próximo 4 de septiembre.



                                    VIDEO DE ESTA EXPOSICIÓN EN BILBAO


MÁS INFORMACIÓN


ALEX KATZ

 

Alex Katz, el pintor contemporáneo que expondrá por primera vez en el Thyssen-Bornemisza

La primera gran muestra de Alex Katz en España celebra el trazo contemporáneo del pintor neoyorquino.

Este artículo se publicó originalmente en el número de junio de Vogue España

Trazos ágiles. Composiciones planas. Dominio del impacto cromático. Y un escueto puñado de géneros que, año tras año, lograron la proeza de estabilizar en frescura y contemporaneidad. Por mucho que haya pasado gran parte del último medio siglo retratando una y otra vez a su mujer, Ada, la del estadounidense Alex Katz (Nueva York, 1927) es una de las producciones artísticas más fértiles, interesantes y rabiosamente modernas de la actualidad. “Ada es una de las personas más atractivas y bellas que he conocido nunca. Siempre he tratado de plasmar eso, pero me resulta imposible”, defiende el artista desde su estudio en el SoHo neoyorquino sobre esa obsesión que dura ya más de sesenta años. “Yo creo que solo se emociona cuando habla de Ada. Es su única debilidad”, señala días después Leticia de Cos, conservadora en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y comisaria técnica de la retrospectiva Alex Katz, que se inaugura el 11 de junio y estará abierta hasta el 11 de septiembre. “Es muy directo y muy de hechos. No es un artista conceptual al que le guste excesivamente la especulación. Es un artista del hecho visual, que tiene un gran don para generar impacto y defiende la rapidez y la velocidad en su trabajo”, interviene Guillermo Solana, director artístico de la institución madrileña y comisario de este primer gran monográfico del artista estadounidense en España. Su obra, especialmente la de gran formato, que comenzó a popularizarse a mitad del siglo XX, se suele categorizar en cuatro géneros principales: el retrato simple (con Ada, claro, como musa principal), el retrato grupal o de amigos, las flores ("monumentales, tremendamente decorativas”, apunta Solana) y los grandes paisajes. Todos ellos se encuentran reflejados en la selección de cuarenta lienzos que en parte gracias a la intervención del propio estudio de Katz, que han ayudado en la preparación del proyecto, ya que el Ministerio de Cultura ha asegurado 27 de las piezas, llegan este verano al museo. 




“Su hijo Vincent siempre cuenta que cuando empezó a hacer figuración quería separarse del realismo convencional, pero se encontró con un problema: qué clase de fondos emplear con las figuras, y cómo hacer que se relacionasen con él. Así que se deriva de dos recursos para romper con la tradición: el fondo plano de color (una de sus grandes marcas, que logra un impacto tremendo en sus grandes obras) y el cut-out, recortes que llegan a convertir la pintura casi en escultura”, continúa el comisario, que se reunió por primera vez con la familia Katz en su sede central de Nueva York (tienen otra vivienda en Maine a la que viajan en los meses más cálidos) en 2019, un año antes de la fecha que han sido programados originalmente para esta ambiciosa muestra. Siempre teniendo en cuenta las singularidades del trabajo de Katz (pintor prolífico donde los haya, que presume de ser capaz de terminar un cuadro en una mañana), Solana lo enmarca en la corriente de neofigurativismo que suplantó, en interés del respetable, la ola del arte abstracto (PollockRothko...) de principios de siglo. 




Otros expertos lo anuncian como precursor del arte pop, pero el neoyorquino se siente mucho menos cómodo en esa categoría. “Yo pinto al natural, con influencias de la cultura. Los artistas pop usan cosas que ya existen en el mundo. Ellos hacen signos, yo hago símbolos”, asegura. “Él pone la pintura al día en la era de los media, que es algo que también hace Warhol, aunque de una manera, digamos, más esclava, porque se deja invadir totalmente por ellos. Permite que los iconos de los medios se conviertan en pintura. En Katz hay más elaboración, él no toma a Marilyn tal cual del mundo del cine y la incluye en su obra. Él crea un icono propio, que es Ada. El mérito que tiene eso es que a Ada la ha creado con medios artesanales, ha pintado unos centenares de imágenes de ella y ha conseguido imponerla como un icono”, desentraña Solana. Otra de las razones por el medio siglo después de comenzar su trayectoria, y sin grandes cambios en su estilo, siga siendo tan rabiosamente moderno es por su rechazo frontal a la nostalgia. “Es un tipo único, muy carismático, muy neoyorquino, muy cool y nada emocional. Detesta el melodrama”, describe el comisario. “Mis piezas son del tiempo en el que vivo, no del anterior. Es una expresión legítima de nuestro tiempo”, apuntala el artista, que se sirve de la moda para marcar el compás del presente. Desde los little black dresses que han vestido muchas de sus musas (o Ada, en repetidas ocasiones) y han fascinado a diseñadores como Calvin Klein, hasta los escaparates que intervino en Barneys New York con motivo de una colección de accesorios de hogar con su sello.


“La moda tiene que ver con la realidad del tiempo. Y siempre cambia con él. El arte cambia un poco más despacio que la moda, pero la pintura está gobernada por ella”, asegura el artista, que el mes que viene cumple 95 años. “Eso significa que no está encadenado ni a la tradición de la Historia del Arte, ni a la nostalgia, sino al puro ahora, aunque el 'ahora' tenga muchas capas. Está el 'ahora mismo' de la luz que entra por la ventana (un instante que, por cierto, le interesa mucho) y el “ahora de la década”, que se puede trabajar con la moda: cómo viste la gente, qué sombreros lleva, que gafas... Todos esos detalles y sensaciones están en el corazón de su pintura, no son un accesorio”, asegura Solana.













HASTA EL 11 DE SEPTIEMBRE