La exposición que celebra la llegada a Madrid de la modernidad y el art decó hace un siglo
La muestra, que puede visitarse en Conde Duque hasta principios de noviembre, explora cómo este estilo transformó el Madrid de los años 20, desde la arquitectura hasta la moda
En 1925, mientras Europa buscaba cómo reinventarse tras una guerra que lo había puesto todo patas arriba, París organizó un evento que cambiaría para siempre el diseño moderno: la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales Modernas. Aquel escaparate de lujo y vanguardia, un despliegue de perfumes, tejidos, cristales tallados y arquitectura racional, fue también el bautismo oficial de un estilo que aspiraba a conquistarlo todo: el Art Déco.
Y allí estaba España. Nuestro pabellón, diseñado por Pascual Bravo, combinaba tradición con novedades estéticas que respiraban modernidad. Allí se vieron muebles de Marco e Ibáñez, joyería de Masriera y Carreras, un escaparate de moda firmado por Luis de la Rocha, el elegante stand de perfumería de Myrurgia, y obra gráfica de Larraya, Fontanals y Rafael de Penagos, este último incluso premiado. Aquello sirvió para que se plantara una semilla.
En cuestión de pocos años, Madrid empezó a abrazar el estilo. El Cine Barceló de Gutiérrez Soto, los cafés con columnas cromadas, los escaparates de la Gran Vía con vidrio grabado y geometrías limpias... Todos esos elementos que hoy nos parecen retro-futuristas, en su momento fueron el futuro: una ciudad abrazando el diseño como promesa de lo moderno y elegante. Ese es el Madrid que se nos cuenta en una exposición que se hace imprescindible para todo buen aficionado a la historia, el diseño y los cambios sociales. Y todo ello gracias a dos prestadores privados: López-Trabado y Carlos Velasco.
El desembarco madrileño del Déco
Y no solo hay carteles. La colección también incluye lo que se conoce como ephemera: "Tarjetas de visita, puntos de libro, abanicos, catálogos, reclamos publicitarios... piezas creadas para ser desechadas, pero que hoy son testimonio valioso de una época", dice Suau.
EL CONFIDENCIAL
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