Jordi Mollà, sobre su exposición de arte en Madrid: "No tengo mujer, no tengo hijos. Tengo todo el tiempo del mundo para pintar"
Pinta mucho, casi de manera compulsiva. Y, aunque pudiera parecer que con tanto hito y proyecto a sus espaldas podría cesar en algún momento con este hábito, lo cierto es que Jordi Mollà (L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1968) lleva haciéndolo desde los 27 años. Porque, en realidad, pintar es parte de su manera de estar en el mundo. Dice él que la pintura es "una amiga, una terapia, un refugio, un hogar". Que le acompaña en días nostálgicos, pero también en los más alegres.
Al escucharle hablar resulta fácil imaginarle pintando cuando las temperaturas alcanzan sus máximas, cuando hay tormenta, o en esos días en los que el sol no hace ni un mínimo atisbo de salir, hay bochorno y el estado de ánimo cae un poco. Porque también cuenta que es un profesional subiendo y bajando esas cuestas que impone la vida. De hecho, precisamente, esos diversos estados de ánimo conforman el tema principal que da forma a parte de las obras de Heaven, su exposición más reciente en Madrid.
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