viernes, 24 de septiembre de 2021

PALACIO DE VELÁZQUEZ DEL RETIRO

 

Vivian Suter: de la selva guatemalteca al Retiro

Hija de europeos exiliados, Vivian Suter nació en Buenos Aires en 1949. A los 13 años regresa a Basilea, donde vivirá entre 1963 y 1982 y donde se forma artísticamente. Tras viajar a Los Ángeles y México, en 1982 recala en Guatemala, un país que le fascinó y cambió el curso de su biografía y de su carrera. Desde entonces vive y trabaja en la selva guatemalteca, en el pueblo de Panajachel, junto al lago Atitlán, en un terreno que antes fue una plantación cafetera.


Vivian Suter, en el Palacio de Velázquez del Retiro junto a algunas de sus obras


El intenso colorido de los trajes de las mujeres del país, el mercado de Chichicastenango, el propio lago y las ruinas de la antigua ciudad maya de Tikal, en la selva de Petén, impregan sus lienzos abstractos llenos de color. No tienen bastidor. Cuelgan de las paredes (en algunos casos unas piezas se superponen a otras), están por el suelo o en estructuras de madera instaladas en el Palacio de Velázquez del Retiro, como sábanas colgadas en tendederos para secarse al sol. Suter invita al público a habitar este espacio más que a visitarlo, a dejarse envolver por él. Evoca su infancia en Buenos Aires, donde de pequeña jugaba a esconderse entre las telas de la fábrica familiar: la Estampería Belgrano.

Obras de Vivian Suter en el Palacio de Velázquez del Retiro




No es casual que la obra de Suter se exhiba en una de las sedes del Reina Sofía en el Retiro y no en Sabatini o Nouvel. Hay una relación muy estrecha con la naturaleza. De hecho, Suter la concibe como coautora de sus trabajos. Las fuertes tormentas tropicales Stan, en 2005, y Agatha, en 2010, inundaron su estudio y sus obras fueron anegadas por el fango. Cuando se secó, decidió que formara parte de la obra. Supo sacar algo positivo del drama: dejar sus lienzos en el exterior de su estudio, donde el viento, la lluvia, el barro, las hojas, los insectos o las huellas de sus perros intervienen azarosamente en el proceso creativo. Utiliza pigmentos hechos con cola de pescado.

Obras de Vivian Suter en el Palacio de Velázquez del Retiro 

Suter, que ha participado muy activamente en el montaje de la exposición, está feliz con el resultado: «Me invitaron. Ha sido una gran suerte poder exponer en ese hermoso edificio en medio del parque, que le va muy bien a mis obras. Yo trabajo en plena naturaleza». En la muestra hay obras desde los años 80, en papel, hasta la actualidad, con sus telas de algodón producido en Guatemala. ¿Por qué decidió abandonar Suiza, un país con importantes colecciones de arte, galerías, museos para vivir en Guatemala? «Yo nací en Argentina. Después viví en Suiza. Me gusta, pero es muy difícil vivir allí. Quise salir. Descubrí Guatemala, la naturaleza, el lago Atitlán... Me enamoré, nació mi hijo...», dice la artista con gran timidez y un hilo de voz casi imperceptible.

Galardonada este año con el premio Meret Oppenheim, es esta su primera exposición en España. Desde hoy hasta el 2 de mayo de 2022 se exhibe en el Palacio de Velázquez del Retiro medio millar de obras, que Suter no data ni titula. Aunque vive aislada en las montañas en Guatemala, entre lagos y volcanes, no es ajena al mercado del arte. Trabaja con cuatro galerías en Europa y América. «Las galerías me ayudan a vivir, pero a mí lo que me gusta es pintar». Cuando se le pregunta cuáles son sus referentes pictóricos, responde: «Trato de no tenerlos, quiero estar lo menos influenciada posible, intento que mi trabajo venga de adentro. Picasso, seguro. Pero no puedo dar una lista, son muchos».

Obras de Vivian Suter en el Palacio de Velázquez del Retiro


Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, dice que Suter cierra una trilogía de exposiciones, que se abrió con el feminismo activista de Ida Applebroog y le siguió la contracultura de Charlotte Johannesson. «Vivian Suter cuestiona muchas cosas: cómo se hacen las obras, cómo se muestran... Las hace rápido, algunas en un solo día, pero el proceso es lento. Las cuelga en el exterior, donde la humedad, el polvo y el lodo, le dan una pátina. Hay mucho de autobiográfico en ellas. No tienen nada que ver con el expresionismo abstracto. Las cuelga en la pared, pero también las pone en el suelo, juegan con la arquitectura, las superpone unas a otras... Es una artista muy especial y ésta es una de sus mejores exposiciones».

Confirma Borja-Villel que el museo va a adquirir diez obras de Vivian Suter. Ya hay hueco para ellas en la reordenación de las colecciones. Esta tarde se proyectará la película ‘El jardín de Vivian’ (2017), dirigida por Rosalind Nashashibi y que fue un encargo de la Documenta 14.



ABC

HASTA EL 2 DE MAYO

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