sábado, 14 de enero de 2023

EL FUTURO DEL PASADO (ZÓBEL)

 

El Prado se lanza al arte contemporáneo con la mirada de Zóbel a los maestros

EXPOSICIÓN

'Zóbel. El futuro del pasado' muestra el sincretismo entre Oriente y Occidente de un pintor abstracto que dibujó incansablemente las grandes obras del museo madrileño


Fernando Zóbel en Harvard en los años cincuenta 



El Museo del Prado se lanza de nuevo al arte contemporáneo. Y lo hace a través de una figura irrepetible, la de Fernando Zóbel (Manila, 1924-Roma, 1984). Un artista cosmopolita en el cruce entre Oriente y Occidente que fue capaz de fundar dos museos: el Museo Ateneo de Manila y el de Arte Abstracto de Cuenca, fundamental para una España en pleno franquismo en la que aún no se multiplicaban los museos de arte contemporáneo. Un creador que no vio en la tradición un obstáculo para la modernidad sino todo lo contrario: de hecho, pasó largas jornadas en el Prado realizando dibujos a partir de las obras de los grandes maestros, muchas de las cuáles llevaría a su propio lenguaje abstracto, como ahora muestra hasta el 5 de marzo la exposición Zóbel. El futuro del pasado .

'La vista XXVI' (1974), de Zóbel, en la exposición 'Zóbel. El futuro del pasado' en el Prado

 REDACCIÓN / Terceros

Así, el cuadro de Zóbel El sueño de la doncella parece un lienzo abstracto de difusas formas grises y marrones, más una brillante línea blanca, hasta que a su lado El Prado expone la Alegoría de la castidad, de Lorenzo Lotto, en el que se basa y en el que un ángel deja caer una lluvia de flores -la brillante línea blanca de Zóbel- sobre una joven doncella rodeada por dos sátiros. Junto a ellos hay también reinterpretaciones de La Santa Faz de Zurbarán, o de un bodegón de Van der Hamen en el que el rosquillo del cesto se convierte en el cuadro de Zóbel en un hipnótico círculo-ojo ocre que preside una suerte de pirámide.

Ilustraciones para la traducción de 'Don Perlimplín in love' (1946) de Federico García Lorca por Zóbel 

 REDACCIÓN / Terceros


"Fue un hombre profundamente cosmopolita abierto a todos los saberes, que repartió por donde iba", ha sintetizado Manuel Fontán, director de Museos y Exposiciones de la Fundación March -de la que forma parte el Museo de Arte Abstracto de Cuenca- y comisario de la muestra junto a Felipe Pereda, que ocupa la cátedra Zóbel de arte español de Harvard. Fontán señala que "ningún artista de la segunda mitad del sigo XX  ha mantenido una conversación tan continuada y profunda con dos tradiciones, el arte occidental y el de Asia, como Zóbel, un hombre que viaja con una especie de estudio portátil, sus cuadernos, en los que conversa página a página con Rembrandt, Goya, Ribera, Zurbarán".

Nace en Manila en el seno familia española, estudiará en un colegio suizo, luego en Harvard, vivificará la escena filipina, visitará como artista-residente la Rhode Island School of Design, cenará con Pollock y se cruzará con Rothko en una de sus exposiciones, llegará a España con la gran tradición pictórica y contemporánea y la gran tradición asiática y que determinado a convertirse en un artista abstracto creará en 1966 con sus propios medios un museo en las casas colgadas de Cuenca "en los márgenes de la cultura oficial del régimen, un lugar donde atender qué el arte moderno y contemporáneo en este país hasta la eclosión de los museos de arte moderno", rememora Fontán.

Autorretrato de Fernando Zóbel de 1952 

 REDACCIÓN / Terceros

Que da una imagen que ayuda a entender como pocas la pintura de Zóbel: "Sus cuadernos ayudan a entender que su gran obra abstracta se produce casi por evaporación, por sublimación, por el paso directo de lo sólido a lo gaseoso, de un paisaje sólido a esa especie de abstracción lírica, espiritual y evanescente que son  las pinturas de Zóbel". Unas pinturas en la que la abstracción occidental de Kline, Rothko y Pollock se funde con  la herencia del arte asiático, especialmente la caligrafía chino-japonesa y artistas como Shiko Munakata.

Felipe Pereda remarca que Zóbel es autor de"una originalísima propuesta sobre cómo entender la modernidad no como la ruptura de la vanguardia con la tradición, sino como una forma de reinvención del pasado, no como algo para olvidar, sino para volver a imaginar", y destaca que "el arte es para Zóbel una manera de aprender a ver y enseñar a ver".

                                 Una imagen de la exposición 'Zóbel. El futuro del pasado' en el Prado

 Baztán Lacasa, José / Terceros


El director del Prado, Miguel Falomir, razona que el que dirige no es "un museo de arte contemporáneo pero ni puede ni debe  ignorar los artistas contemporáneos para los que el prado determinó su forma de pensar y concebir su arte". Y advierte que "entre los mal llamados museos de arte antiguo el Prado es el que tiene una relación más tímida con el arte contemporáneo, el

Kunsthistorisches de Viena tiene un conservador exclusivo para el arte contemporáneo, en la National Gallery hay ahora una exposición de Lucian Freud y en el Louvre de Miquel Barceló. Nadie se plantea la licitud, pero aquí hubo gente que al anunciar la exposición de Zóbel se escandalizó"




(LA VANGUARDIA)

HASTA EL 5 DE MARZO

No hay comentarios:

Publicar un comentario