domingo, 21 de diciembre de 2025

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Dos x dos

Andy Warhol y Jackson Pollock coinciden en un museo de Madrid con Picasso y Paul


En el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid coinciden dos exposiciones que reúnen a cuatro de los más grandes artistas del siglo XX. En una de ellas se pueden ver obras de dos pintores europeos, Pablo Picasso (1881-1973) y Paul Klee (1879-1940) procedentes de la colección del propio Thyssen y del museo Heinz Berggruen, uno de los marchantes más importantes del siglo XX, cuyas obras de remodelación del museo que lleva su nombre han permitido la salida de algunos de los cuadros que podemos ver en esta exposición. La otra exposición en el mismo museo que enfrenta a otros dos genios del arte contemporáneo está dedicada a artistas americanos, Andy Warhol (1928-1987) y Jackson Pollock (1912-1956), dos creadores fundamentales del siglo XX, en apariencia muy distintos pero unidos por sus preocupaciones hacia los cambios en la tradición pictórica.

Picasso y Paul Klee, juntos pero no enfrentados

Exiliado del nazismo en San Francisco, Berggruen se inició en el mercado del arte a su regreso a Europa después de la guerra y abrió una galería en París. Siempre se interesó por las obras de Picasso y Klee, a quienes consideraba como los artistas más importantes del siglo XX. En esta exposición se pueden contemplar sus obras como complementarias, en el sentido de que Picasso es más sensual y excesivo, más mediterráneo, mientras que Klee es más introspectivo y espiritual, aunque ambos estuvieron unidos por un sentido de la experimentación, el interés por los mismos géneros y la transgresión y deformación del cuerpo humano, todo ello de influencia decisiva en el desarrollo del arte contemporáneo. La exposición se organiza en cuatro secciones dedicadas a Retratos y Máscaras, Lugares, Objetos y Arlequines y desnudos, que muestran el respeto de ambos artistas por los géneros tradicionales de la pintura. En la primera se aprecia cómo ambos artistas cambiaron el paradigma del retrato a través de la deformación caricaturesca, como en «Desnudo con paños», «Hombre con clarinete» y «Cabeza de mujer» (Picasso), así como «La señora R. viajando por el sur»y «Dama con lacre» de Pal Klee.

Porcelana china / Paul Klee

La sección Lugares recoge el tema del paisaje, fundamental para Picasso en la gestación del cubismo, como en «Naturaleza muerta delante de una ventana». Para Klee fue un tema central, que se enriqueció después de su viaje a Túnez: «Ciudad de ensueño». El apartado Cosas recoge naturalezas muertas a través de las que ambos artistas descompusieron y reconstruyeron la realidad añadiendo periódicos, naipes y otros objetos. Para Klee la esencia de un objeto va más allá de su apariencia exterior.

La fascinación que Picasso sintió por el cuerpo humano queda explícita en la sección dedicada a Arlequines y desnudos: «Dos bañistas», «Arlequín sentado», «Circo». En el circo se inspiro también Klee para pintar «Arlequín en el puente» y «Despertar».

Naipes, tabaco, botella y vaso / Picasso

A lo largo del recorrido se han colocado obras que sitúan a los artistas y a los géneros en un contexto histórico y alusivo. «Vista de La Haya» de Gerrit Berckheyde, «Ninfa de la fuente» de Lucas Cranach el Viejo.

Un acercamiento entre abstracción y figuración

Warhol consideraba a Pollock como el mejor artista del mundo desde que descubrió sus cuadros en 1949. En esta exposición las famosas pinturas de hilos de Warhol dialogan con cuadros de Pollock, como «Bosque encantado». Aquí se pueden ver los principios de la obra de Pollock, alejada de la abstracción que lo caracteriza, así como los de Warhol, asimismo ajenos a su pintura figurativa relacionada con la cultura de masas. Entre lo abstracto y lo figurativo ambos revisan la utilización del espacio a través de la repetición y la serialidad.

Flores / Andy Warhol
Los dos pintores trastocaron la figura e introdujeron propuestas autobiográficas en sus obras. Hay aquí más de cien procedentes de unas treinta instituciones norteamericanas y europeas, la mayor parte de las cuales son de ambos artistas, pero se completan con obras de Lee Krasner, Marisol Escobar, Sol LeWitt, Cy Twombly y Robert Rauschenberg, distribuidas en seis salas cuyo recorrido explicita la ruptura entre la abstracción y la figuración.


Número 27 / Jackson Pollock
El diálogo entre ambas categorías, figuración y abstracción, se muestra en la sección Rastros y Vestigios con obras de Pollock, Warhol, Marisol Escobar, Anne Ryan y Rauschenberg. A la entrada hay dos pinturas de Coca-Cola (un tema recurrente de Warhol) realizadas en 1961 y 1962 pero con trazos de líneas abstractas, y un Pollock figurativo, «Sin título (Composición de figuras)». En la sala dedicada a El Fondo como Figura están obras muy conocidas de Warhol: «Liz en plata como Cleopatra», «Un solo Elvis», «Jacquie II». Y en la dedicada a Repeticiones y Fragmentos ocupan la centralidad las duplicaciones y multiplicaciones de objetos: «Flores», «Calaveras», «Sillas eléctricas» y accidentes de coche (Pollock murió en uno cuando viajaba en su Oldsmobile acompañado de su amante Ruth Kligman).
Espacios sin Horizontes reúne ocho pinturas oxidadas de Warhol realizadas con sus fluidos de orina, a las que acompañan dos grandes cuadros de Helen Frankenthaler. En la última de las salas, El espacio como Metafísica, se incluyen obras de Warhol de los años setenta tendentes a la abstracción, en las que no es posible distinguir ninguna figura. En esta sala se ha colocado un banco para que los visitantes se sienten a contemplar con calma tres grandes cuadros de Warhol y Rothko.

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