lunes, 1 de octubre de 2018

DADÁ RUSO



    La vanguardia rusa reclama su espacio en el Dadá


El Museo Reina Sofía revisa este movimiento, que nació en 1916 en el Cabaret Voltaire de Zúrich

 
Aleksandr Ródchenko. Diseño de portada para la revista «LEF» con retrato inédito de Ósip Brik (1924).
 

Rusia invade estos días España, no con tanques, sino con obras de arte. Si  Chagall tomaba el Guggenheim Bilbao, ahora hace lo propio el Dadá en el Museo Reina Sofía. En los relatos canónicos este movimiento, que nació en 1916 en el Cabaret Voltaire de Zúrich, también pasó por Nueva York, París, Berlín..., abanderado por Tristan Tzara y con Marcel Duchamp como su mejor reclamo publicitario: su «Fuente» (un urinario, y no es metafórico), de 1917, rompió todos los esquemas y el mundo del arte ya nunca fue el mismo. Pero Rusia estaba ausente hasta ahora en ese relato dadaísta. Es esta exposición, pues, la primera aproximación al arte vanguardista ruso vinculado al Dadá internacional. Abarca desde 1914, cuando estalla la Primera Guerra Mundial, hasta 1924, con la muerte de Lenin –el líder bolchevique frecuentaba el Cabaret Voltaire– y el nacimiento del surrealismo. Y, entre medias, la Revolución rusa de 1917, cuando se produce una reacción dadaísta contra la cultura burguesa.
 
Pero, ¿qué es Dadá? En ruso significa «sí, sí», aunque, paradójicamente, este grupo decía no a casi todo. Entre las características que definen el movimiento destacan el nihilismo, el absurdo, la ironía y la parodia perversas, la burla, el azar, la crítica, una estética radical, cierto anarquismo... Sus obras son rupturistas, extravagantes, excéntricas, agitadoras y pacifistas.

 
Esta exposición se aproxima al arte ruso de vanguardia desde la óptica de los cánones antiartísticos asociados al movimiento internacional Dadá. El proyecto antiacadémico de Kazimir Malévich para eclipsar el arte clásico o los experimentos del lenguaje transracional (zaum) de Velimir Jlébnikov y Alekséi Kruchónij son algunas de las contribuciones tempranas sobre las que se apoya la tesis que desarrolla esta muestra.
 
Las obras seleccionadas demuestran la intención de numerosos artistas, no solo de involucrarse en proyectos de agitación pública con connotaciones cercanas a una perspectiva marxista, sino también de adoptar la negación, la ironía, el absurdo y el azar como principios básicos de sus manifestaciones artísticas. Las performances extravagantes, las campañas de carácter antibélico, la negación del arte clásico y la innovadora forma de fusionar lo visual y lo verbal son algunos de los rasgos compartidos entre la vanguardia rusa y el movimiento internacional Dadá. En un intento por crear un paradigma estético alternativo tanto al Constructivismo positivista como al Suprematismo metafísico, la afirmación rusa da, da (sí, sí) se transformó en la negación net, net (no, no).
 
Dividida en varias secciones, la exposición arranca con una de las primeras óperas del absurdo en lenguaje zaum, la influyente Victoria sobre el sol (1913), en la que participaron Kruchónij, Jlébnikov y Malévich, entre otros. Esta primera parte se centra en la abstracción alógica, alejada de la geometría y la música y desarrollada a partir del collage, el ready-made y las publicaciones. La segunda sección abarca el período entre 1917 y 1924, desde el triunfo de la revolución rusa hasta la muerte de Vladímir Lenin, quien frecuentó el Cabaret Voltaire de Zúrich, y pone el énfasis en la temática propiamente revolucionaria y las nociones en torno al internacionalismo. La última sección analiza las conexiones entre Rusia y dos de los principales centros dadaístas, París y Berlín, evidenciadas a través de las publicaciones de obras rusas en estas dos ciudades y la presencia de artistas como El Lisitski en Berlín o Serguéi Sharshun e Iliá Zdanévich en París.
 
 
 
 
 
 

HASTA EL 22 DE OCTUBRE
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario