lunes, 3 de octubre de 2022

VIRXILIO VIÉITEZ

 


Virxilio Viéitez, el fotógrafo de pueblo que corrigió al maestro Cartier-Bresson


En el centro, retrato de «Carmen, San Marcos» (1958), imagen que fascinó a Henri Cartier-Bresson. Virxilio Viéitez | Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Se puede ser universal desde lo más local. Ser un fotógrafo de pueblo, de bodas, bautizos y funerales, como el pontevedrés Virxilio Viéitez (Soutelo de Montes, 1930-2008), y seducir y corregir a uno de los grandes genios del oficio como Henri Cartier-Bresson. «Sé de tu pueblo y serás de tu región, de tu país y del mundo», pedía Unamuno, y es lo que hizo el talento autodidacta de Viéitez. Las sencillas y conmovedoras imágenes de la Galicia humilde en las que Viéitez congeló una época pueden verse ahora en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Detalle de «La matanza, Soutelo de Montes» (1955). Virxilio Viéitez | Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Viéitez hizo de las calles y los prados su estudio, retratando a sus paisanos, a menudo por encargo, en huertos, brañas, cementerios, patios, plazuelas o cruces de carretera. En fiestas, comuniones o velatorios. «En estos escenarios realizó sus mejores imágenes de luto y celebración, sencillas y despojadas, de una pureza inmaculada, como un certificado de la vida y la muerte de sus paisanos», escribe Publio López Mondéjar, historiador de la fotografía y académico de Bellas Artes. Unas fotos que, ante su propio asombro, le otorgaron celebridad internacional cuando su hija Keta, también fotógrafa, las difundió en 1997. Positivadas por ella en gran formato, y casi todas tomadas en su pueblo natal, conforman la muestra Virxilio Viéitez: El tiempo detenido, en cartel hasta el 11 de diciembre.

Detalle de los retratos «Pepe da luz. Bar Avenida» (1964) y «Dorotea do Cará (1960). Virxilio Viéitez | Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Desde la Galicia recóndita que retrató, Viéitez mantuvo relación con Cartier-Bresson. Conoció al maestro francés en un encuentro fotográfico en Salamanca. Viéitez no sabía entonces quién era, pero charló con él y se hicieron amigos. La complicidad que establecieron pudo deberse a la espontaneidad y la sinceridad del gallego, según su hija, que habla de «amor a primera vista». «Creo que Cartier-Bresson sentía que mi padre le trataba con naturalidad, sin el filtro que todos los demás ponían ante él», asegura Keta Viéitez. Tal era la confianza entre ambos que el gallego se atrevió a decirle al padre del instante decisivo que hacía «fotos desenfocadas y sin luz».

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