jueves, 20 de octubre de 2022

GALERÍA ANSORENA (MADRID )

 

Fernando Manso, el artista que retrata el alma de las flores con su cámara de fuelle



Fernando Manso (Madrid, 1961) está de enhorabuena. Tras 8 meses de intenso y preciso trabajo, el artista de la cámara de fuelle, presenta su exposición ‘Aquilea’ en la Galería Ansorena de Madrid. En total, 17 fotografías de flores. «Es la primera vez que hago fotos a las flores y lo que quise en esta colección es captar el alma de la flores», cuenta en una entrevista con COOLthelifestyle. Una interpretación muy personal sobre las flores con la que el artista busca «sorprender» al espectador. Por algo dicen que es el fotógrafo que más vende en España.


«Me puse a pensar y decidí hacer una reflexión sobre el alma de las flores. Se trataba de escribir sobre el sentimiento de las flores. Contacté con la familia de floristas Barreiros para que me consiguieran determinadas flores. Y así empecé, a primeros de abril y hasta hoy. Son bodegones todos diferentes», recuerda. «Es una Aquilea by Fernando Manso. Es decir, una interpretación visual inédita» confiesa.




Bodegones creados con la valiosa ayuda de Aquilea Flores una empresa que nació en 2001, de la mano de Marta, Cristina y Maria Barreiros. Tres hermanas que dieron un giro a sus vidas, dejaron las finanzas y los despachos y montaron un taller de flores especializado en eventos, continuando la tradición familiar de su madre.





El artista crea  en esta exposición un universo singular concebido de forma muy personal en su imaginación. Por ejemplo, Manso se atreve en este trabajo a congelar flores para poder descubrir así qué pasa con ellas  y después retratarlas. «Es una producción muy bonita porque con la cámara de placas que yo uso y con película de negativo -como se hacía hace 150 años- tengo que llevar las fotos a revelar al laboratorio. Es un proceso carísimo, de hecho yo compro las placas en Nueva York, y ¡cada disparo son cien euros…! Además es un acto de fe. No veo el resultado final hasta que esté revelada la foto», confiesa Manso,  orgulloso de su manera de trabajar como artesano de la fotografía, su seña de identidad.


Busca la delicadeza del resultado final, y nunca usa el ordenador. No hay retoques. Y todo su trabajo está hecho a mano. Es un gran romántico y,  quizás, el fotógrafo más paciente del mundo. En una ocasión, recuerda que  tardó «tres años para conseguir fotografiar un bosque en Comillas».



Primera vez

«Es la primera vez que hago fotos de flores en mi vida. Estoy contento, sí. En febrero creé los conceptos, hice los bocetos de lo que tenía en mi cabeza y ahí empecé. Amo la pintura y el cine y eso se recoge en mi trabajo fotográfico», confiesa.

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