viernes, 20 de octubre de 2023

MUSEO HELGA DE ALVEAR

 

Sandra Guimarães, la nueva directora llamada a transformar el Helga de Alvear: "Los museos son lugares para mejorar nuestra salud mental"

Tras permanecer al frente del de Bombas Gens Centre d'Art, (Valencia) durante tres años, la comisaria y gestora cultural aterriza en Cáceres para impulsar la mayor colección de arte contemporáneo de Europa: "Los museos nos ayudan a hacernos preguntas necesarias".



La comisaria y gestora cultural portuguesa Sandra Guimarães acaba de ser nombrada nueva directora del Museo Helga de Alvear en Cáceres, donde se encuentra la colección privada de arte contemporáneo más completa de Europa, con más de 3.000 obras de artistas contemporáneos.

Nacida en Oporto, llega al cargo después de resolverse un concurso público internacional, cuyos expertos valoraron "la carrera internacional de la candidata, la cual le aporta una amplia experiencia y una red de contactos con instituciones museísticas, artistas y profesionales que se consideran determinantes para la proyección internacional que se pretende dar al afamado museo". Poco después de su elección, atiende a YO DONA: "Asumir la dirección es un honor y una responsabilidad y haber sido elegida por un comité de expertos entre candidatas de todo el mundo me hace confiar en que, objetivamente, estoy donde tengo que estar".

Su carrera en las artes visuales abarca alrededor de 20 años e incluye cargos tan significativos como la dirección artística, durante tres años y hasta hace unos meses, de Bombas Gens Centre d'Art, (Valencia). A su vez, Guimarães ha sido curadora en el Museu Serralves (Oporto), entre 1998-2010, así como directora fundadora de programas en Remai Modern (Saskatoon, Canadá), entre 2015-2019.

La relación de Sandra Guimarães con el arte empezó a través de la literatura y los viajes: "Desde muy joven he tenido la suerte de viajar con mi madre, quien siempre me llevaba a museos. Visitábamos exposiciones en diferentes lugares y descubrí obras y museos. Siempre fui muy curiosa, me interesaba todo lo que era diferente y descubrir nuevos artistas que añadían a una historia del arte. Me interesaba todo lo que pudiera poner en duda mis propias certezas y no hay nada como el arte para eso, para hacernos pensar, reflexionar y disfrutar generando a veces más preguntas que respuestas. No me imagino haciendo otra cosa".

Primero, estudió Historia del Arte en la Universidad Libre de Bruselas, donde se especializó en Arte Contemporáneo y luego realizó un Máster en Gestión Cultural: "Siendo historiadora del arte siempre quise trabajar en un museo, con arte y con artistas, investigar y organizar exposiciones. Por ese motivo, volví a Oporto, mi ciudad natal, donde empecé mis prácticas con Vicente Todolí, un año antes de que se inaugurase el museo. Allí aprendí todo, trabajando más de cinco años con él y con los artistas, haciendo decenas de exposiciones".

Con esta amplia trayectoria, la directora portuguesa considera que "los museos, y en concreto el Helga de Alvear, ha de ser un instrumento crítico, capaz de crear una comunidad de relaciones a través del arte contemporáneo y donde absolutamente todas las personas se sientan bienvenidas, es el lugar de libertad, propiciando encuentros entre el arte, los artistas y la gente, en toda su diversidad". En su opinión, y desde la experiencia en la gestión cultural, se debe colocar siempre el arte y los artistas en primer lugar con la capacidad de generar encuentros y relaciones entorno en torno al hecho artístico.

"¿Somos realmente conscientes del poder transformador del arte?, ¿entendemos el potencial de un museo del s. XXI?", se pregunta para asegurar que "parte de mi trabajo es investigar y llevar a cabo acciones que nos transformen y nos permitan seguir avanzando como personas a través del arte y, en este contexto literario, hacerlo siempre en libertad porque siempre me he sentido libre a la hora de tomar decisiones".

Sandra Guimarães es firme defensora de los museos como espacios de apertura de espíritus, de cuestionamiento permanente de ideas y conceptos: "Para expresarlo de otra forma diferente, los museos son lugares indispensables porque nos confrontan el arte y a la realidad de nuestro mundo, ayudan a hacernos preguntas necesarias, nos permiten salir de nuestra individualidad, abren nuestra mente al mundo e incluso contribuyen a mejorar nuestra salud mental"

Para saber con exactitud a qué se refiere, la experta invita "a venir al Museo y dejarse llevar; lo veo en otras personas cada día". A nivel personal, visitar cualquier espacio artístico "supone un refugio, oxigena el cerebro y permite que nuestra mente respire, nos hace pensar y una gran obra de arte nunca se agota. Tiene varias capas -continúa- y su misterio es inagotable, de hecho, en muchas ocasiones, salimos del museo con más energía, con más esperanza y con nuevas experiencias enriquecedoras que nos llevamos con nosotros".

LA FUNDACIÓN

La galerista y coleccionista alemana -residente en España desde hace décadas- Helga de Alvear, impulsó la galería y el museo que llevan su nombre, convirtiendo a Cáceres en referencia mundial del arte contemporáneo gracias a la colaboración entre entidades públicas y privadas para que el proyecto fuese una realidad en 2021. Antes, en 2006 se constituyó la Fundación Helga de Alvear y cuatro años después se inauguró el Centro de Artes Visuales: "Helga no sólo es una de las galeristas y coleccionistas más relevantes del panorama artístico actual, sino que además ha tenido la generosidad de hacer posible este museo, donando su colección, financiando parte de la construcción del nuevo edificio y encargándose al 100% de la construcción de los almacenes que finalizará pronto. Es una persona admirable en todos los sentidos. Además, nos une una profunda pasión por el arte contemporáneo. Es algo visible y contagioso, que ambas esperamos trasmitir para que otras personas también se enamoren del arte como nos ocurre a nosotras".

Dos mujeres, dos líderes (Helga y Sandra), dos generaciones distintas pero unidas por un nexo común, el arte contemporáneo, -cada una en su espacio, posicionadas en cargos muy influyentes en el mundo de la cultura, y el del arte, en particular: "Soy consciente de que he podido disfrutar de grandes progresos respecto a las anteriores generaciones gracias a las contribuciones del feminismo a lo largo de la historia, pero por supuesto aún queda mucho por hacer". Aun así, matiza que "el progreso de los derechos de las mujeres y su visibilidad profesional no está garantizado en todas partes y debemos seguir trabajando por eliminar brechas. Algo que me gustaría destacar es el porcentaje excepcional de trabajadoras en el museo, circunstancias ejemplares que esperamos mantener".

Es esta misma línea, recuerda que "la historia del arte tiene sus zonas grises debido a la representación de diferentes desigualdades, ya sea por cuestiones de género o por otras discriminaciones y abusos de poder, como el legado del colonialismo con el que ahora convivimos. Desde el museo también debemos contribuir a saldar la deuda histórica de discriminación y nos toca integrar nuevas historias en un contexto polifónico", explica.

LIDERAZGO

Las condiciones de liderazgo y de trabajo en equipo son para la directora del Museo Helga de Alvear requisitos indispensables para cumplir sus objetivos: "Se trata de creer en un mismo proyecto compartido y cooperar, aprender unos de otros y seguir empujando en la misma dirección, con los trabajadores del museo, pero también con los artistas y las personas que nos visitan. El trabajo en equipo forma parte de la filosofía que impulsamos y va más allá de las oficinas. Aplica también a crear proyectos en conjunto con otras comunidades desde una perspectiva democrática, participativa, crítica y por supuesto, artística".

Precisamente, entre esas metas en su nueva etapa se encuentra que "una visita no sea suficiente, y que las personas vuelvan al Museo Helga de Alvear una y otra vez. Para eso, quiero posibilitar proyectos ambiciosos que puedan proporcionar experiencias transformativas para seguir teniendo un museo vivo, activo, que sea inclusivo, centrado en el artista, y que desarrolle la investigación a varios niveles. La próxima exposición estará dedicada a Carlos Bunga y compartiremos más información acerca de la futura programación más adelante".

Mientras prepara la siguiente muestra, Sandra Guimarães deja una última reflexión: "Espero que en el futuro podamos echar la vista atrás y asombrarnos de lo conseguido, el pensar que este museo es de todos, un espacio abierto que proporciona proyectos de arte ambiciosos, inclusivos y transformadores". Tiene al menos cuatro años para ello, tiempo que establecido en su contrato recién estrenado.

DAVID VIGARIO (EL MUNDO)


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