Las tres edades del arte en una exposición
El centro Tabakalera de San Sebastián recibe un centenar de obras procedentes del Museo de Bellas Artes de Bilbao con el tiempo como hilo conductor.
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Vista de la exposición 'That Time'. En primer término, 'La puerta giratoria o Retrato de Begoña de la Sota', de Antonio de Guezala (1927). Foto: Tabakalera |
El hilo conductor es entonces el tiempo, el tiempo imaginario y su despliegue creador, y no tanto el tiempo social. Diríase que la superposición e interpenetración de los tiempos imaginarios y sociales que refieren las obras traman esta heteróclita muestra.
Cierto es que, con un criterio tan abierto y lábil, otras propuestas y con otros artistas, también hubieran cabido en esta sugerente muestra. Pero la libertad de elección de Alzuri y Etxeberria ha tomado esta forma novedosa y cabal, en este dispositivo de tiempos entrelazados.
Hay obras cuyo valor intempestivo es notorio. Pongamos que hablamos de Elena Asins, Remigio Mendiburu, El Greco, Cy Twombly, Chillida, Oteiza, Vicente Ameztoy, Alberto, Francis Bacon, Joseph Beuys o Ibon Aranberri, reunidos en el espacio de la voz C (en la obra de Beckett refiere la de la vejez), y que en la analogía planteada, nos remite a la larga memoria del tiempo pasado, mítico y arcaico que se resignifica en el presente.
La segunda voz beckettiana, la A, corresponde a la madurez, y vendría a desplegar el tiempo presente. Aquí se confrontan obras asociadas al tiempo de la emergencia moderna, social e industrial, con sus imaginarios fabriles y urbanos, y a los conflictos, guerras y monstruos de un racionalismo en crisis.
En ese espacio dialogan obras de Goya (con su célebre serie de los Disparates o Los Proverbios) y Anthony Caro (con su monumental Acto de guerra (según Goya) de 1994-1995). Y asimismo otros diálogos emergen mediante las obras de Aurelio Arteta, Vázquez Díaz (presente con su fascinante pintura La fábrica bajo la niebla, 1923), Agustín Ibarrola, June Crespo o Idoia Montón junto a otros artistas.
La voz B, (de la juventud en el texto del autor irlandés) reúne obras que, desde una toma de posición en su presente, indagan en imaginarios críticos y en temporalidades futuras y en un diálogo con la propia historia del arte. Las obras seleccionadas interpelan las incertidumbres y los dilemas asociados a cada temporalidad histórica y social.
Sobresale en esa sección La Santa Faz, h. 1660, de Zurbarán, La muerte de Orfeo, 1904-1906, de Nemesio Mogrobejo, que por primera vez se expone fuera del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y el tapiz La creación del mundo, h. 1923, de Fernand Léger, todo un manifiesto moderno de los mitos primitivos que fue creado para una escenografía destinada a los Ballets Suecos.
Otras piezas notables son la instalación de Txomin Badiola, ¿Quién teme al arte? (Side Chairs Piece), 1988-1989, y las propuestas de Susana Solano, Maria Helena Vieira da Silva, Miren Arenzana o Amable Arias.
Para esta ocasión se han producido obras de tres artistas contemporáneos que se incorporan a That Time: The Same Ground, de Ilke Gers, Exergo, de Jorge Moneo y Pausa pulsar, de Ainara LeGardon. Precisamente en la entrada de la muestra se dispone esta magnífica instalación sonora de LeGardon, cuyas voces (sin cuerpo visible) parecieran salir de un conjunto de piezas mudas, cabezas y bustos de autores conocidos y desconocidos de distintas épocas.
Merece la pena acercarse a esta exposición y extraviarse por los estratos del tiempo del arte, esos que modulan nuestra subjetividad.
(EL ESPAÑOL)
https://s1.eestatic.com/2023/07/11/el-cultural/arte/778183057_234645363_1706x960.jpg
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