Hilma af Klint, la pionera del arte abstracto que se adelantó a Kandinsky
El Guggenheim Bilbao presenta el universo místico de la artista sueca, inspirado por sus guías espirituales
Como ya es conocido la historia del arte ha sido muy injusta a veces con las mujeres. ¿Cómo es posible que se haya relegado durante décadas el trabajo de figuras imprescindibles como Hilma af Klint, considerada en la actualidad como pionera de la abstracción, antes incluso que Kandinsky o Mondrian? En 1935, el pintor ruso Vasili Kandinsky le escribió una carta a su galerista en Nueva York en la que se proclamaba autor del primer cuadro abstracto de la historia. Lo que Kandinsky no sabía era que, años antes de que él empezara a experimentar con el arte no figurativo, la pintora sueca Hilma af Klint ya había creado la que realmente era la primera serie de cuadros abstractos de la historia del arte, aunque decidió mantener su obra en secreto durante prácticamente toda su vida.
El Museo Guggenheim Bilbao presenta una ambiciosa retrospectiva de la artista, que podrá visitarse desde mañana hasta el 2 de febrero del próximo año, y que viene a corregir en parte ese ostracismo al que quedó relegada. La muestra recoge desde sus primeros trabajos de temática tradicional, sus dibujos automáticos y sus series más destacadas, como Pinturas para el templo, Perceval o la dedicada al átomo, hasta sus acuarelas tardías.
Interesada por el espiritismo
Klint nació en Solna (Suecia) y pudo estudiar en la Real Academia Sueca de las Artes de Estocolmo, uno de los pocos centros que admitían a mujeres de toda Europa. Allí aprendió a pintar académicamente, pero a ella le hervía algo en su interior, algo espiritual… Quizás debido a la trágica experiencia de acompañar en el lecho de muerte a su hermana de diez años.
Ese trágico suceso incentivó su faceta más espiritual y le hizo interesarse por el espiritismo, como una forma de buscar respuestas. Durante el siglo XIX la corriente espiritista estuvo en auge y muchos eran los seguidores que creían en la capacidad humana de comunicarse con el más allá. Como muchos de sus contemporáneos, Hilma af Klint no cesó de buscar el conocimiento espiritual.
Era 1896 Hilma y cuatro artistas amigas suyas formaron un grupo esotérico llamado Friday Club o Las Cinco. Ese grupo fue el germen de su pintura abstracta. Estas mujeres se reunían todos los viernes y organizaban sesiones espirituales, que incluían el estudio del Nuevo Testamento, ejercicios de meditación, oraciones y espiritismo. Registraban los mensajes recibidos por el más allá y practicaban la escritura y el dibujo automático.
Hilma creía que las cinco habían recibido un encargo de los espirítus de realizar las Pintura del templo, y en 1906 empezó a trabajar en la primera serie de este ciclo, denominada WU/Rosa, donde la letra W representa la materia y la U el espíritu, siendo WU la dualidad. también usó colores como el azul para representar lo femenino y el amarillo para lo masculino. A la artista le interesó enormemente mostrar esa dualidad pero también otras: el macrocosmos y microcosmos, la luz y la oscuridad o el origen y el fin del mundo.
Han sido el director general del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, junto a las comisarias de la muestra Tracey R. Bashkoff y Lucía Agirre, acompañadas Rafael Orbegozo, asesor de Presidencia de Iberdrola -entidad patrocinadora-, quienes han presentado esta mañana el contenido de una exposición que ofrece un recorrido por la trayectoria de la “pionera del arte abstracto". Vidarte, que destacó que la muestra encaja con el propósito del centro de “recuperar a mujeres artistas que no han sido suficientemente reconocidas”, incidió en que haya tenido que transcurrir un siglo para que Hilma af Klint reciba “el reconocimiento que merece”. La artista sueca, que en vida solo expuso parte de su obra, no concedió permiso para mostrar la totalidad de la misma hasta veinte años después de su muerte al considerar que el “mundo no estaba listo para entenderla”.
Concebidas para ser mostradas en un templo helicoidal que nunca llegó a construirse, la comisaria Tracey R. Bashkoff destacó la labor desarrollada por la Fundación Hilma af Klint para permitir que la obra de la artista “salga a la luz”
Por su parte, la comisaria Lucía Agirre ha resaltado el “aire fresco” que representa el trabajo de una artista todavía por “descubrir”, de tal modo que “mucho de lo escrito y planteado sobre ella” se puede quedar “obsoleto” en unos años. “Cuando nos enfrentamos a su trabajo hay que encararlo entendiendo su tiempo”. Quizás entre sus obras más espectaculares se encuentran las conocidas como Los diez mayores, diez obras en gran formato donde Hilma af Klint quiso representar las fases de la vida, de la infancia a la vejez, a través de composiciones abstractas.
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