domingo, 7 de junio de 2020

DESDE MÁLAGA




El confinamiento que volvió a inspirar los dibujos del malagueño Lorenzo Koubi


Lorenzo Koubi, junto a algunos de sus dibujos.
Lorenzo Koubi Jan no recuerda su infancia sin sus lápices y colores, dando forma con ellos a sus pensamientos en un papel. Ya con dos años, este malagueño recuerda que su madre le guardaba cuidadosamente los dibujos que pintaba a todas horas; una pasión que le acompañó también en la adolescencia y que le llevó a cursar sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Málaga.
 
En los años 80 y 90, se dedicó al dibujo artístico pintando principalmente murales en la calle, elaborando logos..., trabajos que compaginaba con el negocio familiar. Lorenzo Koubi Jan es hijo del que fuera dueño de la discoteca Borsalino, en Torremolinos, uno de los lugares más emblemáticos de la movida malagueña de los 80. Sus padres, de origen francés, llegaron a Málaga en 1966 y, un año después, nació Lorenzo. Cuando tuvo edad no dudó en servir copas y también desplegar su lado más artístico organizando las fiestas temáticas en el mítico Borsalino.
 
La crisis de 2008 obligó a Lorenzo a dejar la pintura artística que cambió por «la de brocha gorda». Había que sacar a la familia adelante. De hecho, reconoce que se le quitaron las ganar de pintar. «Me casé, después llegaron los hijos y el trabajo artístico no da para todos los días, mientras que en la pintura industrial salen más cosas», comenta.
 
 
 
Pero, el destino es caprichoso, y mientras una crisis alejó a Lorenzo Koubi de su gran pasión, otra, la del coronavirus, lo empujó a volver a ella. «Al estar confinado me surgieron ideas. Sentado tranquilamente en el sofá frente a la tele o escuchando los titulares que mi mujer me leía de SUR, las noticias sobre la pandemia me sirvieron de inspiración», señala Lorenzo. Tomó lo que tenía a mano -los lápices de colores, rotuladores o ceras de sus hijos, y también acuarelas y temperas que tenía guardadas- y se dejó llevar por las musas.
 
Sus dibujos transmiten mensajes diferentes con un estilo muy personal. Lorenzo quiere plasmar en sus dibujos elaborados en folios Din A4 -«me hubiera gustado tener un buen papel», confiesa- las distintas fases del confinamiento, la lucha contra el coronavirus, el trabajo sin descanso de los sanitarios, la transición hacia la nueva normalidad...,y también darle un toque de esperanza y color a esta compleja situación a través de sus creaciones. Y, sobre todo, «quiero expresar lo que creo que la gente está sintiendo», apunta.
 
 
 
«Cuando me viene una idea, lo primero que hago es poner título al dibujo». Y así nacieron 'Salir', que realizó en pleno confnamiento, cuando solo se podía ir a la calle para realizar la compra o acudir a la farmacia. En este dibujo, Lorenzo representa a las personas como «hombres planta metidos en el coronavirus, que van saliendo poco a poco, como ahora con la desescalada, y una pared se rompe para que entre la luz de un sol radiante», explica.
 
O 'El fin de la cita', en el que intenta escenificar cómo era su día a día: «se me hacía muy largo hasta llegar a las ocho de la tarde, el momento de aplaudir». O 'Vamos a cortarle las antenas al virus', con el que quiso transmitir el mensaje esperanzador de que, entre todos, se puede combatir esta pandemia. Y uno de los más recientes, 'La nueva normalidad', en el que una paloma de papel, «frágil como la libertad que ahora tenemos», aparece enganchada al símbolo del euro y sobre una barra de pan, poniendo de manifiesto la crisis económica que ha provocado la Covid-19, y coronado con un globo en forma de corazón con una clara referencia a los sanitarios que han luchado contra esta enfermedad.
 
En definitiva, un diario gráfico de la cuarentena que Lorenzo Koubi piensa guardar como recuerdo de lo vivido durante estos meses. «No los pienso vender. Son dibujos que guardo para mis hijos, como un recuerdo personal. Además, si los vendiera podría hacer otros similares, pero los primeros son los primeros. Irremplazables».
 
(DIARIO SUR)

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