Maria Helena Vieira da Silva ocupará el Guggenheim Bilbao con su obra singular
El museo acogerá a partir del 16 de octubre las formas abstractas e ilusiones ópticas de la creadora portuguesa
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En imágenes: exposición de Maria Helena Vieira da Silva en el Museo Guggenheim Deia |
Tras un verano exitoso de público, el Guggenheim Bilbao se prepara para acoger una ambiciosa programación artisticas que arrancará con la obra de Maria Helena Vieira da Silva, una de las artistas plásticas portuguesas más singulares de este siglo. Será el 16 de octubre cuando el museo bilbaino abra al público la exposición Anatomía del espacio, que mostrará la evolución del lenguaje visual de la pintora desde la década de 1930 hasta finales de la década de los 80.
Comisariada por Flavia Frigeri, incluye una selección de unas setenta obras clave procedentes de prestigiosas entidades museales internacionales, entre las cuales están el Centre Georges Pompidou de París, el Guggenheim Nueva York, el Moma o la Tate Modern de Londres
Vieira da Silva (1908-1992) nació en Lisboa y se formó en la capital portuguesa y en París. El espacio es la idea central de su obra, que fusiona tradición y modernidad, con especial atención al espacio arquitectónico. Sus composiciones, según se explica desde el museo, presentan estructuras laberínticas, ritmos cromáticos y perspectivas fragmentadas. Entre ellas, Habitación ajedrezada (1935) o Figura de ballet (1948), que reflejan ese interés por la arquitectura y el movimiento, y eliminan la distinción entre figura y fondo.
Influida por sus estudios de escultura y anatomía, así como por grandes maestros del pasado como Paul Cézanne y los movimientos vanguardistas del siglo XX, Vieira da Silva desarrolló un lenguaje pictórico propio, que funde lo físico con el tiempo y la memoria.
La exposición, que se acaba de presentar en el Peggy Guggenheim de Venecia, pretende poner de relieve la capacidad de Vieira da Silva para transformar el espacio pictórico en entornos abstractos e ilusiones ópticas, combinando influencias del cubismo, el futurismo, la tradición decorativa portuguesa y los paisajes urbanos. Anatomía de un espacio recorre su carrera desde los años 30 hasta los 80, con especial atención a la escena artística internacional de París, ciudad a la que se trasladó muy joven, y al periodo de exilio en Río de Janeiro durante la Segunda Guerra Mundial, junto a su marido Árpád Szenes, también artista.
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