lunes, 14 de octubre de 2024

BILBAO

 

Hilma af Klint, la artista (injustamente olvidada) cuya figura reivindica una exposición en el Museo Guggenheim


Fotografía de la artista sueca Hilma af Klint (1862–1944) en su estudio de Hamngatan en Estocolmo.The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024


¿Cómo es posible que una artista fundamental del siglo XX haya pasado completamente desapercibida para todo el mundo hasta ahora? Esta pregunta –que podría parecer exagerada pero no lo es en absoluto– es lo primero que suele venir a la cabeza cuando se descubre la obra de Hilma af Klint (Estocolmo, 1862–1944). El Museo Guggenheim de Bilbao ultima una ambiciosa retrospectiva de la artista, que podrá visitarse del 18 de octubre al 2 de febrero del próximo año, y que viene a corregir en parte ese ostracismo al que quedó relegada. La muestra recoge desde sus primeros trabajos de temática tradicional, sus dibujos automáticos y sus series más destacadas, como Pinturas para el temploPerceval o la dedicada al átomo, hasta sus acuarelas tardías.

Los motivos por los que la figura de Af Klint ha pasado prácticamente desapercibida casi hasta el presente tienen que ver con varios factores pero, fundamentalmente, con la visibilidad que ella misma procuró para sus pinturas. Aunque la artista expuso en vida, todo lo que se mostró se redujo a sus pinturas figurativas y, de manera muy ocasional, las abstractas, que presentó sólo en determinados círculos iniciados y comunidades espirituales afines. En un ejercicio visionario sin precedentes en el mundo del arte, la artista sueca decidió que su obra no se mostrara hasta 20 años después de su muerte –aunque luego fueron muchos más– porque consideraba que el mundo no estaba preparado para ella. Fue entonces cuando inició un lento y minucioso proceso de clasificación y autoedición de su propia obra. De hecho, tuvo que pasar casi un siglo para que su arte recibiera el reconocimiento que merece.

Lucía Agirre, curadora del Museo Guggenheim y que ha comisariado la muestra en colaboración con Tracey R. Bashkoff, Directora Senior de Colecciones y Curator Senior, del Solomon R. Guggenheim Museum, explica así el insólito fenómeno: “Para ella el arte figurativo fue un sistema para ganar dinero. También trabajó como dibujante para manuales de veterinarios y cosas por el estilo y expuso sus pinturas figurativas en exposiciones colectivas. Pero es cierto que la obra que nos resulta más interesante, la abstracta, permaneció oculta y solamente se mostró en dos ocasiones relacionadas, además, con eventos vinculados al teosofismo porque, según ella, era el público que iba a entender su trabajo. A posteriori, decidió mantener sus pinturas ocultas y aunque tuvo ofertas para exhibirlas, decidió que ese momento se pospusiera para que el público pudiese entenderlas mejor. De ahí que fuera una mujer muy comprometida con su trabajo”.

La paloma, Serie SUW/UW, Grupo IX/UW (Duvan, Serie SUW/UW, Grupp IX/UW), n.º 1, 1915.The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024

Retablo, Retablos, Grupo X (Altarbild, Altarbilder, Grupp X), n.º 1, 1915.The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024


Uno de los platos fuertes de la exposición del museo bilbaíno son las piezas de su serie Pinturas para el templo, un proyecto que inició en 1906 y que consta de un total de 193 obras, entre pinturas y dibujos, en los que la artista se centra en un nuevo arte, no objetivo, que parte de su relación con el espiritismo y otros sistemas de pensamiento como el rosacrucismo, la teosofía o la antroposofía de Rudolf Steiner. Concebidas para ser instaladas en un templo helicoidal que nunca llegó a realizarse, las Pinturas para el templo exploran aquello que a simple vista permanece oculto, algo que resultaba de interés tanto para los movimientos científicos como espirituales en la época, también para Hilma af Klint y otros artistas modernos.

(VOGUE)

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