martes, 4 de junio de 2019

COUTO ROQUE



                  El artista que cuida de las ruinas


     Couto Roque ha transformado varias tapias llenas de pintadas en creativos murales


Couto Roque con su obra en la antigua casona de Barcia

 
Una de las más exquisitas artes japonesas, el kintsugi, cree que cuando un objeto ha sufrido un daño, se ha quebrado y tiene detrás una historia, renace aún más completo. También lo ve así el artista Couto Roque, que desde hace años pinta murales sobre las ruinas de la ciudad, buscando especialmente edificios históricos que dignificar y sobre los que llamar la atención. El más reciente, la antigua casona de Barcia.

 Pasan de las nueve de la noche del domingo y Fernando Couto Roque sigue en el centro histórico subido a una escalera. Bajo él, un plástico con rodillos, brochas, pinceles y cubos de pinturas con las que ha ido dando nueva vida a una pared llena de pintadas. "Me fijo en edificios especiales como éste", explica el artista, "en los que muchas veces la gente ni repara y creo que puedo ayudar a que otros también se fijen en ellos".

 Desde hace unos días trabaja en la antigua casona de Barcia, en la calle César Boente, en una de cuyas tapias recrea formas naturales y orgánicas en forma de marrones, rosas, verdes y azules. Con ellas borra las antiguas pintadas y la imagen degradada de uno de los edificios más solera del centro histórico.
 
Firma como Couto Roque, el nombre que también aparece en varios murales en ruinas del centro histórico, caso del situado en la calle Isabel II, la segunda obra que realiza en esa misma fachada y que han fotografiado cientos de turistas y vecinos.

 "Soy artista urbano", explica este autor que pinta desde hace 10 años "y en ese mural que está cerca de las Cinco Calles que es como un plato de espagueti. Y también cerca del puente de A Barca tengo un mural muy colorido en una casa abandonada".


 "Como una rehabilitación"


 Concibe su trabajo "como si fuese una rehabilitación, rehabilitación del espacio. Voy buscando sitios que están en ruinas, como este en el que estoy pintando ahora". Se trata de un edificio histórico "aquí que no toco la piedra, todo lo que sea antiguo y solo trabajo sobre los ladrillos y el cemento", aprovechando los huecos vacíos de la ciudad como soporte para su obra.

 Mientras pinta muchos peatones se paran a ver su trabajo "y ya empiezan a cuestionar qué es ese edificio", explica. "Si no ya habrían pasado de largo pero me ven pintar y preguntan por qué es esto, ya miran por los agujeros del edificio, preguntan qué era antes y se fijan en el interior, les hace que se planteen preguntas".

 Graduado en Bellas Artes por la Universidad de Vigo (proyecta cursar un máster de investigación y creación de arte contemporáneo) en la actualidad sus obras trabajan con formas de la naturaleza, moléculas o galaxias, "partiendo del arte abstracto e intentando sacar alguna forma figurativa desde ahí".

 Couto Roque nació en Sao Paulo en 1988 y empezó a pintar hace unos diez años, "Primero hacía garabatos, como todo el mundo, la única diferencia que veo entre mi y las demás personas es que desde que empecé a dibujar no paré".

 Le gustaría que en Pontevedra se fomentase más el arte urbano.

(FARO DE VIGO)


"Plato de gusanos" Couto Roque. Cerca de las Cinco Calles
Couto Roque ante el mural que pintó  en la calle Cruceiro, en el entorno de A Barca

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