Esta Bienal de Arte, la número 32 de la historia de Pontevedra, le debe bastante a Carlos Rosón. Entre otras cosas, el coleccionista le abrió las puertas de Arco y ha cedido piezas como la de Olafur Elliasson para la exposición del Museo. "Estamos, de verdad, encantados de colaborar".
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El arquitecto y coleccionista pontevedrés Carlos Rosón junto a una obra de Carlos Bunga. DAVID FREIRE |
Aparte del trabajo de Carlos Bunga, a Carlos Rosón (Santiago de Compostela, 1955) le han gustado especialmente la exposición de Gervasio Sánchez, el vídeo de Isabel Rocamora y la obra de Christian Villamide en esta Bienal Internacional de Arte Contemporáneo. "He visto trabajos buenísimos", dice con entusiasmo. La suya no es una opinión cualquiera. De hecho, podría considerarse una de las opiniones más autorizadas sobre arte contemporáneo que existen hoy en Pontevedra. Arquitecto y coleccionista, está detrás de la Fundación RAC (Rosón Arte Contemporáneo), que atesora más de 300 obras de 170 creadores internacionales. En 2009, la Fundación Arco le entregó su premio a la mejor colección de arte privada. En 2018 recibió uno de los Premios Arte y Mecenazgo de la Fundación La Caixa.
Se ha involucrado más que nunca en esta Bienal.
En la anterior edición, la de 2010, la fundación llevaba muy poco tiempo funcionando, apenas tres años. Colaboramos igualmente, pero no de la forma tan intensa a cómo lo estamos haciendo en esta ocasión. En 2010, el comisario, Santiago Olmo, propuso como tema Centroamérica y El Caribe y nosotros teníamos como invitada, dentro de nuestro programa de residencias, a Tania Bruguera, una artista cubana que nos interesaba mucho. Esta vez, el artista que expone en la fundación lo hace dentro de la programación oficial de la Bienal. Es Carlos Bunga, al que llevo siguiendo desde hace mucho tiempo. Estamos, de verdad, encantados de colaborar.
Su colaboración empezó mucho antes del inicio de las exposiciones cuando, en palabras del comisario Antón Castro, usted les "abrió las puertas de Arco".
Porque, como estoy en el comité asesor de la Fundación Arco, aprovechando mi proximidad a la dirección de la feria, propuse que se presentase allí la Bienal. Al final, Arco es el evento de arte contemporáneo más importante que hay en España. Fue un acto muy bonito y vino un montón de gente. Entre ella estaban muchos de los artistas que están participando ahora mismo en la Bienal. Creo que fue una forma muy interesante de difundir la Bienal a nivel nacional e internacional.
Ha sido un éxito recuperar estas exposiciones. Han inundado la ciudad y le han dado una nueva vida
Por otro lado, como me decía, el espacio expositivo de la Fundación RAC acoge una de las exposiciones centrales del evento: la del portugués Carlos Bunga.
Poco antes de venir a conocer el espacio donde iba a desarrollar su proyecto, Carlos Bunga vio un documental sobre la Ciudad de los Muchachos, de Benposta, en Ourense.
Le interesó muchísimo así que, cuando vino aquí, se acercó a Ourense para ver lo que quedaba de todo aquello y, a partir de ahí, empezó a trabajar. Por eso el título de su propuesta es Saltimbanqui. Hace referencia a todas estas piezas de la exposición que están en equilibrio. Al mismo tiempo, todo está conectado de alguna manera con su historia personal, porque Carlos tiene un origen muy humilde y en este caso ha trabajado con materiales de desecho, objetos deteriorados o sin uso, a los que ha dado una nueva vida. Todo esto se complementa con un vídeo de Alexander Calder, de los años 20, titulado Le Grand Cirque (El gran circo), con una serie de personajes, creados con alambre, con los que se monta un espectáculo circense.
El mismo día de la inauguración de la Bienal, la Fundación RAC se llenó de gente para escuchar al artista.
Eso tuvo que ver con otra iniciativa en la que estoy involucrado junto a otros coleccionistas, Colecciona, que promociona actividades y exposiciones. Les propuse que uno de los espacios a visitar este año fuese Pontevedra y su Bienal. Pero Colecciona no solo promueve estas visitas sino que también organiza actividades culturales, charlas, etc. Me propusieron hacer una charla con Carlos Bunga el día de la inauguración de la Bienal y yo se lo hice llegar a los organizadores, que estuvieron de acuerdo. Vino la comisaria adjunta de la Bienal, Agar Ledo, y una persona del Circo de los Muchachos y la verdad es que resultó muy bien y fue una experiencia muy bonita.
Todavía hay otra colaboración más de Carlos Rosón con la Bienal. De su colección es la pieza 'Esfera cuadrada de color', de Olafur Eliasson, que se puede ver en el Museo.
Sí. Antón Castro me pidió dos obras de la colección para la Bienal. Una es esa y la otra, que está justo a su lado, es la de las lámparas de Tobias Rehberger. Las hemos cedido encantados.
La de Olafur Eliasson es una de las piezas centrales del evento porque él es hoy una estrella del arte contemporáneo europeo. ¿Fue muy difícil hacerse con ella?
Fue relativamente difícil, sí. Porque llega un momento en el que las galerías de los artistas empiezan a seleccionar mucho a quién le venden las piezas. Primero, porque quieren que vayan a parar a buenas colecciones y, después, porque tratan de evitar la venta de arte a personas que buscan especular con ella. Yo siempre quise tener una obra suya, pero supongo que no era lo suficientemente conocido y que no consideraban que la colección tuvierse tanta importancia como para vendérnosla. Así que tuve que pedirle ayuda a una persona del patronato de nuestra fundación, Lorena Martínez de Corral, hija de María de Corral, que fue directora el Reina Sofía y comisaria de dos bienales de arte de Pontevedra. Fueron ellas las que entraron en contacto con la galería del artista en Berlín y consiguieron que me vendieran la pieza.
El arte debe ser rupturista y cuestionar la sociedad; debe hacer que la gente se revuelva un poco
¿Qué ha recuperado Pontevedra al recuperar esta Bienal después de 15 años?
Lo ha recuperado todo. Sinceramente, estoy muy sorprendido de la repercusión que está teniendo, no solo en Pontevedra sino en toda España y fuera de ella. Lo mejor de esta Bienal es que ha inundado la ciudad. Le está dando una nueva vida. Ha sido un éxito recuperarla. Era una pena que una bienal histórica como la de Pontevedra, que en los últimos años había sido tan buena, hubiese quedado aparcada. El haberla retomado y la intención que tiene Rafa Domínguez de que continúe dentro de dos años es un gran aliciente cultural para la ciudad y para todos los que estamos involucrados en este ámbito. Que exista la Bienal de Pontevedra es fundamental.
"Me parece muy valiente hacer una bienal con un tema como este", dijo el fotógrafo Gervasio Sánchez sobre el hilo conductor del evento: la guerra. ¿A usted qué le parece?
Es un tema muy duro. Pero es que el arte debe ser rupturista y cuestionar la sociedad, debe hacer que la gente se revuelva un poco y reflexione. La guerra, desgraciadamente, es un tema de absoluta actualidad. A pesar de ser un tema difícil, creo que los artistas lo han sabido enfrentar muy bien y que hay unas piezas fantásticas tanto en el Museo como en el Pazo da Cultura. Antón Castro ha sido muy valiente planteando y desarrollando esta idea.
(DIARIO DE PONTEVEDRA)