jueves, 22 de septiembre de 2022

NOTICIA DEL CONFIDENCIAL

 


POR QUÉ LOS MEJORES ARTISTAS CONTEMPORÁNEOS HAN PASADO EN ALGÚN MOMENTO POR ESTE PUEBLO PERDIDO DE CÁDIZ




Unos perros que saltan en la playa junto a una señal que les prohíbe estar allí; un ojo semienterrado en el bosque escruta el cielo; un cuerpo flota en el agua, se relaja, tal vez muere; una mujer se refugia en la montaña, ¿acaso huye?; una escultura ofrece descanso y vistas a las aves en sus migraciones… Son algunas de las ‘postales’ escondidas en la Fundación Montenmedio Contemporánea, un lugar perdido en Vejer (Cádiz) que acoge y produce arte de una manera distinta y donde este se ve y se disfruta también de forma diferente.

Hablar de esta fundación es hacerlo también de Jimena Blázquez Abascal. Su fundadora siempre estuvo en contacto con el arte. De niña, recuerda que en su casa entraba mucho arte, y ella decidió primero que tenía que saber más de ello, conocerlo en profundidad. Luego le vino la idea, que tras algunos años y muchas gestiones cristalizaría en la Fundación Montenmedio. “Quería dar forma a un proyecto artístico que me involucrara con artistas de mi generación. Ofrecerles un escenario de reflexión y creación, que no compitiera con los museos habituales”, explica a El Confidencial. “En aquellos años Vejer era la periferia de la periferia y yo, con veintipocos, recuerdo que elaboré una lista de artistas que me gustaría que vinieran. Para mí era como una lista de deseos. Pensaba que me harían caso tres, con suerte, y los nueve dijeron sí”.


Jacobo Castellano
©NMAC Daniel Schäfer.


Y qué nueve. De 2001 son las obras de Marina Abramović, Maurizio Cattelan, Gunilla Bandolin o Pilar Albarracín. Enseguida vinieron más, más nombres por los que pasa la historia contemporánea del arte y que iban haciendo crecer la colección permanente al ritmo lento que marcaba la naturaleza que acogería esas obras. También vinieron más proyectos, como la residencia de artistas, los talleres, las becas de creación… En la actualidad la Fundación Montenmedio es un espectacular museo de arte in vivo más que in situ. La diferencia la explica el comisario y agitador artístico Jérôme Sans, del comité asesor de la Fundación: “El artista no se limita a trabajar con el contexto, acude a operar desde el interior con la realidad del territorio”.

Acaba de cumplir veinte años de existencia y ahora lo celebra con el libro ‘La naturaleza como atelier’, editado por Siruela, que recuerda su singularísima historia. Por este motivo hemos elegido siete instantáneas, siete obras inquietantes como no puede dejar de ser el arte que también son siete postales hermosas por el entorno en el que se produjeron o se insertan.


Cristina Lucas

1 Cristina Lucas. ‘Tú también puedes caminar' (2006). Videoinstalación y cinco fotografías.


“Durante mucho tiempo yo era la loca de los perros en Vejer. Me conocía todo el mundo porque muchos habían participado en el vídeo o las fotos…”. Naturaleza, buen rollo y perretes saltarines. ¿Qué puede salir mal? Veamos. De la mano de Virginia Woolf, lo que hace Lucas es recoger una cita de ‘Una habitación propia’ en la que tres señores —muy señores— críticos dicen que “una mujer que se dedica a la cultura es como un perro que anda sobre sus patas traseras. No lo hace bien, pero ya sorprende que pueda hacerlo en absoluto”. Pues ¡vengan esos graciosos perritos caminando sobre sus patas traseras a las playas, la dehesa o el pueblo de Vejer! Vayan a los entornos domésticos y escenas cotidianas donde se desarrolla la vida de las mujeres. Su graciosa presencia enmascara una corrosiva crítica hacia la desigualdad social y la violencia de género todavía existente y vigente en ese territorio y en otros muchos en un tiempo en el que “no se habla de ello como ahora con naturalidad. Eran palabras duras, tabús, pero se consiguió hablar de ello de una manera muy distinta, por ejemplo, a la de los 60, sin gritos y sin angustia. De hecho recuerdo que las personas se reían mientras hablábamos de derechos e igualdad”.


Jacobo Castellano


2 Jacobo Castellano. ‘Viga Madre’ (2019). Madera, metal, yeso, cemento y cal.
Una escultura en el bosque, un marco que encuadra el paisaje y la posibilidad de un descanso para aves en tránsito. Una obra que se resistió y que finalmente emergió tras la visita decisiva al cercano Palomar de la Breña. Las aves y sus procesos migratorios están en el fondo y la forma de esta pieza sobre la que el autor explica: “Es imposible estar en este contexto y olvidarse del conflicto del Estrecho. Sin ir directamente a lo político, elegí el tema del tránsito, del ir y venir, África, Europa… Y pensé en las aves migratorias, que viajan de un continente a otro sin necesidad de pasaporte”. Es la obra que se puede ver en la cubierta de ‘La naturaleza como atelier’, el mencionado libro de Siruela que recupera las más de dos décadas de creación contemporánea en Montenmedio.


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