jueves, 21 de noviembre de 2024
MADRID
MADRID
En el aire conmovido…’ (Del 6 de noviembre al 17 de marzo de 2025, en el Museo Reina Sofía)
MADRID
Gabriele Münter (Del 12 de noviembre de 2024 al 9 de febrero de 2025, en el Museo Thyssen Bornemisz)
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‘Calle de pueblo en invierno’, de Gabriele Münter (1911).Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024 |
PORTUGAL
Un repaso por los principales espacios de arte contemporáneo en Portugal
Se reparten por Lisboa, Oporto, Elvas, Bragança, Évora y Castelo Branco.
El más veterano es el Museu Nacional de Arte Contemporânea do Chiado, creado en Lisboa, en 1911, y el más nuevo es el Centro de Cultura Contemporânea, inaugurado, en Castelo Branco, a finales de 2013.
Lisboa, Oporto, Elvas, Bragança, Évora y Castelo Branco son los enclaves donde se ubican algunos de los principales museos y centros de arte contemporáneo de Portugal. La capital, como no podía ser de otro modo, acoge varios, como el decano de todos ellos, el MNAC-Museu Nacional de Arte Contemporânea do Chiado, que fundado en 1911, cuenta con una colección que atraviesa la historia del arte portugués desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad.
Mucho más cercano en el tiempo está el CAM - Centro de Arte Moderno de la Fundação Calouste Gulbenkian, iniciativa privada creada en 1983, cuya colección consta de cerca de 9.000 piezas de artistas portugueses e internacionales de los siglos XX y XXI, pero destacando la representación portuguesa de las primeras décadas del siglo pasado. La crítica de arte y curadora Isabel Carlos (Portugal, 1962) es la directora del CAM de Lisboa, desde abril de 2009.
En la capital del pais también se localiza el espacio principal de Culturgest, otra entidad cultural privada puesta en marcha, en 2004, por la Fundação Caixa Geral de Depósitos, que además gestiona otro espacio en la segunda ciudad en importancia del país como es Oporto. Ambos centros están bajo la dirección artística del curador Miguel Wandschneider (Portugal, 1969). Culturgest viene desarrollando un programa centrado en exposiciones individuales, a menudo de artistas internacionales cuyo trabajo es, en la mayoría de los casos, desconocidos para el público local. El programa también está profundamente comprometido con el apoyo a los artistas portugueses.
Una labor parecida, que desde 2005, tambien viene ejerciendo desde el lado privado la Fundação EDP con sus dos espacios en Lisboa (el de la sede principal de la Fundaçao y el Museu da Electricidade) y uno en Oporto (la Galeria Fundação EDP Porto).
El siguiente ejemplo, fruto de la colaboración público-privada, es el Museu Colecção Berardo, en Lisboa, que alberga la colección de arte del empresario portugués José Berardo (Madeira, 1944). Este acervo artístico integrado por alrededor de 900 obras de arte moderno y contemporáneo se exhibe al público desde junio 2007 tras la firma de un acuerdo de comodato de diez años entre el Estado Portugués y Berardo. El crítico de arte y curador Pedro Lapa (Lisboa, 1960 ) es el director artístico del Museu Colecção Berardo, desde abril de 2011.
La otra gran urbe del país, Oporto, es la sede del Museo de Serralves, que representa la historia del arte contemporáneo nacional e internacional desde la década de 1960, gracias a las 4.222 obras que integran su colección, procedentes tanto de adquisiciones directas, como de depósitos del Estado y donaciones de coleccionistas. La Fundación Serralves, creada en 1989, y el Museo de Serralves, inaugurado una década despùes en un edificio firmado por el arquitecto portugués Alvaro Siza, celebran este 2014 su vigésimo quinto y décimo quinto aniversario, respectivamente. La dirección de este centro, que ha acogido desde su fundación 357 exposiciones, la desempeña la australiana Suzanne Cotter, desde octubre de 2012, mientras que el portugués João Ribas (Braga, 1979) ejerce como director adjunto y comisario senior, desde enero de 2014.
En los últimos tiempos, se han sumado sendas iniciativas público-privadas en otras ciudades del país. Así, en un edificio histórico, que fue desde el siglo XVIII el hospital civil de la ciudad de Elvas, se localiza el MACE - Museu de Arte Contemporânea, donde se puede disfrutar, desde julio de 2007, de la colección privada de Antonio Cachola, natural de Elvas. Este conjunto artístico está integrado por más de medio millar de obras de casi un centenar de artistas portugueses que abarcan todas las áreas de la producción artística, el vídeo, la escultura, la pintura, el dibujo y el grabado. Desde entonces el único museo en Portugal dedicado en exclusiva al arte contemporáneo portugués se ubica esta pequeña ciudad.
En la ciudad de Bragança, se ubica, desde junio de 2008, el Centro de Arte Contemporânea Graça Morais, que lleva el nombre de la pintora Graça Morais (Vieiro, 1948). Se ubica en dos edificios muy diferentes: El Solar dos Veiga Cabral o Solar dos Sá Vargas del siglo XVIII y un edificio nuevo diseñado por el arquitecto portugués Souto Moura. En su interior alberga 7 salas dedicadas a la obra de la pintora (cada cierto tiempo cambian los cuadros), además de otras salas dedicadas a exposiciones temporales en las que se exhiben otras obras de arte contemporáneas, de autores tanto nacionales como internacionales.
En el antiguo Palácio da Inquisição, de la ciudad de Évora, se inauguraró, en julio de 2013, el Fórum Eugénio de Almeida, un centro con un área expositiva de 1.200 m2 y orientado a la promoción de la cultura y el arte contemporáneos, guiado por el compromiso social y las prácticas sostenibles, que está gestionado por la Fundación Eugenio de Almeida, creada en 1963.
El último en inaugurarse ha sido el Centro de Cultura Contemporânea de Castelo Branco (CCCCB), un nuevo espacio de arte contemporáneo propiedad de la Câmara Municipal que, tras una inversión de 6 M. de Euros y cerca de año y medio de obras, abrió sus puertas en octubre de 2013, con una exposición de la colección de arte latinoamericano de los siglos XX y XXI, de José Berardo. Este centro ha sido proyectado por el arquitecto catalán Josep Mateo.
PORTUGAL - ESPAÑA
Cultura Portugal 2024, la creación portuguesa en España
Cultura Portugal 2024 es una iniciativa cultural que se extiende hasta diciembre, abarcando 21 localidades de España y Andorra. Este evento destaca la creación artística de Portugal mediante más de 70 actividades y la participación de más de 200 artistas, músicos, escritores, cineastas, bailarines y otros creativos portugueses.
La programación fue presentada oficialmente en el Museo Reina Sofía por los Ministros de Cultura de Portugal y España, Dalila Rodrigues y Ernest Urtasun, junto con el Embajador de Portugal en España, João Mira-Gomes, el pasado jueves 3. El acto tuvo como telón de fondo la obra Autorretrato en grupo (1925) de José de Almada Negreiros, figura central del modernismo portugés, como símbolo de los lazos culturales entre ambos países.
Este evento, de carácter multidisciplinario, abarca una amplia variedad de disciplinas artísticas, como artes plásticas, música, cine y literatura, proporcionando una visión integral de la creación contemporánea portuguesa y sus protagonistas. La programación de Cultura Portugal 2024 tiene un enfoque especial en conmemorar los 50 años de democracia en Portugal.
La música es uno de los puntos fuertes del programa. Tras el concierto inaugural de la Orquestra Metropolitana de Lisboa y la Orquesta Sinfónica RTVE en septiembre, el calendario continúa con la participación de Portugal en el encuentro musical BIME Bilbao, que contará con los artistas Bad Tomato y Luca Argel. También destacan dos festivales de fado en Barcelona y Sevilla, con actuaciones de Carminho y Júlio Resende, y conciertos de Maria João, Carmen Souza y MARO en varias ciudades españolas.
Algunos eventos clave incluyen la participación de Portugal como país invitado en el Festival de Cine de Sevilla, con una retrospectiva sobre la Revolución de los Claveles, y en el Festival Eñe, con un diálogo entre Lídia Jorge y Gioconda Belli sobre democracia.
En el ámbito teatral y performativo, la obra Dura Dita Dura, que conmemora los 50 años de democracia portuguesa mediante el teatro de títeres, se estrenará en el Festival de Otoño de Madrid. Otros montajes destacados incluyen As Bruxas de Salem, en Santiago de Compostela, y Falsos amigos, en Santander, en octubre. En cine, eventos como el Festival Curtocircuíto de Santiago de Compostela y el Festival Generamma de Chiclana celebrarán el cine portugués.
Las artes plásticas están presentes a través de exposiciones como la colectiva Así que pasen diez años en la Galería Silvestre de Madrid, que incluye a artistas portugueses como Catarina Botelho y Martinho Costa. Asimismo, el Museo Reina Sofía albergará hasta enero la obra de Negreiros, proveniente del CAM – Centro de Arte Moderna Gulbenkian, que dialoga con piezas de Dalí y Picasso.
El programa cultural también destaca por su colaboración con instituciones y proyectos locales, como la Fundación EDP y el MAAT-Museo de Arquitectura y Tecnología en Ribera de Arriba, donde la escritora Patrícia Portela trabajará en iniciativas comunitarias. Otro ejemplo es el proyecto participativo con los Dragones de Lavapiés en Madrid, que combina deporte y cultura.
Cultura Portugal 2024 busca celebrar la riqueza cultural del país luso y su influencia en el contexto ibérico, fortaleciendo los lazos entre Portugal y España mediante el arte, la música, el cine y el diálogo social.
La programación completa de Cultura Portugal 2024 se puede consultar aquí.
JIMENEZ BLANCO COMISARIA DE LA EXPOSICIÓN
ARTE ESPAÑOL DEL SIGLO XX": "La colección tiene mucha vocación asturiana e irán saliendo más obras"
Afirma que Luis Fernández "está entre los muy grandes". Hay además una selección de dibujos muy bonita, y estar entre un Picasso, un Julio González o un Dalí deja clara su importancia
Irradia felicidad y no es para menos: Dolores Jiménez-Blanco es la comisaria de una de las grandes exposiciones del año, abierta al público en Madrid. "Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló", cien joyas seleccionadas de la Colección Masaveu que ofrecen una mirada panorámica y armoniosa de la pintura y escultura del siglo pasado.
Parece que fue ayer cuando Jiménez-Blanco puso manos a las obras maestras: "Empezamos a hablar del proyecto hace años, en 2019... Entre medias tuve alguna interrupción y no pude trabajar en ello de continuo hasta que, finalmente, pudo hacerse". Ojo: "Es una exposición muy trabajada en la que ha participado mucha gente porque yo soy la comisaria, sí, pero ha sido un trabajo muy de equipo. Y la colección también ha ido creciendo a la vez, porque se van haciendo adquisiciones que en algunos casos era importante incluir. O sea que ha sido verdaderamente un proceso precioso".
Lo que más cuesta es seleccionar entre tanto material: "Sí, y dándole sentido. Que sea sensorial e histórica. Una exposición no es lo mismo que hacer un libro, tiene que encajar en los espacios concretos de la sede de la Fundación. Y eso también determina mucho, porque hay unos formatos que deben estar en un sitio, otros que tienen que estar en otro. Es como un puzle, trabajar muchas piezas hasta que encajan todas, que es lo que ha pasado".
Le dolió dejar fuera algunas obras, pero "las recuperaré en la sala verde en la que ahora están los asturianos Navascués y Orlando Pelayo, porque la dedicaremos a obras invitadas, por decirlo así, obras que están en la colección, pero que, por razones de espacio, de conservación o de lo que sea, no han podido entrar en esta primera propuesta, cosas que se han quedado en el tintero, pero que con el tiempo espero poder enseñar".
Una odisea, lo del espacio: "Condiciona muchísimo, claro. Primero se hace la selección en abstracto, pero luego hay que colocarla y ver si funciona, y muchas veces hay que cambiar el orden en función de todo eso. Por ejemplo, ese mega-Chillida gigante solo podía estar en el único sitio que tiene esa altura, esa dimensión para acogerlo. En el caso de los Barceló fuimos a la opción contraria, que es condensarlo".
El rincón asturiano, inevitable: "Claro, la conexión de Masaveu con el Principado está ahí. Hubo dificultades para seleccionar, hay tanto... Pero con esa rotación que iremos haciendo también saldrán más obras. La colección tiene mucha vocación asturiana y con el tiempo iremos sacando autores poco a poco, cada vez más".
Pero no solo se trata del rincón asturiano, matiza Jiménez-Blanco: "Hay muchos asturianos muy integrados en el discurso. Hablaba con Alfonso Palacio, el director del Museo de Bellas Artes de Asturias, y me decía que estaba muy feliz de ver a Luis Fernández integrado con sus pares, digamos, con sus compañeros de vanguardia, al lado de Óscar Domínguez, al lado de Baltasar Lobo, al lado de los artistas que eran sus colegas, sus amigos en París... Y eso es un ejemplo, pero también tenemos a Vaquero Palacios al lado de Zóbel, al lado de Gustavo Torner... Se trata de integrarlos, no se trata solo de hacer una sala asturiana, que está muy bien, pero hay que ver cómo se integran en el discurso general"
Subraya que Luis Fernández está "entre los muy grandes. Hay además una selección de dibujos muy bonita, y estar entre un Picasso, un Julio González o un Dalí deja clara su importancia. Durante mucho tiempo estuvo bastante desconocido, y, de repente, hay como un consenso muy general sobre la calidad indiscutible de Luis Fernández y sobre cómo tiene su lugar entre las vanguardias".
Más trazos asturianos: "Magín Berenguer, a quien hemos puesto en la sala 2, y es un artista quizá poco conocido en Madrid que merece la pena también resituar. Es decir, hay una serie de artistas que entraban bien en el discurso y se ha podido hacer, con otros iremos viendo si se pueden incorporar en esa sala de artistas invitados o a través del catálogo razonado".
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"Paisaje" (1939), de Luis Fernández. / Fundación María Cristina Masaveu Peterson |
Y se puede añadir a Joaquín Rubio Camín o a Luis Feito, nacido en Madrid pero de profundas raíces asturianas: "Es un artista fundamental, y además con una pieza muy representativa, con ese sol blanco sobre fondo negro que es muy fuerte. Y cuando hagamos la segunda mitad del siglo también va a estar con dos dibujos preciosísimos, que serán un descubrimiento para mucha gente"
Hablamos de un tercio de lo que atesoran las colecciones: "Hay para hacer muchas exposiciones, hay para hacer también otra de arte internacional, otra de arte del siglo XXI... Poco a poco, que ya vamos teniendo casi un cuarto de siglo. Aquí teníamos claro que no se trataba de abarcarlo todo, sino de poner el foco en algo que fuera muy concreto".
A diferencia de otras exposiciones, "aquí no se trata solo del nombre de los artistas, sino de valorar pieza a pieza, no se trata de que haya un Picasso, sino qué Picasso, o no se trata de que haya un Juan Gris, sino qué Juan Gris. Se trata de escoger las piezas que sean fuertes por sí mismas. Y eso hace que también, en muchos casos, algunos de los autores de las obras no son tan conocidos, pero la pieza es muy rotunda, y funciona muy bien. En la exposición, realmente, no hay un momento que baje, es toda muy intensa".
Hay muchos cuadros ante los que aún se queda mirando absorta: "Por ejemplo, en los de José Guerrero,ue es granadino, como yo... Tienen una fuerza espectacular. Luego, el de Juana Francés, que hemos rescatado un poco, es una mujer de una potencia tremenda, pero estaba muy opacada por todos los hombres que estaban en el grupo de El Paso, y es un cuadro gigante, muy fuerte, uno de esos ante los que dices ‘¡guau!’. Y el Tapiès, del fondo de la sala, o el Madrid Sur de Antonio López o el Dalí de ‘Assumpta Corpuscularia Lapislazulina’, que necesita mucho rato, de contemplación. Por eso he puesto un banco, para que la gente se siente y lo mire despacio".
Cada cuadro tiene una historia: "Como el de Juan Gris, está dedicada a Romain Thomas, su casero, y es que con él pagó su estancia en Colliure". Bastante presencia femenina, pero "todavía puede haber más. Está la línea abierta para buscar obras de mujeres que no están ahora mismo en la exposición, pero que podrían integrarse de una forma natural. Tenemos a Carmen Laffón, Juana Francés, Soledad Sevilla, María Blanchard, Cristina Iglesias, Maruja Mallo...".
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"Los amantes" (1960), de Manuel Calvo. / Fundación María Cristina Masaveu Peterson |
Se trata, apunta la comisaria, "de que quien venga a la exposición salga con una idea de lo que ha ocurrido en España en el siglo XX y de cuáles han sido algunos de los puntos fuertes en la creación artística española del siglo XX". Y aclara que "esto es una colección que responde a los gustos de unos coleccionistas. No se trata de hacer como en un museo una cosa absolutamente totalizadora. Partiendo de eso, lo que hay funciona y ya está. Es muy típico de buen coleccionista no comprar por los nombres o por lo que dicen los asesores, sino comprar por su propio instinto, por sus propios gustos, sus prioridades, sus preferencias. Y yo creo que eso se ve en la colección. Se ve que hay un gusto muy concreto, muy marcado por determinados episodios de la historia del arte, determinadas sensibilidades, determinadas maneras de entender la creación. Eso es de buena colección, lo que hace que sea fuerte, potente. Cuando ves que una colección es simplemente una acumulación de piezas sin ton ni son, eso no es una colección, es una acumulación".
Una colección como la Masaveu tendría un valor incalculable en el mercado: "La buena noticia es que nunca se va a poner en el mercado. Esto ya está tan institucionalizado que está pensado para que sea de disfrute público, para que se pase de generación en generación. Esa es la gracia". Muchas obras, recuerda, "se han ido comprando a lo largo del tiempo y han estado en despachos, en almacenes, algunas se han prestado. El grueso de la colección así como se muestra ahora, con cien obras, nunca se había mostrado". Aguardan más proyectos, clases en la Universidad, tesis que dirigir... ¿Enmarcamos el secreto? "Que te apasione lo que haces. Que lo disfrutes.
domingo, 10 de noviembre de 2024
VIGO
Puri del Palacio expone en Vigo “A mi manera”, entre el detalle y la imaginación creativa
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Puri del Palacio, en el Espacio Beny, donde expone la muestra “A mi manera”. |
La artista expone “A mi manera", una selección de obra que estará en el Espacio Beny hasta el día 10
“Me gustan las uvas, me obsesionan. Las pinto colgando desde distintos puntos de vista”. En las obras de Puri del Palacio, los racimos ocupan todo el lienzo. Son protagonistas de la pintura, mostrando los brillos, la incidencia de la luz, la profundidad.
“La obra tiene dos miradas, se puede ver de lejos, que es más realista, la que parece más verdad, o se puede ver de cerca, es es más realista, la que parece más verdad, o se puede ver de cerca, es cuando más nos pegamos al lienzo, cuando mejor podemos apreciar la materia superpuesta, las pinceladas, los efectos pictóricos”. La artista explica que tuvo que seleccionar obra pequeña para adaptarse al espacio, que a ella le gusta más trabajar en gran formato, que en su casa almacena cuadros de grandes dimensiones, que son los que mejor la identifican como artista. Sin embargo, el tamaño es algo más que unas dimensiones y la fuerza con la que dota a las figuras y formas otorgan grandiosidad a su producción que en ningún caso se ve pequeña.
“Me inspira la belleza de los detalles, reproduzco desde una visión minuciosa de las hojas hasta la realidad de los bodegones”. Naturaleza viva y naturaleza muerta conviven en la sala, desde plantas, uvas, botellas a copas, donde también hay espacio para sus “clásicas”. Reinterpreta figuras de cuadros famosos, “Las Meninas” de Velázquez, “La lechera”, de Werner o “Giovanna Tornabuoni” de Domenico Ghirlandaio.
“Repito muchas veces el mismo motivo, lo que me inspira, combino colores, texturas, me gusta jugar”. Del Palacio también es diseñadora y cree que en parte por deformación profesional, hace composiciones con sus cuadros, intercalando reproducciones con superficies lisas, materiales con superficies intervenidas y elementos destacados con esmalte o color oro. Superpone lienzos, expande la pintura fuera del marco o yuxtapone piezas, marcando sus propias reglas del juego.
Con esa curiosidad del artista se atreve con “La Creación” de Miguel Ángel. Reproduce con las dos manos, ese momento previo al toque de un dedo sobre el otro, reconduciendo su estética en tonos rosas, aunque manteniendo todo su poder.
na escena de playa, “El cangrejo y el niño” y dos autorretratos completan la selección de la muestra que permanecerá en el Espacio Beny, en Doutor Cadaval, 27, hasta el día 10. En horario de visita de 17 a 20 horas.
Acude a palabras de Delacroix para definir el objetivo de su pintura: “Tiene que ser una fiesta para la vista”. Lo cierto es que sus cuadros capta la atención nada más entrar en la sala.
Con obras en distintas colecciones como Afundación, el Museo Quiñones de León o los fondos del Parlamento de Galicia, donde retrató a Dolores Villarino durante su presidencia, esta es la primera exposición individual que hace desde 2019, en que inauguró “O esquecemento” en la Casa das Artes.
“En esta selección echo de menos los desnudos, no los pude traer a esta exposición; es algo que he pintado mucho toda mi vida, el cuerpo es lo más humano que tenemos”.
(ATLÄNTICO)
MADRID. FUNDACIÓN MAPFRE
Las 31 mujeres de Peggy Guggenheim en Madrid
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Leonora Carrington Los caballos de lord Candlestick, 1938 Óleo sobre lienzo 35,5 ×46 cm The 31 Women Collection © 2024 Estate of Leonora Carrington / VEGAP © 2022-2024 JPS Artworks LLC |
Jenna Segal es la sombra (y dueña) que anda detrás de la muestra '31 mujeres. Una exposición de Peggy Guggenheim'. En la Sala Recoletos de la Fundación MAPFRE hasta el 5 de enero.
Ya se han escrito un puñado de líneas sobre esas treinta y una artistas que deambularon, allá por el año 1943, por la galería de arte que Peggy Guggenheim tenía en Nueva York. La buena de Peggy encamó obras de esas mujeres en una exposición, ya mítica, a la que tituló 'Exhibition by 31 Women'. Es la que la Fundación MAPFRE ha traído a Madrid hasta el próximo cinco de enero.
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Jenna Segal |
Se llama '31 mujeres. Una exposición de Peggy Guggenheim'... ¿Qué esperaban? La buena de Peggy reunió en 'Art of This Century' (su galería) a un puñado de creadoras entretejidas en una madeja surrealista, abstracta, o no, porque Djuna Barnes, la gran Djuna Barnes, era escritora (imprescindible su libro 'El bosque de la noche', ahí queda), pero al ser colega de la buena de Peggy pues pintó algunos cuadros y blablablá.
REAS ACADEMIA BELLAS ARTES SAN FERNANDO
GOYA X LITA CABELLUT
LOS DISPARATES
Inspirada en los Disparates de Goya, la artista multidisciplinar Lita Cabellut presenta esta exposición en la que se muestran las miradas de ambos artistas sobre la condición humana, expresados a través de lenguajes artísticos diferentes.
En Goya x Lita Cabellut. Los Disparates. “Mísera humanidad, la culpa es tuya”, los Disparates de Goya y las piezas de Cabellut, meticulosamente dispuestos, lejos de ser una simple exhibición visual, se presentan como una inmersión intelectual que desafía al observador a explorar las sinergias subyacentes, históricas y culturales entre los trabajos de estos dos artistas, estimulando así una apreciación más profunda y participativa de la riqueza conceptual que emana de este diálogo artístico.
Este encuentro con Goya ha llevado a Lita Cabellut, desde la humildad, a entender que las preocupaciones y las inclinaciones conceptuales, estéticas y emocionales del maestro aragonés siempre estuvieron presentes en su obra desde sus inicios. Esta amalgama de pensamientos y formas visuales se presenta como una travesía, donde se desentraña la esencia de la creación artística y se abraza la complejidad inherente a la comprensión estética.
La intrincada sinfonía dialéctica entre dos creadores de distintas épocas resalta la complejidad del proceso intelectual que subyace en la interpretación de sus obras. La confluencia conceptual y artística entre estas dos expresiones es un terreno fértil para la indagación profunda de la esencia de la exposición, cuya elaboración implica la convergencia de ambos pensamientos arbitrarios y la síntesis de códigos no tan evidentes, desafiando así la capacidad cognitiva del espectador, pero al mismo tiempo con un estímulo sensitivo evidente.
En palabras del comisario de la exposición, Eloy Martínez de la Pera: “Dos miradas que analizan el alma del ser humano. Diálogos entre Goya y Cabellut. Ellos nos hablan de miedo, de envidia, de amistad, de amor, de violencia, de ideología, de política, del caos, de la vejez, de ambición, de poder, de lealtad. Y lo hacen arrojando luz sobre estos conceptos. Una luz metafórica que nos acompaña a adentrarnos en la condición humana, y una luz plástica esencial para entender su forma de ‘entender’ el arte.”
Lita Cabellut (1961, España) es una artista de campo amplio que vive y trabaja en los Países Bajos, donde fue reconocida Artista del Año 2021. Su condición de artista en plenitud hace que su actividad artística se desarrolle en múltiples disciplinas. Es reconocida por ser la tercera artista española más cotizada y sus trabajos han sido expuestos en numerosos museos alrededor del mundo.
- Horario:
- Martes a sábado de 11:00 a 20:00 h.
- Domingos y festivos de 10:00 a 15:00 h.
- Cerrado: lunes; 9 de noviembre; 24, 25 y 31 de diciembre; 1 y 6 de enero
- Entrada general exposición temporal (incluye Gabinete Goya): 6 euros
- La entrada a la exposición temporal solo contempla las siguientes gratuidades:
- Académicos y empleados de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
- Personal de instituciones o empresas colaboradoras
- Menores de 12 años
- Periodistas
- Miembros ICOM e IAC
- Guías de grupos a partir de la segunda visita con grupos
- Visitas guiadas (máximo 15 personas):
- Visita general, previa inscripción en el mostrador de la Sala de exposiciones temporales. Martes y miércoles a las 11.30h, miércoles a las 17.30h
- 26 y 27 de diciembre, 2 y 3 de enero, visita guiada general a las 11:30h.
- Grupos: imprescindible solicitud previa visitas@rabasf.com
- Los guías voluntarios harán visitas a grupos los jueves y viernes a las 11:00h
MADRID
La nueva exposición gratis en Madrid que no te puedes perder sobre Matisse: su faceta más desconocida y un cuadro confiscado por los nazis
Descubre una faceta inédita de uno de los grandes artistas del siglo XX. Durante los próximos meses, los visitantes podrán explorar un aspecto sorprendente de su obra que ha permanecido en la sombra
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La Fundación Canal inaugura la exposición 'Matisse Metamorfosis. Esculturas y dibujos'. (EFE/Blanca Millez) |
Las esculturas expuestas, de entre 8 y 30 centímetros, destacan por su capacidad para transmitir tanto la fuerza como la fragilidad humana. La comisaria Popy Venzal ha explicado que estas piezas reflejan el interés del artista por el cuerpo femenino, que modelaba dejando visibles las huellas de sus herramientas, creando así una conexión íntima entre el proceso y el resultado final. Este detalle es uno de los aspectos más fascinantes de la exposición, ya que permite al espectador ver cómo Matisse experimentaba con las formas y las texturas.
Esta muestra está organizada en colaboración con el Musée Matisse de Niza y la Kunsthaus Zürich, lo que le otorga un carácter internacional. La exposición no solo incluye esculturas, sino también dibujos, litografías y un lienzo que fue confiscado durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis, aportando un contexto histórico a la obra del artista. Este lienzo, titulado Rama de hiedra, fue devuelto a su propietario original tras el conflicto, y su presencia añade una capa de significado a la colección presentada en Madrid.
Horarios y detalles de la exposición
BARCELONA
Miró y Matisse, los dos salvajes que asesinaron la pintura moderna
Aunque sorprenda el paralelismo entre dos artistas tan diferentes, la Fundación Miró de Barcelona presenta un apasionante cara a cara entre el pintor insignia del 'fauvismo' y el español que fue más allá del surrealismo
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'Colliure en agosto'(1911), de Henri Matisse, y 'Cambrils, la playa' (1917), de Joan Miró, el díptico que abre 'MiróMatisse'. |
Uno quiso asesinar la pintura. Otro superarla de forma salvaje. Esa actitud, ese gesto, une a dos artistas que, a priori, no tienen nada que ver: Joan Miró y Henri Matisse. Miró solo tenía 11 años cuando Matisse triunfaba en el Salón de Otoño de París y se ganaba el apelativo de fiera, de bestia salvaje (fauve en francés): en 1905 presentó junto a su colega André Derain unos cuadros absolutamente incendiados, de colores imposibles que no se correspondían con la realidad. El crítico de arte Louis Vauxcelles quedó escandalizado y escribió en su artículo Donatello parmi les fauves (Donatello entre fieras) cómo dos estatuas de mármol, clásicas, se exponían «en medio de la orgía de tonos puros». Sin quererlo había inventado el Fauvismo y coronado a Matisse y Derain como los salvajes de la pintura moderna.
Pero el joven Miró quería ser aún más salvaje que Matisse, tal y como escribió en su cuaderno: «Que estas telas tengan un espíritu fauve, pero dentro de la poesía, que recuerden en cierta manera las buenas telas de Matisse, pero sobrepasándolas y más furiosamente fauves».
La insólita exposición MiróMatisse. Más allá de las imágenes, que se inaugura el jueves en la Fundación Miró de Barcelona patrocinada por el BBVA, enfrenta a dos grandes pintores que marcaron el siglo XX. «A primera vista, el acercamiento entre estos dos artistas puede resultar sorprendente», admite Rémi Labrusse, comisario de la muestra, que se estrenó en verano en el Musée Matisse de Niza. Y fue todo un éxito. «No es una exposición sobre las influencias de un artista sobre otro. No hay un maestro y un discípulo, ni ninguno imita al otro», advierte Labrusse.
Ambos pertenecían a generaciones diferentes (Matisse le sacaba 23 años a Miró) y se les suele asociar a distintos círculos: el fauvismo en el caso de Matisse y el surrealismo en el de Miró, aunque los dos fueron más allá de etiquetas y movimientos. «El concepto central de su obra es la deconstrucción. Critican la tradición académica y la deconstruyen para después volver a empezar. Queremos superar los estereotipos sobre Matisse, pintor de la felicidad de vivir, o sobre Miró, pintor del color de los sueños», explica Labrusse.
¿Cuál fue la relación entre Miró y Matisse? De admiración y estímulo por partida doble: cuando Matisse tuvo un bloqueo a finales de los años 20, que le llevó a recorrer Estados Unidos y Tahití, recurrió a la energía del joven español para volver a pintar; cuando Miró dudaba también miraba hacia la elegante disolución de formas del francés. Fue el hijo menor de Matisse, Pierre, quien les presentó en 1934, el año en que se convirtió en el marchante de Miró en Estados Unidos, donde intercedió para que pudiera exponer en los más importantes museos y galerías. Desde ese primer encuentro y hasta la muerte de Matisse en 1954, los dos se escribirían a lo largo de dos décadas divertidas postales, algunas de las cuales se muestran en la exposición. Una exposición que empieza en la playa.
Matisse pinta la costa de Colliure, pueblo a tan solo 20 kilómetros de la frontera con España, y Miró la de Cambrils, en Tarragona. Ni el estilo ni los colores ni la composición se parecen, hasta las pinceladas del cielo van a la contra (Miró usa muchas en tonos pastel, Matisse es más fluido, más sintético). Pero entre esos dos óleos hay una vibración especial, como si fuesen un díptico de la joie de vivre mediterránea. Lo mismo sucede con los dos bodegones enfrentados: tan distintos, tan parecidos. Y, a la derecha, toda una galería de paisajes fauvistas de Miró que podría firmar el propio Matisse. «Es poco frecuenteque las obras se parezcan. Y cuando se da el caso, se trata de piezas que se aproximan, como estas dos naturalezas muertas, aunque ninguno tenía ni idea de lo que hacía el otro», señala Labrusse.
En la segunda sala, Matisse está a un lado y Miró al otro, como retándose, observándose en la distancia. Al bajar una rampa, Matisse despliega un bosque poblado por odaliscas y ninfas de aspecto inacabado, modernísimas, mientras Miró hunde las raíces de su obra en la tierra. La sala está dominada por el magno Ninfa en el bosque, un lienzo de más de 2,5 metros -que presta el Musée d'Orsay de París-, cual telón teatral, en el que las ramas curvas del árbol remiten a la pose de las odaliscas que, recostadas, apoyan su rostro sobre su brazo indolente. Una belleza etérea, sutil, que se contrapone a un Miró telúrico en dos tableros de madera pintados al óleo pero también con alquitrán y arena. Aquí Miró ya había decidido asesinar la pintura: «Quise eliminar de raíz todo un arte caduco, la vieja concepción de la pintura, para que renaciera otra más pura y auténtica. Se trataba pues de un crimen positivo».
En otra sala, Miró y Matisse vuelven a enfrentarse de pared a pared con un mosaico de ilustraciones, aunque de lejos parecen pequeños lienzos a todo color). Pero esta vez se diría que las constelaciones mironianas se fusionan con las vibraciones jazzísticas de Matisse. «El desafío de la exposición era mostrar obras que no se parecen pero que dan la sensación al visitante de estar en comunicación, de que hay coincidencias sobre un fondo de energía compartida», señala Labrusse.
Los paralelismos siguen, con juegos en cada esquina, murales monumentales, proyectos de vidrieras... Pero hay un momento en que el visitante debe detenerse, algo desconcertado. La culpa es del azul.
El guante blanco (1925) de Miró nunca había tenido tanta fuerza. Solo, parece un simple guante (como los que lleva Mickey Mouse) flotando en un azul grisáceo con otros símbolos mironianos. Pero al colocarlo junto a Vista de Notre-Dame (1914), que cede el MoMAde Nueva York, el impacto es brutal. Al principio incluso cuesta reconocer la catedral parisina, que Matisse reduce a líneas de fuga. «Algunas salas te obligan a sentarte para aguantar el choque visceral de la yuxtaposición de obras», sonríe Marko Daniel, director de la Fundación Miró. El azul lo inunda todo, casi desborda los marcos, anula toda imagen. Como si Matisse y Miró hubiesen querido asesinar el azul solo para volver a crearlo.
(EL MUNDO)