Alex Katz, el pintor contemporáneo que expondrá por primera vez en el Thyssen-Bornemisza
Este artículo se publicó originalmente en el número de junio de Vogue España
Otros expertos lo anuncian como precursor del arte pop, pero el neoyorquino se siente mucho menos cómodo en esa categoría. “Yo pinto al natural, con influencias de la cultura. Los artistas pop usan cosas que ya existen en el mundo. Ellos hacen signos, yo hago símbolos”, asegura. “Él pone la pintura al día en la era de los media, que es algo que también hace Warhol, aunque de una manera, digamos, más esclava, porque se deja invadir totalmente por ellos. Permite que los iconos de los medios se conviertan en pintura. En Katz hay más elaboración, él no toma a Marilyn tal cual del mundo del cine y la incluye en su obra. Él crea un icono propio, que es Ada. El mérito que tiene eso es que a Ada la ha creado con medios artesanales, ha pintado unos centenares de imágenes de ella y ha conseguido imponerla como un icono”, desentraña Solana. Otra de las razones por el medio siglo después de comenzar su trayectoria, y sin grandes cambios en su estilo, siga siendo tan rabiosamente moderno es por su rechazo frontal a la nostalgia. “Es un tipo único, muy carismático, muy neoyorquino, muy cool y nada emocional. Detesta el melodrama”, describe el comisario. “Mis piezas son del tiempo en el que vivo, no del anterior. Es una expresión legítima de nuestro tiempo”, apuntala el artista, que se sirve de la moda para marcar el compás del presente. Desde los little black dresses que han vestido muchas de sus musas (o Ada, en repetidas ocasiones) y han fascinado a diseñadores como Calvin Klein, hasta los escaparates que intervino en Barneys New York con motivo de una colección de accesorios de hogar con su sello.
“La moda tiene que ver con la realidad del tiempo. Y siempre cambia con él. El arte cambia un poco más despacio que la moda, pero la pintura está gobernada por ella”, asegura el artista, que el mes que viene cumple 95 años. “Eso significa que no está encadenado ni a la tradición de la Historia del Arte, ni a la nostalgia, sino al puro ahora, aunque el 'ahora' tenga muchas capas. Está el 'ahora mismo' de la luz que entra por la ventana (un instante que, por cierto, le interesa mucho) y el “ahora de la década”, que se puede trabajar con la moda: cómo viste la gente, qué sombreros lleva, que gafas... Todos esos detalles y sensaciones están en el corazón de su pintura, no son un accesorio”, asegura Solana.
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